Novedad editorial

«El carnaval no es solo una fiesta. Es una forma de vida que aporta una cosmovisión del tiempo»

David Monthiel acaba de publicar el libro ‘Historia general del Carnaval de Cádiz’ (El Paseo)

El coro de ‘Los Claveles’ de El Tío de la Tiza Archivo de Javier Osuna

Andrés González-Barba

El Carnaval de Cádiz es una fiesta mundialmente conocida, pero hay muchas cosas que el público mayoritario desconoce. Por eso el escritor David Monthiel acaba de publicar el libro ‘Historia general del Carnaval de Cádiz’ ( El Paseo ), una obra fundamental que no sólo deleitará a los propios gaditanos, sino también a todos los que disfruten con una de las manifestaciones culturales más importantes de España.

Las noticias más antiguas del Carnaval gaditano son de 1591, ¿no es así?

Que sepamos. Se trata de un comentario sobre las carnetolendas en la Historia de Agustín de Horozco y hace referencia a tirarse flores de retama para divertirse. El rastreo histórico comienza ahí, aunque existe una inercia «clásica» en la historiografía carnavalera que quiere justificar y enlazar el carnaval con las fiestas que celebraban los griegos y romanos, ya sabes, las bacanales y saturnales. Nada más lejos de la realidad. Cádiz es una ciudad nada griega, pero sí romana. Y sobre todo fenicia. La tesis de la Historia General es que el carnaval de Cádiz nace en la Modernidad (entendida desde 1492) y es italiano, en muchas de sus formas musicales, pero también negro (Cádiz contaba con un 15 % de población esclava en los siglos XVII y XVIII) con sus Villancicos Morenos, que se enriqueció con el llamado «comercio colonial» y «mangó», por ejemplo, el tango americano y lo convirtió en gaditano o de carnaval. Y luego dio el tango flamenco.

A partir de 1884 las cosas cambiaron completamente.

Claro. A partir de 1884, junto a todas las restricciones habituales a las agrupaciones en la calle, se propugna la licencia municipal para salir a cantar (con nombres, apellidos y domicilio de todo el que sale) y la entrega de copia de las letras para su revisión. Un desastre para la libertad de expresión del pueblo, que era el que salía a postular (ganar) algunas pesetas. Esto supone un control sobre las letras, una suerte de censura. De este año nos quedan las letras de ‘Las Viejas Ricas’ gracias, curiosamente, al control.

¿Es el Tío de la Tiza uno de los personajes esenciales en la evolución del Carnaval?

No es solo esencial. Antonio Rodríguez Martínez es el creador de muchos de los elementos carnavalescos que se mantienen hoy día: la coincidencia entre nombre y tipo, cantar desde una batea, la instrumentación. No solo fue un genio musical popular (y anónimo hasta que pudo y lo dejaron) que incrustó sus tangos en la memoria del pueblo, sino que fue un innovador en cuestiones musicales. Su éxito fue paradójico. Ya que todo el país (y así lo refleja en ‘El árbol de la ciencia’ Pío Baroja) cantaba sus letras y músicas (o se copiaban y robaban en zarzuelas de éxito) pero nadie sabía quién era. El Tío de la Tiza es un genio sin parangón de la música popular, un innovador, un bastinazo. Mucho más allá de ser el creador de ‘Los duros antiguos’.

David Monthiel ha buceado en toda la historia del Carnaval gaditano Jaime MdC

El Carnaval no hubiera sido el mismo sin el Gran Teatro, posteriormente el Teatro Falla, ¿no?

Muchos aficionados de nuevo cuño, criados con la televisión carnavalera y el youtube, creen que el COAC, o el Teatro, es el Carnaval. Incluso muchos carnavaleros de pro. Y no pueden estar más equivocados. El Carnaval de Cádiz es mucho más que una competición de coplas y repertorios, dimes y diretes y personajes destacados. No se puede olvidar el carnaval callejero, lo más puro, entendido como lo más carnavalero: se canta de forma anónima, sin rumbo, sin reglas. El concurso y el uso del teatro, de principio de siglo XX, es producto de las prohibiciones, la domesticación y el secuestro (en palabras de Alberto Ramos Santana) por parte de las autoridades. Pero durante el Franquismo fue lo único permitido. Cuando llegó la Democracia el concurso del teatro se mantuvo a pesar de la explosión de las callejeras y charangas. El COAC en la actualidad se ha convertido en una forma de carnaval muy mediatizada y de gran éxito popular. Eso es así, queramos o no. Y yo me alegro.

¿Cómo afectó la Guerra Civil a esta fiesta?

En 1937 el carnaval se prohibió La represión franquista cayó sobre los carnavaleros desde muy temprano. Guillermo Crespillo y Manuel Peña, uno de ellos componente de ‘El frailazo y sus tragabuches’ de 1932, aparecieron muertos en la Plaza de las Viudas. Con dos tiros en la cabeza. Macías Retes, gran director de coros, fue detenido y mandado al frente. Le fusilaron a su hermano y cuñado. Juan Ragel, autor de coros, fue detenido y desaparecido. Manuel de la Pinta, que fue cuñado de Paco Alba, y el alcalde republicano de Cádiz, fue fusilado. Su cuerpo lo retiró del foso de las Puertas de Tierra la madre de Paco. Al Gran Quintana, director de chirigotas, lo detuvieron y fue mandando al frente. No estaba la cosa para cantar. Pero el carnaval se mantuvo en la memoria y en las reuniones clandestinas de los viejos carnavaleros en baches y bares, cantando flojito. Míticas son reuniones en la casa de Macías.

¿Cómo convivieron Carnaval y franquismo durante cuatro décadas?

La represión y el miedo fueron la norma. Basta recordar la posguerra que sufrió el gran autor Juan Sevillano, carnavalero del barrio de San José, escondiéndose en un baúl cuando venían a buscarlo. O el suceso que el padre de Carli Brihuega sufrió al ser detenido y torturado en comisaría por ser confundido con un «subversivo». En 1948, tras la Explosión, se permite que canten los coros y chirigotas como promoción turística y vuelva el ánimo tras el desastre. El Franquismo prohibió la palabra «carnaval» y lo tildó de Fiestas Típicas. Subió a las hijas de los prebostes franquistas a carrozas y permitió que la gente de Cádiz cantara en mayo. Eso sí, la censura actuaba y tachaba. Pero se desarrolló la astucia del doble repertorio (el más borde y soez, que se cantaba en los salones de los gozantes franquistas por propinas y billetes partidos en dos) y la picardía para decir sin decir. El doble o triple sentido.

¿La foto de Alberti y Pemán en el Carnaval de 1981 es el mejor retrato de la Transición en Cádiz?

Es una foto histórica de Kiki. Llego a asegurar que es en Cádiz y en Carnaval cuando queda «cerrado» (muy entre comillas) eso que empezó en 1936. Dos gaditanos. Uno, pregonero, poeta y comunista. El otro: un insigne enfermo que bajó a la calle para darle la mano a pesar de la negativa de la familia y de su pasado franquista. Las cosas de Cádiz.

Los años ochenta y principios de los noventa supuso una nueva edad de oro en el Carnaval con grandes figuras como el Selu, el Love, Martínez Ares...

El regreso del carnaval a febrero, la desaparición de las Fiestas Típicas y la explosión de la calle y la participación de la gente en agrupaciones fue en aumento gracias a la recuperación carnavalesca a pesar de la larga noche del franquismo y su fiesta descafeinada. También gracias a la labor de Pepe Mena y a su Comisión de Fiestas. El carnaval vivió unos años de despiporre y de fogonazo popular. Será el concurso y su retransmisión el que cambie todo. También gracias a la aparición de muchos autores jóvenes (autoras casi ninguna, lamentablemente) y grupos punteros. Y a muchos contratos y actuaciones por toda Andalucía. El Selu, Martínez Ares, el grupo del Love son el relevo de Fletilla, el grupo de Paco Alba o Martín pero con la televisión a favor. Autores de nuevo cuño en un carnaval imparable.

¿Qué significan para Cádiz nombres como los de Paco Alba, Antonio Martín o Julio Pardo?

La figura de Paco Alba marca las Fiestas Típicas por la calidad y enjundia de sus agrupaciones. Será el jurado de 1961 el que responda a la estetización creciente de la chirigota de Paco hasta otorgarle no solo ya el «Premio Especial» sino la nueva categoría: la comparsa. Paco era un trabajador, pero también un músico y un maravilloso letrista que fue capaz de nombrar a Salvochea en sus letras en pleno Franquismo. Ahí están sus clásicos impepinables. Antonio Martín supuso la aparición de una nueva forma de comparsa que desbancó al Brujo a base de descaro y empuje (y también de alguna que otra jugarreta). Martín fue dueño y señor de la modalidad hasta que Martínez Ares llegó para aportar otra vuelta de tuerca a la modalidad en temas y músicas. De Julio y su ansia de perfección corista solo puedo decir que ahí están sus premios. Y su bigote, ya cano.

¿Resumir la historia del Carnaval de Cádiz es tarea de locos o de románticos?

Más que un resumen se trata de una visión global, divulgativa, amena y documentada que puede servir a muchos aficionados y aficionadas para vertebrar y dotar de sustancia y datos su pasión. Existe mucha bibliografía sobre el carnaval de Cádiz, académica y estupenda, pero faltaba ese libro que fuera totalizador y que hablara de toda la fiesta en conjunto, de la calle, del COAC, de sus personajes, de sus orígenes, de sus músicas, de sus éxitos y sus fracasos, de sus maravillas y sus oscuridades. Aunque es una historia del carnaval seria y con enjundia yo pienso que lo que he escrito es un libreto.

Cubierta y contracubierta del libro El Paseo Editorial

¿Cuántos años de trabajo te ha llevado este libro y cuánta documentación has manejado?

El libro es un encargo de David González Romero para la editorial El Paseo. Soy un escritor de ficciones que se ha metido al ensayo histórico después de escribir una novela como ‘Carne de Carnaval’ (también en El Paseo). El trabajo fue gozoso y rápido, ya que yo como escritor formo parte de la cultura carnavalera que vertebra y da sentido a mis ficciones. Yo también he «recortao papelillos de revistas» como dice la famosa cuarteta del Selu. La documentación ha sido ingente gracias a que los estudios sobre el carnaval son muy numerosos y magníficos. Como los de Javier Osuna sobre el Tío de la Tiza o el de Santiago Moreno sobre la represión franquista del carnaval. El libro aspira a tener la guasa de un cuplé y la seriedad de un pasodoble. Es un popurrí de los momentos más significativos y determinantes de la historia del carnaval.

¿Por qué crees que en Sevilla se ama y se admira tanto el Carnaval?

Sevilla, como bien estudió Javier Osuna, celebró su Carnaval desde tiempo inmemoriales. Y fue allí donde el Tío de la Tiza sacó varios coros a pie cuando vivió en la Alameda de Hércules. La rivalidad con Sevilla, que se refleja desde el siglo XIX en las letras, es por la preeminencia del puerto. Yo soy de la opinión de que Cádiz, madre del flamenco, y el carnaval más creativo que existe es el cangrejo rojo de otras formas carnavalescas. La forma Cádiz lo devora todo. Se mezcla con el reguetón, gana. Se junta con el flamenco, gana. Se mezcla con la música de Latinoamérica, gana. Y claro, esto es una cultura imparable hecha por gente no profesional, que se canta en común y con un propósito: la denuncia y el cachondeo. Por eso Sevilla y sus aficionados se animan a asistir al Falla a concursar. Están envenenados por la forma Cádiz. Pero hay que entender que el Carnaval es una forma de vida más allá de ser solo una fiesta o ver videos. Que hay que saber respetar y admirar. Y conocer.

¿Cómo ha sido este año sin Carnaval en Cádiz?

Un infierno, como el de Dante pero si el Alligheri hubiera nacido en el Mentidero. O algo muy extraño. El carnaval no es solo una fiesta. Es una forma de vida que aporta una cosmovisión del tiempo, del cuerpo, de la música, de la lírica, de la vida y de la muerte. Es raro no disponer de ese tiempo sin tiempo de la carne, de la ebriedad vital de comer cuando uno tiene ganas, de beber lo que uno quiera, de escuchar la más fina ironía y el bastinazo más grande con una soltura y gracilidad sin parangón. Qué dolorcito.

¿Y en los próximos años, hacia dónde crees que evolucionará el Carnaval?

Si te refieres al concurso, que no es el Carnaval, pienso que se dirige a la profesionalización de las agrupaciones, a la normalización de los temas en cuestiones generales, a la mejor pronunciación y a una suerte de pérdida de esencias que son fundamentales. Aún así, esto no es nuevo, ya ocurrió antes. En la calle se está produciendo una elitización de ciertas agrupaciones. La calidad y cantidad de agrupaciones es ingente y esto crea una suerte de star system que a veces es muy criticado y envidiado. La creatividad está en la calle por no tener tantas reglas. En Cádiz, como se sabe, la carga no puede faltar. Nunca.

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