Novedad editorial

Carlos Ros: «Franco estuvo a punto de expulsar de España al cardenal Segura por una sabatina»

El escritor, periodista y sacerdote acaba de publicar «Los fantasmas del Palacio Arzobispal» (Letras de Autor)

Carlos Ros con su nuevo libro, en su casa Vanessa Gómez

Andrés González-Barba

El periodista, escritor y sacerdote Carlos Ros (Santa Olalla del Cala, 1941) acaba de publicar «Los fantasmas del Palacio Arzobispal de Sevilla» (Letras de Autor), obra con la que cierra una tetralogía que ha venido dedicando a fantasmas de personajes ilustres sevillanos. De hecho, por las páginas de este libro aparecen reseñadas anécdotas de ilustres arzobispos de la diócesis hispalense, desde don Remondo de Losana hasta José María Bueno Monreal , que es el último prelado fallecido en la ciudad.

¿Cómo surgió la idea del libro?

El libro forma parte de la tetralogía que inicié con «Los fantasmas de la Catedral de Sevilla» , que tuvo mucho éxito. Intenté hacer una cosa distinta con personajes que están enterrados en la Catedral. Diego Alfonso de Sevilla , canónigo nigromante enterrado en el templo en 1502, iba contando las historias. Luego hice «Los fantasmas del Alcázar de Sevilla» . Allí no hay enterramientos, pero sí se conservan las auras de los moros y cristianos que estuvieron en ese lugar. Luego hice «Los fantasmas de las catedrales de España» , donde resucité a Diego Alfonso de Sevilla, el mismo personaje que empleo en este libro y que ahora habla sobre quienes han habitado el Palacio Arzobispal. Este cuenta historias de personajes que han coincidido con los distintos pontificados.

Me imagino que contará tanto lo bueno como lo malo, ¿no es así?

Hay una máxima latina que dice «De mortuus nihil nissi bonum (de los muertos no decir sino lo que les favorezca)». Mi intención ha sido contar las luces y las sombras de los arzobispos . Es un libro muy curioso y de lectura fácil.

¿Cómo retrata en el libro esa evolución del Arzobispado sevillano?

Quería que el público conociera anécdotas históricas y de personajes curiosos a lo largo de las etapas de los distintos arzobispos de Sevilla. No he querido reflejar la época visigótica. Posiblemente San Isidoro pudo estar enterrado en la actual parroquia del Salvador, donde podría estar la antigua catedral visigótica. El libro comienza con el rey Fernando III, que le dio unas casas a don Remondo . Esas casas se fueron transformando en el Palacio Arzobispal actual.

Cuénteme algunas anécdotas de estos arzobispos.

Hay muchas anécdotas curiosas. Casi todos los arzobispos las tienen. Fernando Niño de Guevara fue inquisidor y se quejaba de que lo habían traído hasta Sevilla para ser sacristán. Sevilla era una sede definitiva, no de tránsito. Era una ciudad muy apetecida después de Toledo. También hablo de la cárcel del Palacio Arzobispal y de cómo los canónigos dejaban en esas cárceles a personas pasando hambre. Esos calabozos funcionaron hasta el siglo XIX y los arzobispos metían allí a algún desgraciado. En definitiva, he querido retratar una historia de Sevilla a través de muchas anécdotas . Luis María de Borbón , que fue arzobispo de Sevilla, coincidió con el mariscal Soult . El francés eran tan «devoto» que se llevó casi todas las pinturas de Murillo. Otra anécdota curiosa fue el hecho de que Sor Bárbara de Santo Domingo naciera en 1842 debajo de las campanas de la Giralda en la época del arzobispo Francisco Javier Cienfuegos . Esta sevillana, hija del campanero segundo de la Giralda y de María Josefa Antúnez , vivía en una habitación de tres metros cuadrados que estaba situada en la cara este de la Giralda.

En el libro habla también de los Montpensier.

Los duques vivieron en un principio en el Palacio Arzobispal, luego se trasladaron al Alcázar, donde nació su primera hija. Posteriormente, compraron el actual Palacio de San Telmo, que era una escuela náutica. También hablo del cardenal Tarancón , que tuvo como alumna a la infanta María Luisa , que donó San Telmo a la Iglesia para convertirlo en Seminario y que también cedió los jardines de Montpensier a la ciudad, convirtiéndose en el actual Parque de María Luisa.

¿Qué ocurrió entre el cardenal Segura y Franco?

El cardenal dijo en una sabatina que caudillo era sinónimo de demonio y Franco estuvo a punto de expulsarlo de España . Gracias a que su cuñado era ministro, intercedió por él para que no lo echaran, como sí ocurrió durante en la Segunda República. Pero la crisis principal entre ambos personajes fue cuando Franco vino a Sevilla a inaugurar el monumento del Sagrado Corazón, tras lo que se iba a organizar un almuerzo. El protocolo de Madrid asignaba los dos puestos principales de la mesa a Franco y señora. El protocolo de Segura, invocando el código de derecho canónico, decía que un cardenal sólo debía ceder su puesto ante los reyes y el Jefe del Estado, por tanto, él debía sentarse frente a Franco. Segura le dio tres soluciones a los funcionarios de Madrid:«Primera, que la señora de Franco no asista al banquete; segunda, que no asista yo; tercera, que no haya banquete». Y así fue: no hubo banquete.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación