Recetas para cocinar como los hobbits, elfos, enanos y otras criaturas de la Tierra Media

Un manual de gastronomía publicado por Minotauro y basado en los relatos de Tolkien incluye platos para todos los gustos, dulces, bebidas... y hasta las famosas lembas élficas

Una escena de 'El señor de los anillos' ABC

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«Sentados en el borde del helechal, Sam y Frodo comieron el guiso directamente de las cazuelas, compartiendo el viejo tenedor y la cuchara. Se permitieron tomar cada uno medio trozo del pan del viaje de los elfos». En el capítulo «Hierbas aromáticas y guiso de conejo» de ' El Señor de los Anillos ' se describe cómo Sméagol caza un par de gazapos y Sam los guisa para desesperación de su grimoso guía, que preferiría comérselos crudos antes que 'chamuscarlos'. La escena supone una tregua que Tolkien concede a los hobbits en su penosa marcha hacia Mordor y recuerda la campechanía y la pasión por los asuntos gastronómicos y por la vida sencilla de estos personajes (y del propio autor). « En verdad soy un hobbit , excepto por el tamaño», confesó Tolkien. «Me gustan los árboles, los jardines y las granjas sin máquinas; fumo en pipa, me gusta la comida sencilla y hasta me atrevo a usar chalecos adornados. Tengo predilección por las setas y un sentido del humor muy elemental; me acuesto y me levanto tarde, y no viajo mucho».

La discusión entre Sam y Sméagol en Ithilien a cuenta de los conejos, bastante cómica, es aprovechada por Peter Jackson en «Las dos Torres», segunda entrega de la saga cinematográfica que estas semanas se asoma de nuevo a las salas de cine aprovechando el 20 aniversario de la exitosa producción. Y el guiso de Sam aparece en un libro delicioso que ha editado Minotauro, ' Recetas del mundo de Tolkien ', de Robert Tuesley Anderson , donde se describen más de 70 platos y media docena de bebidas con denominación de origen de la Tierra Media. Como queda claro que el gastronómico no es un asunto menor para los medianos, se incluyen delicias para disfrutar en el segundo desayuno y el tentempié de las once, porque ni siquiera la persecución de los jinetes negros es capaz de distraer a los hobbits de su plan de ingestas diarias.

En el prólogo de 'El Señor de los Anillos' el profesor de Oxford menciona el estrecho vínculo que los hobbits tienen con la comida. «En general los rostros eran bonachones más que hermosos, anchos, de ojos vivos, mejillas rojizas y bocas dispuestas a la risa, a la comida y a la bebida. Reían, comían y bebían a menudo y de buena gana; les gustaban las bromas sencillas en todo momento y comer seis veces al día (cuando podían). Eran hospitalarios, aficionados a las fiestas, hacían regalos espontáneamente y los aceptaban con entusiasmo».

La reunión del té inesperada que ofrece Bilbo a los enanos en ' El Hobbit ' no solo muestra una gran variedad de sabores, sino lo bien aprovisionadas que están las despensas (en plural) de los miembros de esta raza: pastelillos de semillas, bollos con mantequilla, mermelada de frambuesa, tarta de manzana, pollo frío, huevos, encurtidos, ensalada y «un pastel o dos más» acompañados de cerveza, vino, té y café. Robert Tuesley nos recuerda que «en esta escena, Tolkien recrea las comidas de su infancia en la Inglaterra victoriana y eduardiana tardía de 1890 y 1900, o al menos de las familias moderadamente adineradas que se podían permitir comidas sencillas pero sólidas y consistentes».

Los guiños a los lugares y personajes del universo Tolkien abundan en las recetas propuestas: gachas de avena , estofado de alubias, pan de patata de Beren, bizcochos de miel de Beorn, tostada con setas del granjero Maggot , huevos de dragón, jalea de uva espina y romero, lembas, remolachas en vinagre de los enanos, galletas de la Cuaderna del Oeste, tarta de moras de Cebadilla Mantecona, ensalada caliente de higos, jamón y queso azul, almuerzo de Pippin en Minas Tirith , sopa de patata y cebolla del Poney Pisador, pescado crudo de Gollum, mejillones asados de los Puertos Grises, peras rellenas de Balsadera de Gamoburgo, pastel de cumpleaños centesimodecimoprimero de Bilbo, pollo con estragón de Túrin Turambar, estofado de ternera de la Ciudad del Lago, brebaje de los orcos, vinos calientes de Moria… Todo explicado como un manual clásico: ingredientes, tiempo de preparación e instrucciones concretas, y con unas maravillosas ilustraciones.

Como puede verse, aunque las recetas de los hobbits tienen gran importancia, el volumen no se olvida de otras criaturas de la Tierra Media . «Mientras que los hobbits, los enanos y los hombres a menudo muestran una actitud grosera al comer y beber o cuando están hambrientos y glotones, a los elfos rara vez se los describe así», explica el autor del manual. «Para los elfos la comida no es algo relacionado con sus necesidades físicas. Al fin y al cabo, son inmortales». Pero en Rivendel se guisan albóndigas y se doran tartas. Y Thranduil, el rey elfo del Bosque Negro, es un experto enólogo que protege su bodega como un dragón su tesoro de oro. No estaría mal que las lembas, el pan del camino élfico, cuya receta se describe en este libro, tuviera el efecto saciante (y dopante) para acometer algunos fatigosos tránsitos por la vida.

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