Muere a los 89 años Harper Lee, autora de «Matar a un ruiseñor»

La escritora estdounidense Nelle Harper Lee (1926-2016), autora de «Matar a un ruiseñor», novela con la que logró el premio Pulitzer en 1961, ha muerto a los 89 años, según han confirmado fuentes de su entorno en Monroeville (Alabama), su ciudad natal, en la que residía desde hace años.

Lee nació el 28 de abril de 1926 en Monroeville y fue al colegio y al instituto a sólo unas manzanas de su domicilio familiar, en Alabama Avenue. Durante aquellos años compartió travesuras y confidencias con Truman Capote, con el que mantuvo una estrecha relación de amistad que se prolongo en el tiempo hasta que éste escribió «A sangre fría». En una entrevista, en marzo de 1964, la autora recordaba así su niñez: «Nací en un pequeño pueblo llamado Monroeville, en Alabama.

Fui al colegio en la escuela local y también al instituto, y después a la Universidad de Alabama. Eso es todo, en lo que a la educación respecta».

En 1949, Harper Lee se trasladó a Nueva York, donde trabajó como recepcionista en una compañía aérea, mientras trataba de fraguarse una carrera como escritora. Cuando llevaba ocho años viviendo en la Gran Manzana, Lee decidió enviar el manuscrito de la novela «Matar a un ruiseñor» a la editorial J.B. Lippincott & Co., que le pidió que la reescribiera. Al parecer, a Howard K. Bauernfeind, responsable de la icónica editorial en aquella época, no terminaba de convencerle aquella obra, en la que Scout es la narradora de una historia que protagoniza su padre Atticus Finch.

Finalmente, Lippincott publicó «Matar a un ruiseñor» el 11 de julio de 1960. El libro se convirtió en un enorme éxito de ventas (a día de hoy lleva vendidos más de 40 millones de ejemplares en todo el mundo) y recibió elogiosas críticas, que llevaron a Harper Lee a ganar el premio Pulitzer, en la categoría de ficción, en 1961. Poco después llegaría la adaptación cinematográfica de la novela, con Gregory Peck como Atticus Finch; el filme, dirigido por Robert Mulligan y con guión de Horton Foote, se estrenó el 25 de diciembre de 1962 y fue un éxito inmediato.

A partir de ese momento, Harper Lee desapareció de la escena literaria y apenas ofreció entrevistas ni publicó nuevas obras, más allá de unos cuantos ensayos breves. Decidió retirarse del mundanal y mediático ruido y se trasladó a Monroeville, donde vivía ajena a focos y polémicas. En 2007, la escritora sufrió una apoplejía de la que, finalmente, logró recuperarse, aunque desde entonces sufría graves problemas de salud.

Su silencio editorial se mantuvo hasta julio de 2015, fecha en la que se anunció, a bombo y platillo, la salida de «Ve y pon un centinela» (Harper Collins), secuela de su celebrado debut. Al parecer, Harper Lee la escribió en la década de los cincuenta, aunque fue (re)descubierta en otoño de 2014. La propia autora creyó que el manuscrito se había perdido: «No sabía que había sobrevivido, así que me sentí sorprendida y encantada cuando mi querida amiga y abogada Tonja Carter lo descubrió», dijo entonces Lee, que aseguró sentirse honrada y sorprendida de que la novela fuera a publicarse después de tantos años.

Sin embargo, entonces no faltaron voces críticas que dudaban de las razones y del buen juicio de la octogenaria autora para publicarlo en aquel momento. Incluso The New York Times terció en la polémica, asegurando que «Ve y pon un centinela» fue descubierta en 2011, años antes de lo que se pensaba, lo que acrecentó el misterio sobre su tardía publicación.

En Monroeville, Harper Lee acudía a desayunar, cada día, al mismo restaurante y no era raro verla recogiendo a su hermana Alice, con la que vivió hasta que ésta falleciera, hace un par de años, en el bufete de abogados que fundó su padre, Amasa Coleman Lee.

«Matar a un ruiseñor» está considerada una de las piezas claves de la literatura estadounidense. En ella, Harper Lee abordaba temas como el racismo, la tolerancia y la justicia desde el punto de vista de dos niños (inspirados en la vida de la propia autora y de Capote) y creó en el personaje de Atticus Finch uno de los modelos de conducta para la moral estadounidense.