Jordi Soler: «Cuando escucho a López Obrador atacar a España siento vergüenza»

En 'Los hijos del volcán' el autor recupera los mitos aztecas para reflexionar sobre el violento México del siglo XXI

El escritor Jordi Soler, en una imagen de archivo VALERIO MERINO
Sergi Doria

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Jordi Soler nació en la población de La Portuguesa de Veracruz hace 59 años y La Portuguesa es la plantación cafetera de Tikú, el protagonista de 'Los hijos del volcán' (Alfaguara) que hace de la selva, la compañía de los coyotes y los mitos de las tribus precolombinas un dique defensivo frente a la persecución del cacique local y la presión de los narcos.

La Portuguesa natal ya había aparecido en otras novelas del autor, pero la sustancia narrativa de 'Los hijos del volcán', señala Soler, «es el monólogo imparable que los brujos mexicanos llaman diálogo interior, una voz fuera de control que ilustra el regreso a la naturaleza». Una naturaleza que nada tiene que ver con el buenismo salvaje de Rousseau: «En el siglo XXI se contempla la naturaleza de una forma ingenua y benéfica, pero esta es una historia acerca de la violencia de la selva», puntualiza Soler. En la falda del volcán se entremezclan los sicarios del narcotráfico, las milicias guerrilleras y los esbirros del cacique local.

La prosa sensorial de 'Los hijos del volcán' y el perfil del cacique podría hacer pensar en un realismo mágico hispanoamericano que el escritor matiza: «Siempre he creído que el realismo mágico es realismo puro y duro. Todas las selvas se parecen y las mitologías de todas las civilizaciones comparten arquetipos similares».

Soler echa mano de los mitos precolombinos para referirse al México del siglo XXI donde siguen mandando los mismos. Es inevitable relacionar al cacique de 'Los hijos del volcán' con el Artemio Cruz de Carlos Fuentes, una figura que Soler considera todavía vigente. Del 'boom' relee a Fuentes, 'El obsceno pájaro de la noche' de Donoso y 'Los albañiles', novela de Vicente Leñero, algunos dicen que fundacional, premio Biblioteca Breve de 1963.

En la ley de la selva todo degenera: la guerrilla, idealizada con el subcomandante Marcos, acaba contaminada con los narcos, los zetas y demás mafias. El PRI congregó los demonios tras la revolución, apunta Soler. López Obrador viene del PRI: «Cuando le escucho atacar a España siento vergüenza». Descendiente de emigrantes republicanos, Soler valora el papel del exilio: «Lo mejor de la cultura española se fue a México».

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