La librería Joker, especializada en cómic y ubicada en Bilbao, ha recibido este año una mención especial de Cegal por su «alto nivel»
La librería Joker, especializada en cómic y ubicada en Bilbao, ha recibido este año una mención especial de Cegal por su «alto nivel» - ABC

La industria editorial coge aliento gracias a las librerías

La mejora de las ventas consolida la tendencia alcista del sector, que en 2016 espera crecer entre un 2 y un 3%

Madrid Actualizado: Guardar
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El pasado jueves abrió sus puertas en Valladolid la librería café La Otra. Es la última en sumarse a una larga lista, que desde hace un par de años no para de crecer y que sigue insuflando aliento al sector editorial, que espera cerrar este 2016 con un aumento en las ventas de libros de entre un 2 y un 3%. No es un margen grande, pero visto con la retrospectiva de la crisis cualquier número que no aparezca en rojo es un buen dato para los editores. Tras ese largo peregrinar por el desierto que han sido los últimos ocho años (desde 2008, cuando se llegó a facturar unos 3.000 millones de euros, el sector ha sufrido una caída en las ventas de cerca del 40%), y asumiendo que nada volverá a ser como antes, lo cierto es que los lectores han vuelto a las librerías.

Según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), después de una prolongada caída, este año se ha estabilizado el número de librerías en nuestro país, cifrándose un total de 3.895 puntos de venta. En 2015, último año del que la Federación de Gremios de Editores de España tiene datos registrados (las cosas en este palacio van aún más despacio), el sector editorial facturó 2.257 millones de euros. El 52,6% de los 155 millones de libros que se vendieron se compraron en librerías, que facturaron 1.187,25 millones de euros, un 5,6% más que en el ejercicio anterior.

Fernando Aramburu, autor de «Patria»- ABC

En ambas listas figuran, igualmente, autores como Ildefonso Falcones, con «Los herederos de la tierra» (Grijalbo), Julia Navarro, con «Historia de un canalla» (Plaza y Janés), Joël Dicker, con «El libro de los Baltimore» (Alfaguara), Dolores Redondo, con «Todo esto te daré» (último premio Planeta) o Almudena Grandes, con «Los besos en el pan» (Tusquets).

Todos ellos, y muchos más, luchan, junto con libreros, editores y todos los que conforman la industria del libro, contra la piratería, que, anualmente, hace perder al sector unos 200 millones de euros. Dos años después de la entrada en vigor de la nueva ley de propiedad intelectual, y con la creación de una Fiscalía «especializada contra la piratería» en el horizonte del Gobierno, el número de usuarios que consumen contenidos de forma fraudulenta no para de crecer. De los 334 millones de descargas ilegales que había en 2014, se ha pasado a 390 millones en la actualidad, siendo el 45% libros editados en los últimos doce meses. Así las cosas, el sector calcula que un 19% de los lectores digitales no pasa por caja. Datos que no extrañan si se tiene en cuenta que en España se dedica un promedio de cuatro horas diarias a la televisión y 13 minutos a la lectura.

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