Cristóbal Gabarrón, en defensa de los derechos humanos

Fernando Rodríguez Lafuente presentó el libro «Retablo de Caín» con motivo del 70 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Cristóbal Gabarrón ABC

Celia Fraile

El 30 de diciembre de 2006 el artista Cristóbal Gabarrón asistía frente al televisor a la ejecución de Sadam Husein tras la caída de su régimen en Irak. Un programa de investigación americano de dos horas de duración comenzaba con ese ahorcamiento y contaba la historia desde el punto de vista de las barbaridades que habían cometido tanto uno como otro bando. «Después de ver ese reportaje me quedé tan impresionado que inicié un pequeño boceto que es lo que dio lugar al "Retablo de Caín" . Un hermano contra otro. A muerte de forma violenta».

Esa obra pictórica resultante es un desgarrador tratado sobre las vulneraciones de los Derechos Humanos que nunca ha podido ser expuesto debido a sus dimensiones (24 metros de largo por dos de alto). Cuando Gabarrón le enseñó la gigantesca pieza al escritor Carlos Aganzo , quedó profundamente impresionado y decidió hacer una serie de poemas. «Lo dividimos en doce tablas, como si de alguna manera fuera un retablo religioso. Porque estamos hablando del ser humano, de su esencia», explica el también periodista. Esta colaboración entre ambos se ha volcado en «Retablo de Caín», un libro que Fernando Rodríguez Lafuente presentaba ayer en la Fundación Ortega y Gasset–Gregorio Marañón con motivo del 70 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La puesta en escena escogida para la ocasión por ambos va más allá de lo puramente formal. En realidad, representa el modo en el que conciben cómo deben mostrar al mundo esa nueva obra nacida de su trabajo conjunto. De nuevo, el «Retablo de Caín» no pudo ser expuesto, pero sí se proyectaron, uno por uno, «los doce capítulos que van relatando la historia de la pieza», indica Gabarrón. Cada uno de ellos iba acompañado de la lectura del artículo de los Derechos Humanos al que hacía referencia, junto al poema de Aganzo. Y así es como quieren exponerla cuando consigan el espacio idóneo para hacerlo.

«Hay que mirar de manera parcial hasta conseguir la visión total de las cosas. Para eso tenemos la complicidad de los artículos de los Derechos Humanos que precisamente se conmemoraban ayer. Ellos, trocito a trocito, van hablando de las necesidades del ser humano , de sus derechos y luego la obra conjunta es la Declaración. Pues nosotros hacemos lo mismo. Trocito a trocito, vamos hablando de las atrocidades y de la vulneración de los derechos humanos que siempre hacemos unos sobre otros y luego mostramos el retablo final. Esto es lo que somos nosotros. Esta es la Humanidad», aclara Aganzo. El acto se completaba con el violonchelo de Marta Mulero , que interpretó, entre otras piezas «El Cant dels Ocells», de Pau Casals, «porque es un instrumento que es canto, pero también llanto», indica el escritor.

La presentación coincidía también con la proclamación de los vencedores del Concurso Internacional de Arte Infantil «Un derecho, un dibujo», organizado por la Fundación Gabarrón, la Oficina de Información de Naciones Unidas en Ginebra y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos. «Llevamos a cabo una serie de talleres por todo el mundo (África, Australia, Europa...). En ellos, a través del arte, concienciábamos a los niños pequeños para que conocieran cuáles son sus derechos y también cómo defenderlos. Los jurados seleccionaron 24.000 obras y al final han quedado nueve premios que son los que se dieron ayer», relata el pintor.

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