Cristina Morales, premio Nacional de Narrativa, sobre Cataluña: «Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas abiertas»

La escritora, que acaba de ser reconocida por el Ministerio de Cultura por su novela «Lectura fácil», considera que en los disturbios en Barcelona es la Policía quien ejerce «la violencia»

La escritora Cristina Morales, premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa, en La Habana (Cuba) EFE

David Morán / EP

La escritora Cristina Morales , galardonada con el premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa correspondiente a 2019, ha recalcado este martes que siente «alegría» al ver las protestas contra la sentencia del 1-O en las calles de Barcelona, ciudad donde reside, y ha defendido que es la Policía quien ejerce «la violencia».

«Es una alegría ver el centro de Barcelona, las vías comerciales tomadas por la explotación turísticas y capitalista, de las que estamos desposeídas quienes vivimos ahí. Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas », ha subrayado desde Cuba en declaraciones a Europa Press.

Nacida en Granada y licenciada en Derecho y Ciencias Políticas , Morales ha censurado por contra la actitud de los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a la hora de responder a las protestas por la condena a los principales líderes del proceso soberanista.

«La violencia es la de la Policía; lo único que se puede esperar de la Policía. Es un cuerpo violento ante el que solo cabe el sometimiento o la autodefensa», ha defendido la galardonada por su obra 'Lectura fácil' (Anagrama).

A pesar de esta crítica, la premiada no contempla rechazar un galardón que concede el Ministerio de Cultura y Deporte, y ha subrayado que le es indiferente la postura del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el tema catalán. «Lo que hagan en los despachos no me interesa en absoluto», ha recalcado.

Morales ha recibido este galardón, dotado con 20.000 euros , como algo «inesperado» ya que habitualmente se concede a personas que cuentan con una «mayor trayectoria». En cualquier caso, ha destacado que este dinero le permitirá un «descanso económico» y la posibilidad de seguir escribiendo.

Libro antisistema

Ayer se produjo un cambio de dirección y casi también de rasante para un premio Nacional de Narrativa que, después de una década instalado en el panteón oficial de las Letras, el mismo en el que habitan Fernando Aramburu, Ignacio Martínez de Pisón, Almudena Grandes o Rafael Chirbes, se echó ayer al barro para reconocer la literatura «insurreccional» y de combate de la granadina Cristina Morales (1985) y su novela «Lectura fácil».

Un libro antisistema bendecido ahora por el sistema después de hacer trizas cualquier covención asociada a lo políticamente correcto. Tanto es así que, en cuanto trascendió que Morales era la ganadora, más de uno se preguntó si la autora no se acabaría marcando un Marías y rechazaría el galardón, dotando con 20.000 euros. Pero no. «Es un reconocimiento simbólico, pero sobre todo económico, que me permite dignificar la literatura como forma de vida y no tener que entrar a formar parte de la precariedad laboral a la que toda mi generación está postrada», explicó ayer la escritora en declaraciones a ABC.

La precariedad es, de hecho, uno de los hilos de los que tira una novela que ya se llevó el pasado mes de noviembre el premio Herralde y con la que la autora de «Malas palabras» narra la historia de cuatro mujeres que acarrean diferentes grados de discapacidad y comparten un piso tutelado en Barcelona. « Quería hacer un repaso de cómo se ha sistematizado el señalamiento y la marginación del diferente , de aquel miembro de la sociedad que no responde a la normatividad. Hoy en día les llamamos discapacitados intelectuales, pero hasta hace unos días eran subnormales o minusválidos», recordaba ayer Morales desde La Habana, donde se encuentra presentando la novela.

Originalidad

En «Lectura fácil», de estructura cambiante, se entrecruzan actas judiciales, clases de danza adaptada, asambleas okupas en ateneos anarquistas y una novela autobiográfica escrita a través de Whatsapp siguiendo al dedillo los preceptos de la llamada lectura fácil. Para el jurado, en el que destacan la presencia de Almudena Grandes, ganadora de 2018, y, a propuesta del Ministerio de Cultura, del crítico Ignacio Echevarría, todo ello hace de la novela «una propuesta radical y radicalmente original, que no cuenta con una genealogía en la literatura española». «Destaca por la recreación de la oralidad, unos personajes extraordinarios y su lectura del contexto político en el que se desarrolla», puede leerse en el acta.

Con todo, para Morales aún es pronto para decir si estamos ante un cambio de tendencia editorial o de un punto de inflexión generacional. «Tienen que pasar unos cuantos premios más. Ojalá no se quede en una excepción y haya más autoras y autores jóvenes premiados», apuntó una autora que, de momento, verá cómo Anagrama recupera en 2020 dos de sus obras anteriores: "Los combatientes" y "Malas palabras".

Rechaza la etiqueta de «novela social»

«No me planteaba de modo explícito hacer nada radical» , ha subrayado al respecto Morales, que también ha rechazado la etiqueta de novela social que se le adjudica. «Es una denominación bastante pobre, una denominación muy barata propia de malos lectores y malos críticos », ha indicado.

Sobre el contenido de la obra, ha recalcado que este libro busca cuestionar el propio concepto de discapacitada intelectual, así como el de inclusión. «La inclusión es una patraña de la democracia porque si existe una necesidad de inclusión es que existe una marginalidad provocada por el propio poder, que después apela a la inclusión de un modo hipócrita y estratégico. La inclusión que predican los poderes públicos no me interesa para nada», ha finalizado.

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