BCNegra 2019

David Peace: «Ya hay suficiente crimen y misterio en el mundo como para inventar más»

El británico novela en la brutal «GB84» la gran huelga que cerró los pozos en 1984

El autor británico David Peace, fotografiado en Barcelona Inés Baucells

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A dentelladas, repelando casa frase y transformando las palabras en pequeñas y afiladísimas estacas. Así es como David Peace (Osset, 1967), el más salvaje y descarnado autor de novela negra contemporánea, se ha convertido también en el más salvaje y descarnado cronista de las sombras de la sociedad británica y, por extensión, de aquellos lugares tocados y hundidos.

«Ya hay suficiente crimen y misterio en el mundo como para inventar más. Si vas a escribir ficción criminal tienes la obligación de retratar los crímenes como realmente ocurren y mostrar cómo afectan a las comunidades», sopesa Peace, de visita en Barcelona para participar en BCNegra y presentar «GB84» (Hoja de Lata), descomunal y escalofriante relato de la gran huelga minera que sacudió Gran Bretaña entre 1984 y 1985.

Un libro con el que el autor del «Red Riding Quartet», monumental tetralogía inspirada en los atroces asesinatos que en cometió en lo setenta el destripador de Yorkshire, alimenta su faceta más histórica e inconformista. «Uno de las cosas que tienen en común casi todos mis libros es que hablan de lugares que han sido derrotados. Es un examen al sistema, sí, aunque, mejor aún, al poder y sus abusos», desliza Peace.

Bajar al pozo

Y en la Gran Bretaña de los ochenta no hubo mayor espíritu de derrota que el que azotó los pozos mineros de Kent, Lancashire, Leicestershire o Yorkshire, entre otros, cuando Margaret Thatcher, reelegida en 1983, aplicó su puño de hierro y la mayor huelga de la historia del país quedó en nada. «¡Despertad! ¡Despertad! Esto es Inglaterra, vuestra Inglaterra.. Y el año es Cero», que escribe Peace en las páginas «GB84».

«Crecí en la zona durante la huelga, pero no me di cuenta de hasta qué punto afectó a la sociedad y dividió el país hasta mucho después. El auténtico daño para la gente empezó después de la huelga», detalla un autor que, instalado en Tokio desde hace años, comenzó a adquirir en tierras japonesas la perspectiva necesaria para recorrer las heridas de su propio país. Y de aquellos polvos macerados en hulla y lágrimas, apunta, vienen ahora estos lodos de tintes eurófobos.

«Lo he pensado después, pero sí que es verdad que las comunidades en las que se desarrolla “GB84” son las que votaron con mayor fuerza por abandonar la Unión Europea . Las semillas de los que ha ocurrido estaban ahí. Estas comunidades fueron derrotadas; acabaron devastadas y abandonadas por el sistema capitalista. También fueron las más afectadas por las políticas de austeridad de Cameron», teoriza. El drama, añade el también autor de la futbolera y oscurísima «Maldito United», es que el roto está lejos de solucionarse. «Es la consecuencia de una división que entonces no se curó. La tragedia es que, después del Brexit, esas mismas comunidades volverán a ser las más afectadas en términos negativos», vaticina.

Ni rastro, pues, de aquel espíritu comunitario que intentó plantar cara al Gobierno y acabó escaldado. Veinte minas y veinte mil trabajadores. «Los pozos de West Yorkshire, por ejemplo eran productivos y no iban a cerrar, pero los mineros fueron a la huelga durante un año. Perdieron sus ahorros y sus casas, algunos matrimonios se rompieron… Todo para proteger los trabajos de gente que ni siquiera conocían», recuerda Peace.

Así, con «GB84» convertido en involuntario manual de instrucciones del desencanto que campa a sus anchas por Inglaterra, Peace sigue jugando a enredar novela negra y relato histórico mientras prepara la tercera entrega de su asfixiante y opresiva trilogía del Japón arrasado por la Segunda Guerra Mundial. Un esperado broche a «Tokio Año Cero» y «Ciudad Ocupada» que, apunta, llegará, al menos en su edición inglesa, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de 2020. «Ahora que lo pienso, no creo que sea el mejor spot publicitario de la ciudad», bromea un autor reconocido por su prosa enfurecida y su estilo a ratos demencial.

La escuela Ellroy

Nunca ha escondido Peace, autor obsesivo hasta el límite de reproducir a mano cada uno de los párrafos de otros autores que le impactan, que uno de sus objetivos cuando empezó a escribir era ser tan bueno como James Ellroy. Como el estadounidense, el británico se acerca al crimen con ademanes de novelista histórico en una concepción del género tanto o más implacable que sus propios libros. «Para mí, el crimen es una manera de intentar entender un momento concreto en un lugar específico. No creo que los crímenes sucedan por casualidad. Con “Red Riding”, por ejemplo, quise entender por qué los crímenes del destripador de Yorkshire sucedieron justo en ese momento. Cuando empiezas a utilizar el crimen como entretenimiento corres el riesgo de insensibilizar al lector», relata.

De ahí que al británico le inquiete especialmente la banalización del mal y la «glamourización» de según qué crímenes. «Al final, acabas dando la idea de que alguna lugares son más violentos y terribles de lo que realmente son. Por ejemplo, si nos creyésemos todo que leemos en la novela negra escandinava nadie se acercaría por ahí», explica.

Quizá por eso y pese a elogiar a escritores como Ezra Pound y John Dos Passos y reconocerse como hijo negrocriminal de Sherlock Holmes y, una vez más, James Ellroy, David Peace asgura que, siempre que tiene ocasión, lo que le gusta es regresar a uno de los clásicos atemporales de la novela negra. «De algún modo, mi autor favorito es Dashiell Hammett. “La llave de cristal” es un ejemplo perfecto de novela negra modernista», zanja.

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