Virginia Woolf, fotografiada por su marido Leonard en Monk's House en 1932
Virginia Woolf, fotografiada por su marido Leonard en Monk's House en 1932 - ABC

La biografía definitiva de Virginia Woolf

La autora argentina Irene Chikiar Bauer se acerca a su vida en una monumental y exhaustiva obra de más de 900 páginas

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Decía el escritor británico Nigel Nicolson que Virginia Woolf era una «mejoradora de vidas», hasta el punto de que pasar con ella un rato era «como tomar champán». Esa misma sensación la hemos experimentado, alguna vez, todos aquellos que nos hemos acercado a su vida y obra, excepcionales en tiempo y forma. También la argentina Irene Chikiar Bauer, quien, atraída por sus lecturas de juventud, se propuso escribir la biografía definitiva de la autora de «Orlando».

Y lo consiguió: «Virginia Woolf. La vida por escrito» (Taurus) es una monumental obra (más de 900 páginas) que describe, al detalle, el devenir de la que fuera una de las escritoras más importantes del siglo XX. El libro, estructurado en dos partes (la primera abarca su infancia y adolescencia, y la segunda su madurez, año por año, desde 1904 hasta su suicidio, en 1941) incluye, además, un curioso índice onomástico y un enriquecedor álbum de fotografías.

Y todo porque, tras acercarse a la biografía de Quentin Bell (la última edición fue publicada en España por Lumen), Chikiar Bauer empieza a «sospechar» de esa «versión autorizada». «Me parece valiosa, por ser un testimonio de primera mano, pero es tendenciosa en un punto. Comienzo a leer sus escritos autobiográficos, y después sus cartas y diarios personales. Ahí surge la idea de escribir la biografía que a mí me hubiera gustado leer», explica la autora argentina a su paso por Madrid.

Una obra «polifónica», que tardó siete años en elaborar y donde la voz de la escritora británica se mezcla con las de quienes formaron parte de su vida, para bien y para mal: sus padres, Leslie y Julia; su hermana, Vanessa; su marido, Leonard; su amiga, Violet Dickinson; su amante, Vita Sackville-West; sus colegas del Círculo de Bloomsbury... «Es inacabable, porque Virginia Woolf es de esas personas que hay tan especiales en la literatura que son geniales. La vuelves a leer y te vuelves a maravillar», asegura Chikiar Bauer.

De la relación con su madre, fallecida cuando Virginia cuenta sólo con trece años, la argentina destaca ese «arquetipo de lo materno, que puede ser dador, fecundo y creativo, pero también terrible». De hecho, la autora de «Las olas» habla de cómo tuvo que matar a ese «ángel de la casa» porque «se interponía entre la hoja de papel y yo». De su padre admira lo intelectual, «pero se queja del ‘‘efecto Cambridge’’, de ese escritor que se sube arriba de una torre y va a dar la palabra exacta». De ahí surge, de hecho, «La torre inclinada», uno de los mejores ensayos de Virginia Woolf, en el que habla de cómo la escritura saldrá ganando cuando estemos ante escritores sin torres y sin clases. Un pensamiento que, en parte, compartía con su marido, Leonard Woolf, hasta establecerse entre ambos «una comunidad de intelectos», en palabras de Irene Chikiar Bauer.

Su vida con Leonard

«No podemos decir que Leonard era un tirano doméstico, tampoco se puede decir que sin él no hubiera existido Virginia Woolf. Está la complejidad de cada etapa y cada situación que tuvo ese matrimonio». No obstante, sin mencionar la declaración de amor que encierra su nota de suicidio («No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo»), Virginia siempre dijo que eran «el matrimonio más feliz de Inglaterra».

¿Y qué hay de su sexualidad? La autora de la biografía sostiene que «no tenía una inclinación hacia la sexualidad fuerte, sino otro tipo de vivencias que tenían más que ver con lo sensual». Chikiar Bauer reconoce, eso sí, que «siempre tuvo un gran gusto por estar con mujeres, las veía mucho más interesantes». Con unas (y con otros) experimentó «la felicidad de estar en la vida», pese a su enfermedad.

El martirio de esos «episodios» no le impide tomar «las experiencias de su enfermedad mental para transmutarla en palabras y convertirla en literatura. No en una cuestión de relato autobiográfico, que no tiene vuelo literario, sino directamente en herramienta creativa. Está todo el tiempo con esta porosidad, esta sensibilidad», matiza la biógrafa.

En este sentido, Irene Chikiar Bauer se atreve a decir que su suicidio se podría haber evitado. «Dependía mucho del cuidado de su sobrino y de la contención de su hermana, que estaba devastada tras la muerte de su hijo en la Guerra Civil. Leonard estaba ya totalmente metido en política, en el Partido Laborista. Si los demás hubieran estado más atentos, tal vez hubieran detectado que estaba entrando en una crisis muy grave», sentencia.

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