LIBROS

Un virus nos infectó la consciencia y otro el lenguaje

Lluís Amiguet publica, en Debate, «Homo Rebellis. Claves de la ciencia para la aventura de la vida»

Lluís Amiguet, autor de «Homo Rebellis. Claves de la ciencia para la aventura de la vida» ANA JIMÉNEZ

Joan Carles Valero

Antes de escribir Homo Rebellis. Claves de la ciencia para la aventura de la vida (Debate), Lluís Amiguet ha entrevistado y leído en los últimos veinte años a 135 científicos y premios Nobel para entender las singularidades que nos hacen humanos. El resultado de tan numeroso contacto con sabios es un apasionante viaje por la ciencia que aspira a dar sentido a nuestro periplo como especie desde múltiples puntos de vista y áreas del conocimiento, para desgranar las grandes paradojas de nuestra existencia, empezando por la primera que afronta la evolución: nuestra rebelión e inteligencia nos hacen más poderosos, pero no más felices, porque los genes, como nuestro cerebro reptiliano, son primarios e ignoran nuestra búsqueda de bienestar al solo aspirar perpetuarse.

El autor, practicante del slow journalisim, dedica este primer volumen de una futura trilogía a los lectores zorros que, en la categorización de intelectos de Isaiah Berlin, son ingenios de curiosidad insaciable porque saben un poco de muchas cosas; pero también a los lectores erizos, especializados en una disciplina que dominan y con la que se sienten capaces de explicarlo todo. Este libro sapiencial, pero divulgativo, está escrito con el rigor de 116 referencias bibliográficas a lo largo de 26 páginas que abarcan también notas de multitud de entrevistas realizadas por el autor en la popular sección La Contra del barcelonés diario La Vanguardia.

El lector puede abordar este compendio de discernimiento a la clásica usanza y empezar por el prólogo. Pero también es aconsejable abrir el libro por cualquier página al azar, cual solícita abeja polinizadora, para toparse con una de las 269 píldoras que, a modo de aforismos expresados con el donaire de los buenos titulares, declaran un principio nemotécnico coherente con la ciencia y que el autor desarrolla de forma amena. Son máximas o pensamientos expresados como adagios, modernos tuits que atrapan: una mala persona no puede ser un buen profesional. Otra opción de lectura es utilizar el índice como navegador, porque como dijo Aristóteles, lo importante en esta vida es una sabia elección.

La rebelión del hombre para llegar a ser arranca del yo al nosotros que intercambiamos debilidades en el sexo y la pareja, donde gozamos del dolor desde el latente miedo a morir que nos enseña a vivir. Al llegar a ser padres, los hijos son la última religión universal de una sociedad pospatriarcal en la que madre y padre compiten, porque hoy sufrimos un machismo sin machos. En este vademécum de sabiduría científica quedan rechazadas las casualidades en favor de las causalidades para abordar que nuestra inteligencia y creatividad demuestran que hemos nacido para aprender, aunque el reparto de listeza sea injusto y no recordemos lo importante, sino lo emocionante, porque sentir es una manera acelerada de pensar.

Y es que nacemos únicos, aunque todos igualados por un cerebro distinto, pero sólo somos rentables en serie, máxime en la actual era en la que el cerebro es una máquina que se está fusionando con otras. Una máquina de anticipar que nos configura a través de meros recuerdos, aunque el instinto es el que decide para que luego la razón sea quien excuse. Y qué decir de nuestra conducta, que no es más que la de 8.000 millones de maneras de ser humano, uniéndonos el hecho de ser primates conscientes de su final. Para salir ilesos del laberinto de la vida, hay que mirar el pasado para vivir mejor el presente, pero lo más interesante es ser zahoríes de lo que está por venir, pero como tu mejor versión.

Investigaciones neurológicas recientes constatan que nuestra consciencia es fruto de una invasión vírica arcaica que incrustó fragmentos de su código genético a nuestro genoma. Desde entonces, sabemos que somos finitos, un descubrimiento que nos hace humanos y, a menudo, seres angustiados. El lenguaje es otro parásito de nuestro cerebro y los memes, esas unidades elementales de transmisión cultural, fueron sustituyendo a los genes. Hasta el punto de construir metáforas, una tecnología con un poder transformador comparable al de la rueda. Y de ahí la moneda, la tribu, la bandera, el tótem, el tabú… Metáforas y abstracciones sobre las que hemos construido imperios.

FICHA

Homo Rebellis. Claves de la ciencia para la aventura de la vida

Lluís Amiguet

Debate

464 páginas

PVP 19,90 euros

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