Con ese «selfie» nos saluda Santi Ruiz en «Darán Que Hablar»- S. R.Dónde está cuando no hace arte. He sido profesor de música durante muchos años, pero me he tomado un descanso para hacer otras cosas. Ahora tengo entre manos un proyecto de gestión cultural para fomentar la creación artística en internet, pero todavía es muy pronto para dar más detalles. Asisto a todos los cursos y talleres que puedo: de «performance», de comisariado, de «software»... A veces sales de tu zona de confort y descubres posibilidades apasionantes, como me sucedió en un taller con Esther Ferrer.
Le gustará si conoce a... Cuando estudiaba fotografía me impactaron los trabajos de Francesca Woodman, Duane Michals y Arthur Tress. Verónica Fieiras fue una figura fundamental durante ese periodo de formación en EFTI, donde tuve la oportunidad de conocer a Yolanda Domínguez, Jesús Micó o Eugenio Ampudia, que nos animó a hacer aplicaciones, además de fotografías. Además, allí fui compañero de Fede Sposato, de quien aprendí mucho y con quien me divertí aun más. Me interesan especialmente las obras de artistas comprometidos/as, que me provoquen o me incomoden, como las de Cabello/Carceller, Tania Bruguera o Regina José Galindo. Y sigo con gran interés a gente joven que ya es un referente para muchos de nosotros/as, como Iñaki Domingo, Olalla Gómez o Núria Güell.
¿Qué se trae ahora mismo entre manos? Estoy dando los últimos retoques a la aplicación de contactos que presentaré muy pronto en formato expositivo en la colectiva «Sólo es sexo» (Fernando Pradilla) y por la que se podrá navegar desde cualquier teléfono móvil.
Disfruto más con el proceso de creación que con la obra terminada y el sentido del humor se ha convertido en una constante en mis últimos trabajos
También ando ya inmerso en un nuevo proyecto, alejado esta vez de cuestiones de género, en el que indago en una anécdota de mi adolescencia. Ahora que cualquier cosa supone un delito o una ofensa, dan ganas de preguntarse si quienes tanto se ofenden no son en realidad los/as agresores/as.
¿Cuál es su obra favorita hasta el momento? Más que una pieza en concreto, estoy satisfecho con el discurso que se va generando a través de las diferentes obras. El conjunto es muy pequeño todavía y los lenguajes son muy dispares, pero no tengo prisa. El objetivo principal es disfrutar con lo que hago, y, la verdad, es que me lo estoy pasando muy bien.
¿Por qué tenemos que confiar en él? Tengo una gran tendencia a hacer lo contrario de lo que se espera de mí, aunque intento crear un discurso coherente y sincero. No me preocupa demasiado si lo que hago gusta más o menos, pero siento una gran responsabilidad en cuanto a lo que quiero contar. Aun así, la interpretación del espectador es casi siempre muy diferente de mi intención, lo que me resulta muy interesante.