Joseph Campbell junto a su mujer Jean Erdman (izquierda) y Joan Halifax en 1970
Joseph Campbell junto a su mujer Jean Erdman (izquierda) y Joan Halifax en 1970
LIBROS

Los mitos universales de Joseph Campbell

Atalanta recupera la obra más ambiciosa del escritor estadounidense, la que se enmarca bajo el título genérico de «Las máscaras de Dios». «Mitología primitiva» es su primera entrega

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En su loable intento de ofrecer los opera omnia del gran Joseph Campbell (Nueva York, 1904-Honolulu, Hawái, 1987) en la lengua de Cervantes, Ediciones Atalanta acomete la empresa de volver a presentar en librerías su obra tal vez más ambiciosa, The Masks of God, que había aparecido en castellano en 1991 bajo el signo de Alianza Editorial y hacía años que se encontraba completamente agotada. La obra original se compone de cuatro volúmenes, de los que esta Mitología primitiva constituye la primera entrega. Vendrán a continuación una segunda entrega titulada Mitología oriental, que se ocupa de las religiones de Egipto, India, China y Japón; una tercera, Mitología occidental, que estudia los temas universales que subyacen en el arte, los cultos y los textos de la cultura europea, y una cuarta y última, Mitología creativa, que trata de la herencia mitológica en el mundo moderno y del ser humano como creador de sus propias mitologías.

Publicado originalmente en 1959, el texto de Mitología primitiva ha sido revisado cuidadosamente hace poco por la Joseph Campbell Foundation (JCF), depositaria de los derechos de autor de toda la obra de Campbell. La presidenta de honor de dicha Fundación continúa siendo, a los 101 años, la viuda del sabio, Jean Erdman, bailarina y coreógrafa nacida en febrero de 1916.

Escenario iniciático

Pues bien, la JCF ha actualizado, merced a la conspicua labor de Sydney Yeager y Andrew Gurevich, todos aquellos datos que los nuevos descubrimientos arqueológicos y antropológicos han ido modificando desde la primera impresión del libro hace casi sesenta años. La edición de Atalanta se basa en esta novísima actualización (2016) de la princeps de 1959 (revisada en 1969), y ha adoptado como base la fluida versión castellana de Alianza llevada a cabo por Isabel Cardona, revisada y puesta al día por Santiago Celaya. No resultaba nada fácil hacerse, en el mercado del libro usado y de ocasión, con los cuatro volúmenes de Las máscaras de Dios en su primera edición española. Gracias a esta nueva edición, los lectores hispanohablantes de Campbell podrán sumergirse fácilmente en la apasionante lectura que brindan las cerca de tres mil páginas del opus magnum campbelliano. Hoy toca saludar la aparición del primer volumen de ese conjunto, el consagrado a la Mitología primitiva, quedando a la espera de la publicación de los tres restantes, que imagino verán la luz en un breve lapso de tiempo.

Un mismo sueño ha presidido las respuestas de los hombres primitivos y actuales a los grandes interrogantes que plantea el macrocosmos de ahí fuera y el microcosmos humano, y ese sueño se reparte en mitemas que no difieren en lo esencial de unas culturas a otras, pues en todas las partes del mundo se reproducen los mismos escenarios iniciáticos, los mismos motivos míticos, idénticos rituales. El análisis de los mitos confirma su carácter unitario y universal. De ahí el término monomito o monomyth, acuñado por el propio Campbell en su celebérrima monografía El héroe de las mil caras (The Hero with a Thousand Faces, 1949), derivada de los trabajos previos de Carl Gustav Jung y, sin lugar a dudas, una de sus aportaciones más importantes al estudio de la mitografía.

La aventura del héroe, sea cual sea el origen étnico o geográfico de su protagonista, es la misma siempre. Las historias de Osiris, Prometeo, Odín, Moisés, el Buda o nuestro Jesucristo son parecidas. Temas como el robo del fuego, el diluvio, el país subterráneo donde habitan los muertos, el nacimiento de una madre virgen o el héroe resucitado aparecen en todas las latitudes del planeta Tierra, envueltos, eso sí, en ropajes diferentes, pero albergando un único esqueleto narrativo y una misma sustancia conceptual. Esa es la idea nuclear que inspira Las máscaras de Dios y toda la obra de Campbell.

El mundo primitivo tenía que ser, a la fuerza, el ámbito de almacenamiento de las primeras caretas divinas. Un mundo en el que germinan los planteamientos campbellianos en torno a la psicología del mito, a la mitología de los plantadores primitivos que inventaron la agricultura, a la mitología de los cazadores primitivos (chamanismo, arte parietal) y a la arqueología del mito, que son las cuatro grandes zonas en las que se reparte el libro, que finaliza con una conclusión de pocas pero iluminadoras páginas sobre el funcionamiento del mito.

Mente superficial

El párrafo que cierra el volumen merece recordarse aquí, porque resume admirablemente el contenido de la obra: «La mitología, y por tanto la civilización, es una imagen poética concebida en la profundidad, pero susceptible de interpretarse a distintos niveles. Las mentes superficiales ven en ella el escenario local; las más profundas, el primer plano del vacío; y en medio están todos los estadios del Camino desde lo étnico hasta la idea elemental, desde lo local hasta el ser universal, que es Cada Hombre, como él a la vez sabe y teme saber. Porque la mente humana, en su paso de la infancia a la madurez y a la vejez, en su dureza y en su delicadeza, en su diálogo continuo con el mundo, es la zona mitogenética última, la creadora y destructora, la esclava y, sin embargo, dueña de todos los dioses».

En esas frases está entero Joseph Campbell el gurú, el consejero de presidentes norteamericanos, el amigo de George Lucas e inspirador de Star Wars, el lector de Mann y de James Joyce, el discípulo de Jung. Con Las máscaras de Dios de nuevo en las librerías de toda España será mucho más fácil reunir todas esas facetas en una sola y disfrutar, en consecuencia, del acerado talento y la admirable prosa de su autor.

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