Una escena de «Historias de Usera», montaje dirigido por Fernando Sánchez Cabezudo
Una escena de «Historias de Usera», montaje dirigido por Fernando Sánchez Cabezudo
TEATRO

«Historias de Usera», la fuerza y el valor de lo cotidiano

«Historias de Usera», innovador espectáculo que fue la despedida de la ya mítica Sala Kubik, tiene una segunda vida al recuperarse en las madrileñas Naves del Español

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Señala Fernando Sánchez Cabezudo, director de «Historias de Usera», que uno de los aspectos que más le ha interesado potenciar en su trayectoria profesional ha sido cómo adaptar la cultura a las nuevas tecnologías, a las nuevas plataformas. Algo especialmente oportuno para despertar en los jóvenes inquietudes culturales. Y a esa preocupación se ha unido siempre también su amor por el teatro que ha vertido en distintos frentes. Dramaturgo y director de escena, Sánchez Cabezudo puso en marcha hace unos años la Sala Kubik, en el madrileño barrio de Usera. Hoy ese espacio está, desgraciadamente, cerrado, pero su ejemplo y sus logros no han sido baldíos. Muestra tan emblemática como innovadora de ellos son estas «Historias de Usera», que ahora se recuperan en las Naves del Español /Matadero, donde podrán verse hasta el 6 de noviembre.

En «Historias de Usera», Sánchez Cabezudo ha conjugado su interés por impulsar la cultura a través de los avances tecnológicos y su pasión por el teatro que concibe de manera cercana. Así, este espectáculo nació primero como una aplicación digital para móviles -de descarga gratuita-, denominada Storywalter y protagonizada por los propios vecinos del popular barrio. Todo Usera se convertía en un escenario donde se desarrollaban varias historias allí sucedidas, que sus habitantes contaron a Sánchez Cabezudo y que, después, dramaturgos de primera elaboraron. La feliz iniciativa de Storywalter alcanzó un gran éxito, pero pedía a gritos subir a las tablas. Fernando Sánchez Cabezudo aceptó rápidamente el reto y lo ofreció como regalo de despedida antes de que la Sala Kubik echara el cierre el pasado verano.

Sonrisas y lágrimas

Por suerte, «Historias de Usera» tiene ahora una segunda vida al aterrizar en Las Naves del Español, y su director, según confiesa, trabaja ya para que el espéctaculo pueda girar no solo por la geografía española sino incluso internacionalmente. Porque Sánchez Cabezudo tiene el absoluto convencimiento de que lo que encierra «posee un alcance universal». En este sentido subraya: «"Historias de Usera" es, claro está, un homenaje al barrio, un recorrido por diferentes etapas, desde los años sesenta hasta hoy mismo. Cómo ha ido transformándose, evolucionando, aunque sin perder sus señas de identidad. Pero lo que cuenta son vivencias que tocan el corazón de cualquier ser humano. Estamos ante un retablo de historias, de emociones, de trozos de vida, en las que, al igual que en la propia vida, hay tragedia y comedia, sonrisas y lágrimas, ilusiones perdidas, y recuperadas, como en esa pareja de "Copacabana", que, tras muchos años, se ve por azar y piensa que es posible volver a empezar».

Primeras espadas, como Miguel del Arco o Alfredo Sanzol, firman el puzle que compone la obra

En efecto, variados y complementarios son los registros y situaciones de las siete historias que componen la función. En «Auge y caída de un amor en Usera», asistimos, de la mano de Denise Despeyroux, a los encuentros y desencuentros de la pareja formada por Tristán y Matilde; «El vampiro chino», debida a Alberto Olmos, da cuenta de la multiculturalidad del barrio, en la que sobresale la comunidad china, y nos presenta a un adolescente para quien la sangre es su alimento favorito; «El 37», de José Padilla, nos entrega un gracioso episodio de un matrimonio, mientras que en «El sereno», firmada por Alberto Sánchez Cabezudo, vemos a un hombre que, angustiado, llega a Usera buscando esclarecer si su padre fue un sereno asesinado en los años setenta. En «Copacabana», de Alfredo Sanzol, dos ancianos se reencuentran por casualidad en la fila de la Agencia Tributaria de Usera, que ocupa ahora el espacio donde se ubicaba la sala de fiestas. Por su parte, Miguel del Arco, en «El lado salvaje», recrea el escándalo que se produjo cuando en junio de 1980 Lou Reed deja al público colgado en el concierto que iba a celebrarse en el Campo del Mosca. Y tres vecinas de Usera, Flor Cabrera, Pilar Franco y Yolanda Menéndez, relatan en «La Narcisa», texto retocado por Sanzol, el conmovedor delirio de una mujer que cree ser la madre de El Cordobés, que, asegura, le arrebataron nada más nacer.

Ternura, humor, nostalgia, desgarro -esa Narcisa, prodigiosamente interpretada por Inma Cueva, que llora en la noche la pérdida de su bebé-, se dan cita en dos horas de un puzle y carrusel de emociones.

Lo más universal

Lleva razón Sánchez Cabezudo cuando afirma que la obra «demuestra que lo cotidiano, lo que vemos todos los días a veces sin prestarle atención, es lo que merece la pena contarse. Al fin y al cabo, resulta lo más universal y encierra una fuerza tremenda, que los autores de las piezas han sabido extraer basándose en los relatos de los vecinos».

Un sólido plantel de actores profesionales comparte escenario con vecinos del barrio, en una experiencia que Sánchez Cabezudo juzga enormemente enriquecedora: «Al principio pensé que sería más complicado dirigirlos en conjunto, pero fue muy fácil».

Achuchón de energía

Y añade Sánchez Cabezudo: «Todos estaban muy entregados, y los vecinos desplegaron un gran entusiasmo. Como los propios actores reconocieron, les pusieron las pilas, les dieron un achuchón de energía. Todos trabajaron así con un altísimo nivel de exigencia».

Al comienzo, un grupo de vecinos, sentados en humildes sillas de tijera en el sugerente espacio escénico ideado por el escenógrafo Alessio Meloni, hace tertulia. Mientras el público se acomoda se oyen retazos de la conversación. Los vecinos hablan, naturalmente, del barrio, en el que muchos han pasado toda su existencia. Es su barrio, su querido barrio. En «Historias de Usera» nos hacen copartícipes de sus vivencias. Su barrio es ya el de todos.

Ver los comentarios