LIBROS

La historia jamás contada de las víctimas de Jack el Destripador

«Las cinco mujeres», de la historiadora Hallie Rubenhold, relata las vidas olvidadas de las asesinadas y es, a la vez, un fresco del Londres victoriano más sórdido

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Mary Ann Nichols (alias Polly ), Annie Chapman , Elizabeth Stride , Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly . A la mayoría de los mortales estos nombres no les dirán nada. Pero Hallie Rubenhold (Los Ángeles, 1971), una historiadora especializada en rescatar del olvido episodios protagonizados por mujeres, les ha dedicado un libro (lo de la «dedicatoria» es, además, literal). Vivieron en ese Londres victoriano y dickensiano tan reconocible gracias a la literatura y el cine, aunque su particular hábitat fue de pobreza y espanto, y murieron el mismo año, 1888, en el barrio de Whitechapel , a manos del mismo asesino.

La vida no era sencilla en aquel arrabal habitado por gentes con mal pronóstico. En el interior de las viviendas iluminadas por velas y quinqués se administraba la miseria como se podía . Afuera, las prostitutas alcohólicas y desdentadas hacían la calle: calles como bocas de lobo donde resonaban los pasos sin que se adivinaran sus dueños, donde doblar una esquina era exponerse a una emboscada. El misterioso criminal fue conocido como Jack el Destripador , y ahora, seguro, la historia ya nos suena a todos, pues el depredador, al contrario que sus presas, grapó su nombre a la inmortalidad y se transformó en un icono pop.

«No hay duda de que la historia de Jack el Destripador es un buen filón. Es un cuento gótico de un monstruo suelto, que acecha en las oscuras calles de la neblinosa Londres. Contiene suspense y horror , así como un elemento de tensión sexual», escribe Hallie Rubenhold en Las cinco mujeres. Las vidas olvidadas de las víctimas de Jack el Destripador (Roca Editorial). «Para examinar este prodigio de la maldad , hemos pasado por encima de los cuerpos de las mujeres que asesinó. De hecho, a algunas de ellas se les ha dado una patada al pasar junto a su cadáver. Cuando más crece su perfil, más parece desvanecerse el sus víctimas».

Polly, Annie, Elizabeth, Catherine y Mary Jane ni siquiera adquirieron con el tiempo la categoría de dead meat , como suelen llamar los guionistas de Hollywood a los personajes secundarios que todos sabemos que van a morir antes del final de la película para añadir suspense al asunto. Por eso este libro trata de recuperar el «prestigio» de estas mujeres ( no hay una base sólida para asegurar que tres de las cinco ejercieran la prostitución… y aunque así fuera no perderían un ápice de dignidad). «Si permitimos hablar a sus víctimas, si tratamos de entender cómo fue su vida, sentirlas como seres humanos, podremos devolverles el respeto y la comprensión que merecen», añade la autora.

Retrato de Kate Eddowes

Al reconstruir la historia de unas mujeres que fueron hijas, esposas, madres, hermanas y amantes, el libro aporta con la fuerza de un thriller un fresco conmovedor de aquel Londres oscuro : la humillación que sufrían los que vivían en unos asilos públicos donde el hambre, la insalubridad y la violencia campaban a sus anchas; el funcionamiento de la prostitución para las clases medias y altas, que ni siquiera reparaban en el desamparo de los sin techo , y las condiciones de vida infrahumanas que había en las callejuelas de barrios como Whitechapel.

No esperen aquí nuevas revelaciones sobre quién fue Jack el Destripador , esa es otra ventanilla. Los libros, películas y las excursiones por el (hoy) anodino barrio de sus fechorías (desde la boca de metro de Tower Hill parte la ruta guiada «Jack the Ripper Haunts» ) no han parado de crecer desde los tiempos en que los penny dreadful (cuentos de terror gótico que se distribuían por fascículos al precio de un penique) excitaban la imaginación decimonónica.

El asesinato de Annie Chapman en el «Illustrated Police News» del 22 de septiembre de 1888

En Whitechapel, muchos de los pasos furtivos se dirigían al «Ten Bells Pub» , abierto en 1755 y todavía un clásico. Se cree que Annie Chapman estaba trabajando en el establecimiento la noche en que cerró los ojos para siempre. Hija de un soldado de caballería que acabó suicidándose, perdió a tres de sus hermanos por escarlatina y a un cuarto por tifus. Se casó con un cochero privado y pudo haber tenido una vida confortable, pero el alcohol se cruzó en su camino. Cuatro de sus ocho hijos fallecieron al poco de nacer. La meningitis fulminó a su hija mayor a los 12 años. Adicta a la bebida , Annie acabó alejándose de los suyos y fue a parar a Withechapel. Fue acuchillada unos metros más allá del citado pub, en Hanbury Street.

Los CSI de la época trabajaban a destajo en el East End de Londres , pues había muertes violentas a diario , pero aquellos horribles crímenes tenían un sello especial: no eran provocados por pendencias tabernarias, sino que echaban el tufo del mal. El mal absoluto. Los cuerpos de las víctimas aparecían terriblemente mutilados, y sus cuellos rebanados -probablemente para que no pudieran gritar en busca de ayuda-.

Mary Jane Kelly, «una mujer perdida», la víctima más famosa y misteriosa de Jack el Destripador

Mary Jane Kelly protagoniza la historia más misteriosa , pues poco se sabe de ella. A diferencia de sus compañeras de tragedia, sí ejerció la prostitución de manera habitual. La autora del libro nos descubre que tenía un cierto aire de respetabilidad y educación, pero que el alcoholismo la hizo descarrilar. Como la más joven, atractiva y abiertamente sexual de las cinco mujeres, su vida sigue siendo la más investigada.

Donde hoy existe un aparcamiento de vehículos, en 1888 había un callejón llamado Miller’s Court. En el número 13 vivía Mary Jane. Quizá le dio tiempo a ver el rostro de su despiadado asesino antes de que empezara a descuartizarla con habilidad quirúrgica. Fue, sin duda, la actuación más brutal y sádica del monstruo. Una de las versiones cinematográficas más conocidas de aquellos truculentos crímenes, Desde el infierno (2001), basada en el cómic From Hell , protagonizada por Johnny Depp y Heather Graham (que hace el papel de Mary Jane, con cuyo asesinato Jack se despidió sin ser atrapado), cuenta aquellos sucesos desde un punto de vista más efectista que real.

Los expertos no se ponen de acuerdo en el número de piezas que se cobró este sanguinario cazador. John J. Eddleston , en Jack the Ripper. An Encyclopaedia , habla de hasta doce posibles ataques. Casi todos parecen coincidir en que Mary Ann Nichols, Annie Chapman y Catherine Eddowes fueron asesinadas por las mismas manos. Sobre Mary Jane Kelly hay quien piensa que alguien aprovechó el tirón del famoso homicida para ocultar su crimen .

Detalle de la portada del «Illustrated Police News» del 8 de septiembre de 1888 que describe el asesinato de Polly Nichols

Mary Ann Polly Nichols se casó con 18 años y tuvo seis hijos. Se separó de su marido, adúltero (en aquellos tiempos esa decisión suponía el fracaso de la mujer), y vivió penosamente en un asilo. Se refugió en la bebida y fue asesinada el 31 de agosto de 1888; se la considera la primera «víctima oficial» de Jack el Destripador, que se entretuvo en acuchillarle la tráquea, el esófago, el vientre y la médula espinal. La Policía no se paró demasiado en la escena del crimen, y lavó el pavimento y el cadáver antes de cualquier examen, en un caso flagrante de impericia profesional. Tal vez pretendía tapar el asunto para que no cundiera el pánico . Es probable que si las víctimas hubieran pertenecido a una clase social más acomodada las pesquisas habrían tenido otra intensidad. Pero fueron cinco mujeres que sobrevivían a la miseria y la misoginia en el Londres victoriano más sórdido.

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