ARTE
Diego Suárez: «Nos preocupa mantener un nivel alto de motivación todo el año»
Enclavada en el contexto local, pero con vocación internacional, ATM nace en Gijón en el año 2013 con el objetivo de modernizar la antigua galería Altamira sin restarle su particular esencia histórica
No es fácil llegar. De las aproximadamente 560 galerías de arte que existen en España solo un diez por ciento está en ARCOMadrid. Y la gijonesa ATM ha conseguido pasar el filtro ya en muchas ocasiones para erigirse como única representante del Principado de Asturias en esta prestigiosa feria. Cómo no, gran parte del mérito se debe a la labor de su director: Diego Suárez.
¿De dónde proviene el acrónimo ATM?
Mi vínculo con esta profesión es familiar. Mi padre inicia su labor como galerista en 1958 con la galería Altamira. El nombre viene de un tributo que él ejerce hacia la figura de Rafael Altamira. Y ATM es el acrónimo.
Su pretensión era en todo momento la de modernizar la galería sin quitarle la esencia.
Efectivamente. Recoger lo histórico, pero también contextualizarlo a otro momento y a otra persona: a mí. Me parecía que era la forma en la que, de alguna manera, no ultrajaba la memoria recibida. Cambiar el nombre fue dificilísimo emocionalmente ; tenía que recoger unas inercias, un trabajo y una experiencia en la cual yo estaba implicado emocionalmente.
¿Y cómo definiría su trabajo como galerista?
Creo firmemente que existe una vocación porque muchas de las acciones se ajustan a registros estéticos futuros y, por tanto, es necesaria esa creencia en este trabajo. El gran secreto es entregarse en cuerpo y alma al trabajo. Trabajo, constancia, administración de los tiempos, recursos y por supuesto, motivaciones.
¿Fueron difíciles los inicios?
Como he dicho, cambiar el nombre a la galería fue muy difícil. En los inicios siempre existen incertidumbres, miedos y complejidades que suples con motivaciones, con ese deseo y esas ganas. No ves tanto los peligros y los problemas como las ambiciones.
Estos últimos fueron los motivos que le llevaron a abrir su propio espacio en 2013. Desde entonces, ¿de qué manera cree que contribuye al mundo del arte?
Solo en una: fijándome en los referentes e intentando imitar y ayudar a consolidar esas buenas práticas.
¿Como, por ejemplo, cuáles?
Fundamentalmente, saber acompañar a un artista en su trayectoria. Esto es la esencia de mi trabajo. Más que contribuir a la creación de su marca comercial, tratamos de contribuir a su desarrollo. Apostamos por programas internacionales de residencia de artistas con el objetivo de que eviten estancarse en la superficie sistémica y profundicen en la esencia de las cosas.
¿Por qué tipo de artistas suele apostar?
Nos guiamos mucho por la práctica y hacemos seguimiento de sus trayectorias. A partir de ahí, se empieza a trabajar. Existen muchas conversaciones previas para saber si estamos al nivel de poder hacer un buen trabajo de acompañamiento, de enriquecerles.
Sin duda, el espacio físico en el que se enclava ATM (en Deva, Gijón) aporta un valor añadido.
Era el espacio que esta estructura necesitaba para consolidarse y formalizarse. Necesitábamos un espacio ambicioso y grande en el que los proyectos que los artistas tuvieran en mente pudieran activarse en un entorno motivador con fortísima personalidad. Pesaba mucho el que la experiencia contemplativa se enriqueciera y era necesario sacarlo del espacio nuclear de la ciudad a otro en el que lo rodease la naturaleza.
¿En qué sentido han efactado a ATMlas limitaciones del contexto local?
Al estar fuera del foco, la madurez es más tranquila. Y, a veces, hay ciertas fases de proyectos que se maduran mucho mejor en la periferia. La intensidad de la capital tiene cosas buenas, pero también otras que no son tan favorables para el desarrollo de proyectos. Entendemos que la ciudad de Madrid tiene las mejores condiciones para la difusión y visibilidad de proyectos, pero no necesariamente para su producción.
¿Nunca se plantearon el traslado a la capital?
No, no y no. Nunca. Por ahora, pensamos que hay estructuras en las que participamos de manera efímera e intermitente como ARCOMadrid. Sin embargo, los cuarteles de invierno [Ríe] están en el Norte, en Gijón, dondepodemos ser competitivos al ser los gastos fijos corrientes mucho más bajos . Esto nos permite gozar de mayor financiación para ciertos proyectos impensables en una capital tan importante como Madrid.
«Lo que más nos preocupa es mantener un nivel muy alto de motivación todo el año. Cuando te relajas es cuando más errores se cometen»
Ha mencionado ARCOMadrid. ¿Qué supone para ATM?
El acceso a ciertas ferias homologa nuestra forma de trabajo y supone un hito para nosotros. Se trata de una motivación añadida y una responsabilidad mayor. Lo que más nos preocupa es mantener un nivel muy alto de motivación todo el año. Cuando te relajas, es cuando más errores se cometen. En este sector, penaliza más el fallo que modifica el acierto. Y eso siempre lo tenemos presente. Para nosotros, cada feria es un proyecto. No es una relación de obras de artistas que representa ATM, sino que se crea un trabajo que empieza desde lo discursivo y lo conceptual. Además, existe una relación entre las distintas ferias. Esto podría considerarse como elemento identificador de ATM.
Regentar una galería de arte, ¿es pasión o inversión?
Es pasión sin duda alguna. Estoy seguro de que se puede obtener rentabilidad económica en otros negocios. Pero hay otras rentabilidades que no son el dinero y que son tan importantes o más que esta, que solo se pueden obtener a través de estos espacios.
Por último, ¿cómo visualiza ATM de aquí a diez años?
Sin duda, cada vez más especializada en proyectos muy sólidos pese a que ello suponga elaborar menos al año.
