LIBROS

Cuando el mar se llenó de cadáveres

Symonds cuenta la Segunda Guerra Mundial en los océanos con el rigor de un tratado histórico y la pasión de una novela de aventuras

El Desembarco en Normandía, fecha crucial de la Segunda Guerra Mundial, en 1944
Israel Viana

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Cuando Jorge V intentó c onsolidar la paz mundial , a quien reunió en la Cámara de los Lores de Londres en enero de 1930 fue a las delegaciones de las cinco principales potencias navales del mundo. El monarca británico se presentó con una sencilla levita negra, sin alardear de galones, y advirtió con «voz firme y resonante», según el Times , que la rivalidad entre todas aquellas poderosas Armadas había sido un factor determinante a la hora de provocar aquella «nefasta e inmensa tragedia» de la Primera Guerra Mundial ... que no debía repetirse.

Pero se repitió. Nueve años después de este Tratado Naval que intentó regular la guerra submarina y limitar la construcción de buques de guerra, el infierno se desató de nuevo . Las cifras se conocen: 60 millones de muertos, el 3 por 100 de la población mundial, en el mayor cataclismo de violencia en la historia de la humanidad. Los historiadores de casi todos los países se apresuraron a contarlo en miles de libros. Algunos se centraron en documentar los episodios más épicos del mar, pero siempre de forma aislada: el desembarco de Normandía, la batalla de Midway o los enfrentamientos en el Pacífico y el Atlántico .

Hasta el libro de Craig L. Symonds , no existía una obra que contara, evaluara y relacionara entre sí, y en un solo volumen, el papel de todas las Armadas en los diferentes escenarios del conflicto en el mar. «Ese fue el reto: contar cronológicamente esta historia compleja y gigantesca, saltando de un teatro a otro, pero manteniendo una narrativa convincente y consistente», explicaba recientemente el autor a ABC.

«La Segunda Guerra Mundial en el mar». Craig. L. Symonds. La Esfera de los Libros, 2019. 868 págs. 39,90 euros

Symonds comienza su trepidante relato plasmando perfectamente el tenso ambiente de la mencionada Conferencia Naval de Londres. A continuación cuenta el sorprendente ataque en Scapa Flow del submarino nazi U-47 contra el gigantesco acorazado británico Royal Oak . Y lo hace todo como si fueran los pasajes de una gran novela de aventuras, pero sin perder nunca la precisión y la rigurosidad de los tratados de historia. «A la 1 de la madrugada, el capitán Günther Prien disparó tres torpedos sin que la tripulación del Royal Oak percibiera su presencia. Se vieron fragmentos del buque volando y, en la oscuridad, surgieron llamaradas de varios colores. El acorazado empezó a hundirse y, al bloquearse muchas compuertas, cientos de marineros vieron cortado su paso hacia la cubierta», describe.

El historiador nos lleva después de la mano a la batalla del Atlántico, a la «improbable victoria estadounidense en Midway» y al «milagro» de la evacuación de Dunkerque . Vivimos el «estúpido» ataque de Pearl Harbor, el hundimiento intencionado de la Flota francesa en Tolón y el desembarco de Normandía como si estuviéramos allí. Y no edulcora la tragedia y los mares llenos de cadáveres.

Cuando Douglas MacArthur instó a los representantes del Gobierno nipón a firmar su rendición, el 2 de septiembre de 1945, también escogió el mar para hacerlo. Fue en el acorazado Missouri , en la bahía de Tokio, en una ceremonia de pocos minutos en silencio donde manifestó su deseo de que «surja un mundo mejor de aquel derramamiento de sangre». «Recemos para que se restablezca la paz en el mundo y que Dios la preserve para siempre. El acto ha concluido», declaró el famoso general estadounidense, dirigiéndose a los presentes en cubierta, pero sabiendo que le escuchaba todo el planeta.

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