ARQUITECTURA

Tu casa como nunca antes la habías visto

Una muestra en el Vitra Design Museum analiza la evolución de la vivienda privada en el último siglo, justo cuando el coronavirus nos obligó a recluirnos en nuestros hogares y analizar su comodidad y utilidad

Fotograma de la película «Mon Oncle», de Jacques Tati

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La exposición Home Stories: Cien años, 20 interiores visionarios fue inaugurada en Vitra Design Museum el 7 de febrero de 2020. Señalar este último dato no es meramente informativo: muy poco después, el coronavirus llegaba a Europa y gran parte de la población fue forzada a recluirse en sus casas. El azar hacía que el tema propuesto por esta exposición, el espacio doméstico, ese reducto donde habrían de transcurrir nuestras vidas por largas semanas, adquiriese un inesperado protagonismo.

Una obligación forzosa

De repente, los hechos ponían de manifiesto la forzosa obligación de reflexionar sobre cómo está planteada nuestra vida en el interior de nuestras casas –cómo nos relacionamos con los ambientes que habitamos, las diferencias entre la calidad del espacio doméstico en función del estatus social del habitante– y de reconocer qué tipo de transformaciones se han revelado como imperativas si se desea hacer de la casa, el hogar, un territorio flexible, capaz de simultanear una dimensión cerrada, íntima y privada, con otra pública, preparada para la penetración de la conexión con la realidad y la actividad exterior. Esta intensa relevancia de la casa y el habitar que la pandemia ha puesto en el foco otorga aún ahora más interés y trascendencia a esta muestra que ese día de su inauguración.

Los cambios sociales, políticos y técnicos sucedidos a lo largo de un siglo han incidido hondamente en la conformación de la vivienda contemporánea

Desde la consigna «Nuestro hogar es la expresión de nuestro estilo de vida, influye en nuestra vida cotidiana y determina nuestro bienestar», la muestra examina la veloz evolución del interiorismo privado a lo largo de los últimos cien años, ilustrando cómo los cambios sociales, políticos y técnicos sucedidos a lo largo de este periodo han incidido hondamente en la conformación de la vivienda contemporánea. Un recorrido que transita por los planos de planta abierta de la década de 1920 , la entrada de los electrodomésticos en la vida doméstica durante los años 50, la «cultura de la vivienda desenfadada» de los años 60 y la fascinación con el loft en los 70, hasta llegar a la actualidad.

La «House of the Future» (1956), de Alison y Peter Smithson

La exposición no omite las críticas que se han formulado a esa evolución, por ejemplo a través de la obligatoria referencia a la magistral Mon Oncle , la inteligentísima crítica de Jacques Tati a los peligros de la modernidad y la tecnologización extrema de nuestra cotidianeidad. Es consciente de los temas cruciales que inciden en el diseño y el uso del interiorismo en la actualidad, y que, como antes señalábamos, la pandemia ha subrayado con intensidad: la creciente escasez de espacio y la paulatina difuminación de los límites entre vida privada y laboral.

Aún así, en su formulación de partida, Home Stories prefería desviarse del debate respecto a estas últimas problemáticas, por considerarlas ya suficientemente activas, para reclamar «un análisis social serio en torno al interiorismo» . Hay también una intención de confrontar la monotonía de los escenarios domésticos que proponen los fabricantes de mobiliario (hay que identificar aquí una directa crítica al concepto Ikea , por incentivar una percepción del mueble como pieza de consumo fácil, barata y descartable, pero evidentemente incompatible con la sostenibilidad ecológica).

Exaltación de lo radical

Así, muchos de los casos mostrados son exaltaciones de lo extremadamente radical, lo exclusivo e incluso lo excéntrico : interiores cuya configuración estuvo fuertemente influida por el arte, la moda o el diseño escenográfico o espacios que fueron habitados por personalidades singulares. Esto es lo que plantean ejemplos como la obra de Elsie de Wolfe , la casa de Karl Lagerfeld en Montecarlo, un templo amueblado con diseños del Grupo Memphis ; el concepto de «vivre à l’oblique» introducido por el arquitecto Claude Parent y el filósofo Paul Virilio a comienzos de los setenta, buscando contraponerse al anonimato de la habitación cúbica o la Factory warholiana. Casos que ponen de manifiesto hasta qué punto puede llegar el potencial creativo del diseño interior.

Imagen de la Factory de Andy Warhol

Sin embargo, son esos ejemplos en los que se refleja cómo el tema de la vivienda ha constituido un campo de experimentación desde una voluntad pragmática de innovación, atenta a las realidades sociales y a las condiciones humanas, lo que recalca lo necesario de volver a revisar la historia reciente de la configuración del espacio doméstico desde la arquitectura. Referencias de este tipo de propuestas son la Villa Müller de Adolf Loos (1929-30) o la Villa Tugendhat de Mies van der Rohe (1928-30); o las experiencias sobre la fluidez espacial de Lina Bo Bardi en la Casa do Vidro (1950-51) o la visión de la Home of the Future creada para la Ideal Home Exhibition por Alison y Peter Smithson (1956).

Esta intensa relevancia de la casa y el habitar que la pandemia ha puesto en el foco otorga aún ahora más interés y trascendencia a esta muestra que el día de su inauguración

En estos cien años la vivienda y las formas de habitar han evolucionado pero también, debido a la especulación, han ido perdiendo el contacto con el individuo habitante. La idea corbusierana de la máquina de habitar, creada para lograr una democratización de la vivienda, terminó siendo la perfecta excusa para someter su superficie a los dictados del mercado y llevar a buscar soluciones que encogieran cada vez más el espacio que ofrecían para la vida. El atractivo experimental que podían plantear conceptos como las capsulas de la Torre Nakagin de Kishō Kurokawa (1970-72) o la más cercana propuesta «Yojigen Poketto», del estudio madrileño Elii (2017), hoy, tras la experiencia del confinamiento, se ponen profundamente en cuestión.

Home Stories es por eso, ahora, un espejo de reacción. El recorrido que propone con su exposición y catálogo ya no es tanto una síntesis histórica que contemplar a distancia, sino un punto desde el que observarnos, revisar y hacer partir nuevos y necesarios análisis sobre cómo habitar y cómo vivir.

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