LIBROS

Boecio, sin miedo ni esperanza

El pensador y poeta romano, y una nueva traducción de su obra más clásica, reavivan el significado de la palabra filosofía en estos inciertos días

Boecio
Luis Alberto de Cuenca

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Nec metu nec spe , «sin miedo ni esperanza», era el lema de Isabella d’Este (1474-1539), una de las muchas mujeres que brillaron con luz propia en el Renacimiento italiano. Después de leer, una vez más, De consolatione philosophiae , de Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio (hacia 480-524), sale uno con la sensación de haber vencido el miedo, sí, pero también de haber renunciado, definitivamente, a la esperanza. Es lo que tiene la Filosofía con F mayúscula. Cuando el hombre, esa «caña pensante» según Pascal , se acerca a ella en medio de la desolación ambiente, ocurre como con el vino en palabras de aquel mordaz portero del Macbeth shakespeareano: la Filosofía «aviva el deseo, pero impide su ejecución».

Vencer el miedo supone un subidón de adrenalina tal que se parece a ese torbellino indefinible que turba nuestro espíritu cuando, desoyendo las enseñanzas de Siddharta, deseamos algo con todas nuestras fuerzas. Luego llega la realidad a ponernos en nuestro sitio bajo la especie del gatillazo, que sería, en este juego de trasposiciones, como un salvoconducto para ingresar sin problemas en el reino de la desesperanza (que tampoco es tan grave si uno la asume como algo natural desde la butaca del escepticismo).

Ilustre visitante

Leí hace medio siglo el opúsculo de Boecio en la traducción (Sevilla, 1518) del fraile dominico Alberto de Aguayo, reeditada en la colección «Austral». No sé si en aquella ocasión me produjo su lectura lo mismo que ahora, pero sí sé que me dejó literalmente hechizado aquel diálogo en cinco libros en los que, alternando prosa y verso, un magister officiorum de la corte del ostrogodo Teodorico charlaba con la Filosofía en una oscura celda de la lombarda ciudad de Pavía, meses antes de ser decapitado por orden de su soberano . Boecio retrataba a su partenaire como una dama de aspecto venerable, ojos ardientes, mirada penetrante, tez joven (pese a todo) y ropas tejidas con hilos finísimos de un material solo aparentemente indestructible, porque «manos violentas habían desgarrado su vestido y arrancado varios trozos del mismo».

El preso y la ilustre visitante entablaban un diálogo de filiación estoica muy marcada , pero desbordante de erudición filosófica y literaria fuera de los márgenes de la Estoa, pues resume en admirable síntesis las doctrinas de pensadores clásicos como Platón, Aristóteles y Séneca , y demuestra un conocimiento profundo y preciso de maestros de la escritura antigua. Todo ello hizo de la obra de Boecio uno de los agentes más activos e influyentes en la filosofía y la literatura europeas desde el Renacimiento carolingio desde el siglo VIII hasta el Quattrocento. Dante , un ejemplo señero, se consoló de la muerte de Beatrice con el opus magnum del condenado a muerte por Teodorico.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación