ARTE

Antonio F. Alvira: «A veces parece que la cultura estorba, porque hace pensar. Eso no está bien visto»

El escultor oscense opina sobre la educación artística en España, habla de su obra, y da su opinión sobre el mercado del arte en nuestro país

El artista Antonio Fernandez Alvira Andrea del Valle

Andrea del Valle

A cinco minutos a pie del metro Oporto se encuentra el estudio de Antonio Fernández Alvira , el artista y escultor oscense que decidió ir a estudiar su máster y doctorado a Madrid y, finalmente, instalarse en la capital.

El edificio, aparentemente de viviendas, alberga únicamente estudios de artistas como él. En su caso, el piso es compartido con varios creadores más. Tras guiarnos a su espacio y abrir la puerta, una habitación amplia de paredes blancas, luz natural, y un fuerte olor a pintura dan la bienvenida al lugar.

«Siempre he sentido una atracción hacia lo creativo», afirma el escultor. Se muestra satisfecho con la educación recibida en la Facultad de Bellas Artes del País Vasco, y la califica de unos estudios «bastante modernos». «Yo creo que mi vocación estaba muy clara y marcada desde el principio».

El día a día como inspiración constante

Fernández Alvira considera su obra como «escultura e instalaciones» que contiene capas de dibujo y «ciertas ordenaciones cromáticas». Entre sus obras más recientes se encuentra el proyecto de las ayudas a la producción de la Comunidad de Madrid, una exposición junto a la galería valenciana House of Chappaz , con la que lleva trabajando siete años, y su participación en Aragon Park y en el concurso de cervezas Alhambra de ARCO , para el artista, una «feria referente».

Al preguntarle dónde encuentra la inspiración para crear sus obras, se muestra contundente. «Para mí, todo mi entorno del día a día es importante», asegura. Da mucha importancia a leer, ver exposiciones, investigar sobre diferentes temáticas, y estar al día de las creaciones de otros artistas. «Siempre se van implementando en la investigación ciertos estímulos visuales y ciertos conocimientos».

«La incomprensión del arte contemporáneo por parte del público radica para el escultor en el miedo a no entender»

El tema en el que más se centra el escultor es «la construcción de la imagen y cómo, muchas veces, está condiciona nuestra mirada»: «Mis últimos trabajos son cuestiones de museo. Cuando una obra está musealizada parece que está legitimada». Las suyas tienen un propósito: replantear si todo lo que parece seguro puede ser cuestionado.

Otra de las características de sus piezas es el juego con el «fake» . «Siempre hay contraposiciones entre cosas que a lo mejor parecen muy pulcras con cosas más industriales», señala. Prueba de ello es su trabajo con el escombro. Tras recoger materiales de aparentemente ningún valor y trabajarlos, obtiene objetos a los que atribuye «un cierto peso y una lectura».

La intención del artista es «jugar con las sutilezas, el material, el espacio y la arquitectura». Crea obras que plantean un diálogo con el espectador. «Me gusta mucho que este se sienta atraído por la pieza y luego, al acercarse, le mueva y le sacuda al darse cuenta de lo que le estoy contando».

Una forma de vida

El estudio cuenta con una estantería de madera que ocupa toda una pared. En ella guarda planos, materiales y utensilios para elaborar sus piezas. Justo en frente, una mesa casi diáfana le espera para comenzar a crear. «Habéis tenido suerte», ríe. «Hoy todo está muy ordenado porque he terminado mi último proyecto y voy a comenzar uno nuevo. Normalmente el estudio es un caos, es inevitable a la hora de crear», sonríe.

Tras preguntarle sobre lo mejor de su profesión, el artista contesta rápidamente. «Lo positivo en mi caso es que el arte me llena . No me veo haciendo otra cosa». Recalca que no es un trabajo al uso donde salga del estudio y descanse hasta el día siguiente, sino que «va implícito». « Forma parte de mi vida , y doy el cien por cien continuamente».

Estudio de Fernández Alvira Andrea del Valle

Como en toda profesión, no todo es positivo. Según Antonio Fernández Alvira, «lo peor es la inestabilidad» , y destaca la precariedad económica . «Hay una visión muy romántica del artista, pero luego la realidad es muy distinta. Hay veces que se hace muy duro y te planteas hasta qué punto merece la pena».

Respecto al mercado del arte en España, el escultor considera que sigue habiendo una «creencia de que es algo elitista » y lo atribuye a la falta de valoración de la cultura en el país. «Por mil euros se puede conseguir una de mis piezas», afirma. «Aquí a veces parece que la cultura estorba, porque la cultura hace pensar y hace que te replantees cosas, y eso no está bien visto».

«Piensan que el arte es elitista y, sin embargo, la gente hace colas y se gasta un dineral para otras cosas que lo son más, como un teléfono móvil»

La incomprensión del arte contemporáneo por parte del público radica para el escultor en el « miedo a no entender », «Estamos acostumbrados a ver ‘Las Meninas’ e interpretarlas. Sin embargo, no lo hemos hecho tantas veces con una pieza nueva». Además, señala algo positivo: «Ahora cada artista tiene su mundo. Hay una variedad increíble».

«Comprar arte no significa gastarse muchísimo dinero. La cuestión es que tú valores tener una pieza en tu casa», concluye. A su vez, hace una comparación con el sector de la tecnología: «Piensan que el arte es elitista y, sin embargo, la gente hace colas y se gasta un dineral para otras cosas que lo son más, como un teléfono móvil». Concluye situando la formación como pilar imprescindible para que la situación y minusvaloración de la cultura cambien: ‘Para mí, la educación es fundamental’.

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