El «selfie» de Adonay Bermúdez con la obra de Eugenio Merino en TEA- A. B.Dónde está cuando no hace arte. En España, ser comisario independiente es una auténtica putada. En realidad, somos chicos orquesta, nos toca hacer de todo, aunque debo decir que soy hiperactivo y me encanta estar con veinte mil cosas al mismo tiempo.
No sé si busco aportar algo nuevo al ámbito artístico. Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta y siento una carga muy grande sobre mis hombros
Publico puntualmente artículos para diversos medios; escribo textos para catálogos o exposiciones; imparto talleres; edito libros, he publicado dos y ya estoy con el tercero; coordino actividades culturales (desde cursos hasta festivales); ocasionalmente me llaman para ser jurado en convocatorias… En fin, de todo un poco. Afortunadamente, cada vez tengo más trabajo (y mejor pagado) como comisario y eso me ha permitido abandonar una tarea que hice durante unos cuantos años: coordinar la prensa de eventos artísticos.
Le gustará si conoce a... Soy poco de tener referentes, pero en cuanto a colegas de profesión, destacaría a Marisol Salanova, a Fernando Gómez de la Cuesta o a Carlos Delgado Mayordomo, entre otros. Somos todos muy diferentes entre nosotros, pero todos ellos tienen dos cosas que valoro por encima de todo: profesionalidad y respeto. Sé que si tengo un problema puedo contar con ellos y que nos ayudamos entre nosotros sin pedir nada a cambio. Eso hoy es impagable. Soy un pesado porque siempre repito lo mismo: Esta profesión está muy mal pagada para estar con envidias, zancadillas y tonterías varias. Prefiero sumar en lugar de restar.
¿Qué se trae ahora mismo entre manos? Acabamos de clausurar la exposición en TEA y ahora me voy a Mallorca, que tengo una residencia artística en Addaya Centre d’Art Contemporani. Luego exhibimos el proyecto «The dirty business show» en el Museu das Comunicações of Fundação Portuguesa das Comunicações, ya que este año soy el comisario invitado de PlanoLisboa. Después presentamos la segunda edición del Festival Internacional de Videoarte «Entre islas» en Gran Canaria Espacio Digital, Centro Cultural de España en Nicaragua y ExTeresa Arte Actual de México, entre otros.
Yolanda Ros, mi profesora de Historia del Arte en el instituto, fue la que me abrió los ojos y le puso pica-pica y unas gotitas de tabasco
Me voy de residencia artística a La Embajada en Ciudad de México en octubre. En noviembre toca MARTE-Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Castellón, que soy uno de los comisarios de los solo projects, y un proyecto de promoción exterior para artistas locales organizado por el Cabildo de Lanzarote. Acabo el año con la exposición individual de Eugenio Merino en Espai Rambleta (Valencia), y ya empiezo el año comisariando la exposición individual de Daniel Jordán en la galería La Isla, en la calle Doctor Fourquet en Madrid, y la de Acaymo S. Cuesta en el Centro Cultural de Las Rozas, también en esta Comunidad Autónoma. Y en medio de todo eso, imparto dos talleres sobre comisariado, uno en Tenerife y otro en Granada, publico un libro y seguramente me dé un ataque al corazón.
¿Cuál es su proyecto personal favorito hasta el momento? Sin lugar a dudas, «¿Quién es ese hombre?», en TEA-Tenerife Espacio de las Artes. A veces se alinean los astros, tienes los «chakras» a tope de energía, te caen encima un par de cagadas de paloma y desde los cielos desciende tu santo y te echa polvos mágicos. Eso mismo me ha pasado. Se ha unido un museo con las buenas praxis en regla; una conservadora jefa (Yolanda Peralta Sierra) que confió en mí al 100% y no me cambió ni una coma; un equipo que se ha volcado totalmente; unos artistas que han sido muy profesionales y que han defendido el proyecto con uñas y dientes, y un catálogo del que me siento muy orgulloso. Por supuesto que hubo fallos, como en todo proyecto, pero han sido cosas que no se pudieron prever.
¿Por qué tenemos que confiar en él? Creo que la confianza es algo que se gana y se forja y, al final, es tu trabajo el que habla por ti, no uno mismo. No sé si busco aportar algo nuevo al ámbito artístico. Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta y siento una carga muy grande sobre mis hombros. Yo poco a poco he creado mi línea de trabajo, lo que me interesa y lo que no me interesa y, sobre todo, lo que soy capaz de hacer y lo que no. Conozco bien mis límites, lo que no significa que no arriesgue.
Soy un comisario afortunado dentro de mi generación. He podido trabajar desde lo local, pero con una parte considerable en el ámbito internacional
Le dedico muchas horas. De hecho, a veces pienso que las multiplico como los panes y los peces. Admito que soy de esa línea que se preocupa mucho por el público y, por ende, por la comunicación (desde el mensaje, pasando por la distribución o la iluminación). Sencillamente, creo que soy coherente y consecuente con lo que hago.
¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A cualquiera de los comisarios que he nombrado antes, pero añadiría una serie de artistas canarios a la lista, que parece ser que en general estamos un poco olvidados, tanto fuera como dentro de las islas: Acaymo S. Cuesta, Luna Bengoechea, Nicolás Laiz Placeres, Noelia Villena o Daniel Jordán, entre muchos otros. Todos en un buen momento de su carrera y con mucho qué decir.