La actriz Silvia Abascal
La actriz Silvia Abascal - Juan Manuel Serrano Arce

Silvia Abascal: «En el teatro es donde me siento más libre y más poderosa»

La actriz está inmersa en dos proyectos que le mantendrán ocupada hasta finales de año

Santander Actualizado: Guardar
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El verano no es sinónimo de descanso para Silvia Abascal. La actriz ya está trabajando en dos proyectos que verán la luz en los próximos meses. En mitad, hace una parada en Santander, donde anoche llevó a cabo una lectura dramatizada de varios relatos del libro «Aquí yacen dragones», de Fernando León de Aranoa, organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Le gusta que cada trabajo que realiza se convierta en una experiencia diferente, para lo que asegura que le ayuda que no se trate de un papel «cómodo». Es consciente de que su profesión le permite llegar a muchos sectores, por lo que, para ella, transmitir mensajes de concienciación social a través de sus papeles es una oportunidad que hay que aprovechar.

-¿En qué proyectos está inmersa?

En la serie «La Catedral del Mar», la adaptación de la novela, que empezamos ahora a finales de agosto y terminaremos justo a finales de año. Y luego en «La Cocina», de Arnold Wesker, dirigida por Sergio Peris-Mencheta, en el teatro Valle-Inclán, que estrenamos a mediados de noviembre y hasta finales de año.

-¿Cómo va a ser «La Cocina»?

Va a ser un montaje muy especial. Independientemente del resultado, el proceso es tan profundo... Es todo un trabajo sensorial, unos ritmos… La función tiene un ritmo trepidante, es una cocina, un infierno, pero un infierno que late. Cada personaje es un universo.

¿Y cuál es su papel?

El de una camarera francesa que tiene una relación de pareja con Peter. Aunque es una obra muy coral, si hay un personaje en el que se focalizan las cosas es Peter. Ella es la amante, porque ella está casada con un hombre pero mantiene una relación con él, que es una relación prácticamente imposible. Discuten muchísimo, él le exige que abandone al marido, pero es muy difícil. Es tormentoso, pero es una atracción inevitable. Es humana, está en una situación de elección difícil.

-¿Busca un reto en cada papel que interpreta?

Me encantaría poder elegir siempre personajes que fueran un contraste, pero a veces llegan y a veces no. No siempre llegan personajes o proyectos ricos, y a veces una puede decidir quedarse estudiando o viajando, pero otras veces no, pues tengo que trabajar. Y entonces, aunque no me mate artísticamente, lo hago para poder permitirme estudios.

- Ha trabajado en cine, televisión y teatro. ¿Con qué se queda?

En el teatro es donde me siento más libre y más poderosa, porque es un vuelo en el que naces y en el que mueres. Cada función es única. Y lo más del teatro es el contacto con el público, eso no te lo da ni el cine ni la televisión. El teatro es el ritual del actor, lo que se siente cuando estás en camerinos y estás escuchando al público entrar. Esa sensación de nervio positivo. Y una vez que sales ahí, sabes que por muchas indicaciones que puedas tener del director estás ahí, y que pase lo que pase tienes que seguir adelante. Y esa cosa también maravillosa que tiene el teatro de que si te perdiste la función, te la perdiste. Cada función es única, irrepetible, es una oportunidad para mejorar.

-También ha dirigido. ¿La experiencia como actriz influye en ese trabajo?

Yo creo que sí, a la hora de dirigir a los actores, porque les respeto infinito. Y también técnicamente, porque yo en los rodajes estoy muy pendiente de los equipos técnicos, de su oficio, porque me gusta mucho. Y también dirigiendo hay algo que agradeces mucho, que es no ser la imagen. Estar detrás de la cámara da mucho gusto.

-¿Hay algo pensado para cuando termine estos proyectos?

No, no tengo nada pensado. Termino a fin de año y empieza nuevo ciclo. Si hay trabajo trabajaré, y si no, me tomaré un descanso, porque va a ser intenso. Hay que parar para recargar.

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