Arte
Daniel Bilbao revela en cien cuadros la mirada del pintor sobre la arquitectura
La Casa de la Provincia acoge la exposición más extensa de las realizadas hasta ahora por el artista sevillano
A Daniel Bilbao (Sevilla, 1966), el amor por las Bellas Artes le viene en los genes. No en vano sus tíos bisabuelos fueron el gran pintor Gonzalo Bilbao y su hermano Joaquín , escultor y autor de la estatua de San Fernando de la Plaza Nueva: «Mucha gente conoce a Gonzalo, pero a Joaquín menos, y era un gran artista», asegura su descendiente, pintor y hoy decano de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
Daniel Bilbao presenta en la Casa de la Provincia la mayor exposición de su obra realizada hasta la fecha bajo el título de ‘Arquitectura. La mirada nómada ’ , que reúne más de cien cuadros de diversos formatos. «Hacer esta exposición no ha sido sencillo. El comisario es el también pintor Gerardo Delgado y gracias a Gerardo hemos conseguido un montaje espectacular. Ha sido la mano maestra». La muestra cuenta también con un extenso catálogo con el texto del arquitecto José Joaquín Parra Bañón .
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Echando la vista atrás, Daniel Bilbao recuerda sus inicios y su infancia. « No recuerdo mi niñez sin un lápiz en la mano . Mis tíos abuelos Gonzalo y Joaquín eran abogados, aunque nunca ejercieron. Cuando yo le dije a mi padre que quería ser pintor, me dijo que hiciera como mis tíos y estudiara una carrera. Luego vio mi afición y me apoyó para que hiciera Bellas Artes».
En esta exposición se recogen obras desde 2013 a la actualidad, lienzos que tienen la arquitectura como protagonista de los edificios con la mirada interior y exterior. « En mi obra hay desde los inicios cierto vínculo con la arquitectura. Primero me centré en el ámbito industrial, la arqueología industrial, las fábricas en desuso y las estructuras portuarias. Después fui derivando a un estudio de paisaje y cómo el hombre interviene en su entorno, y cómo aparece el elemento de ordenación y la línea recta, que es la que geometriza y urbaniza el entorno. De ahí surgieron las cartografías y después derivé a una arquitectura más racionalista, que es cuando más se evidencia el lenguaje minimalista del hombre en relación al entorno».
El racionalismo que ha marcado toda la arquitectura del siglo XX y del XXI está de forma constante en la obra de Daniel Bilbao , quien hace unos años tuvo una residencia de investigación en Lisboa en la Fundación Gulbenkian. «Había estado ya en Barcelona, Berlín y en la República Checa viendo obras de Van der Rohe. En la Gulbenkian surge una nueva línea, y es que al principio veía el edificio desde fuera y cómo se relacionaba con el entorno, pero allí estaba solo en el museo y comencé a mirar el paisaje desde dentro del edificio». Uno de los edificios que le sobrecogió al visitarlo fue el de Mies van der Roeh en Barcelona: «Fue increíble verlo, de verdad. Me quedé totalmente sobrecogido por la visión del edificio».
La docencia
Actualmente es decano de de la Facultad de Bellas Artes y titular del Departamento de Dibujo. «Estoy satisfecho de que a los 20 años tuve la lucidez de decir: ‘Me gusta esto’. Y para consolidar un proyecto de familia era claro que la Universidad era mi sitio. Luego descubrí un mundo muy enriquecedor en la docencia , que me apasiona y donde se aprende muchísimo».
Este artista no es ajeno a las críticas que desde algunos nombres de la pintura hacen a la Facultad, aunque cree que son algo del pasado. «Yo creo que la facultad ha cambiado radicalmente. Como toda institución ha sufrido a lo largo de los años un momento histórico y en ese estamos ahora en un plan europeo. Hoy día el concepto de Universidad ha cambiado. Soy consciente de esas críticas pero ya se remontan a hace treinta años , y ahora están desactualizadas. Los que estudieron entonces lo que recibían no tiene nada que ver con la universidad de ahora. Estamos a la última, experimentando tecnológicamente, con asignaturas de vanguardia y nuestra misión es crear un equilibrio entre las últimas técnicas y la formación en dibujo en el que Sevilla es un referente a nivel europeo, porque vienen estudiantes de toda Europa. Somos una academia del siglo XXI, no academicismo , que fue lo que denostó esa mala fama, la norma férrea que tanto daño hizo. La academia hoy es una puesta en valor».
Para conseguir compatibilizar su labor docente con la de pintor ha tenido que hacer muchas renuncias. «Adapto el estudio a la obligación de decano, me lo quito de la familia y del sueño, pero soy consciente de que dedico a la facultad años de entrega porque es una entidad que a mí me ha dado muchísimo».
Permanentemente alerta
Por otra parte, sigue permanentemente alerta y en activo a través de un grupo de investigación donde se estudia el paisaje desde distintas vertientes, aunque su mente en la actualidad está dando vueltas a otras posibles series para su obra. «Sigo en la línea de la arquitectura, pero también trabajo con otras posibilidades que me tienen ilusionado. Descubrí en el museo Kröller-Müller de Otterlo, cerca de Amsterdam, a los puntilllistas belgas y holandeses, que producen una vibración en la pintura y un preciosismo en la forma de poner la pintura que estoy incorporando en mi tratamiento, y ahora estoy entusiasmado».
También dice sin dudarlo que en Sevilla hay una eclosión de pintores. «Es una ciudad vinculada al arte desde la academia que fundaran Murillo , Valdés Leal y Herrera el Joven en la Lonja hoy Archivo de Indias, y ese fue el germen de lo que hoy es la facultad, porque nace como primera escuela de las tres nobles artes y va derivando a lo largo del tiempo, quedando la academia de las Bellas Artes Santa Isabel de Hungría. Desde los años 90, Sevilla ha sido una factoría de artistas . Desde que irrumpió la galería Máquina Española hasta hoy día. Hay nombres importantísimos como Miki Leal , Ana Barriga , Jesús Quintero , Mariajosé Gallardo , Cachito Valdés … Y algunos con lenguajes muy vanguardistas. Todos han sido alumnos de Bellas Artes de esta facultad nueva que no cesa de producir artistas maravillosos», concluye.
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