Vista de la obra «F Lotus»
Vista de la obra «F Lotus» - EFE

Ai Weiwei remueve las conciencias con chalecos salvavidas de refugiados

La última obra del artista y activista chino está formada por un millar de chalecos que forman flores de loto flotando en el estanque del Palacio Belvedere de Viena

Viena Actualizado: Guardar
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A lo largo de su vida, Ai Weiwei (Pekín 1957) ha sido víctima de la represión del gobierno Chino, lo que tras numerosos arrestos y encarcelamientos le llevó a exiliarse de su país de origen. Se trata de una experiencia que ha marcado su obra y que permite a este artista empatizar extraordinariamente con el drama de los refugiados que llegan a Europa: «Yo soy uno de ellos. Nací como refugiado porque mi padre se exilió cuando era un niño. Crecí durante años en campos de refugiados. Sé lo que significa ser discriminado y oprimido, porque alguien piensa que eres diferente, o un enemigo peligroso».

Ai Weiwei posa con una de sus esculturas
Ai Weiwei posa con una de sus esculturas - AFP

Animado por esta empatía Ai Weiwei ha presentado en los jardines del Belvedere en Viena su exposición «translocation-transformation», que se exhibirá hasta el 20 de noviembre.

La pieza clave de esta muestra esta formada por miles de chalecos salvavidas que flotan sobre el estanque del Belvedere como flores de loto. Los chalecos fueron recogidos en las playas de Lesbos tras ser abandonados por los refugiados sirios que tocaban tierra después de su odisea escapando de la guerra.

«Tenemos que rescatar a las personas que, desesperadas, dejan atrás todo lo que tienen y llegan a otra tierra donde los ven como una amenaza», explicó el artista en la rueda de prensa inaugural. Esta no es su única obra en recuerdo de los refugiados. Durante los últimos meses se ha mostrado muy comprometido con esta causa, llegando a cubrir su obra «Cabezas del Zodiaco», que en ese momento se exponía en Praga, con mantas térmicas doradas para protestar por el sufrimiento de los refugiados en su camino a Europa. Además para su recuerdo instaló cientos de chalecos en las columnas de la Konzerthaus en Berlín.

También se ha mostrado crítico con muchos países europeos por su actitud a la hora de afrontar la crisis. El pasado enero decidió cerrar una exposición en Copenhague y retirar una obra suya del museo de Aros, en el oeste de Dinamarca, en protesta por las nuevas leyes de asilo en ese país.

La obra que presenta en Viena se completa con otras piezas expuestas en el museo 21er Haus. En este espacio se exhibe la reconstrucción de la sala del té de un templo ancestral que perteneció a la dinastía Ming, cuyas columnas miden 14 metros de alto y que está compuesto por 1.300 piezas individuales. El templo perteneció a la familia Wang, un clan de mercaderes de té que fueron expulsados del país durante la Revolución Cultural China.

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