Terry O'Neill, ante varias de sus fotografías
Terry O'Neill, ante varias de sus fotografías - José Ramón Ladra

Terry O’Neill: «Nos reíamos mucho al pensar en Mick Jagger cantando con 40 años»

El célebre fotógrafo británico presenta en Madrid una exposición sobre los Rolling Stones

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dejando a un lado el tremendo historial de celebridades que ha posado ante su objetivo, hay un dato que lo dice todo sobre Terry O’Neill: él hizo la primera fotografía oficial de los Beatles. Podría pensarse que, a partir de ahí, todo es cuesta abajo. Pero O’Neill no lo ve así, ni mucho menos. Desde Frank Sinatra a Kate Moss, pasando por Winston Churchill o Pelé, este veterano fotoperiodista capturó a tantos personajes icónicos durante cinco décadas que llegó un día en el que decidió «que ya no quedaba nadie más». La última persona que le despertó suficiente interés como para desenfundar su cámara fue Amy Winehouse.

Los Rolling Stones, otros a los que pilló casi recién nacidos, son los protagonistas de la exposición «Breaking Stones», organizada por José Cuervo (que además ha fabricado una edición especial de su tequila dedicada a sus Satánicas Majestades) y abierta hasta el 30 de mayo en la Mondo Galería (c/ San Lucas, 9) de Madrid.

Por sus fotos, se diría que Jagger y compañía ya sabían cómo conquistar la cámara en 1963.

Oh, no crea. Tenga en cuenta que eran unos adolescentes, y tenían un encanto absolutamente natural. Trabajé con ellos unas diez veces durante sus dos primeros años, y siempre fueron ingenuos, dulces. Ahora no puedes ni acercarte a ellos, claro, pero por entonces eran chicos muy accesibles y fáciles de tratar. ¡Quién me hubiera dicho que esos chavales harían historia tocando en Cuba medio siglo después! Nos reíamos mucho hablando sobre cómo sería llegar a viejos, imaginándonos a Mick cantando con cuarenta años, ¡ja, ja! Por aquel entonces, tanto ellos como yo pensábamos que en un par de años nos veríamos obligados a buscar trabajos «normales».

Su secreto para hacer buenas fotografías era hacerse invisible y no intervenir jamás. ¿Nunca tuvo la tentación de intentar hacerse amigo de ellos?

No, nunca. Yo tenía que ser como una sombra. Si te pones a hablar con los protagonistas, ¿quién toma las fotos? Además, ser amigo de ellos exigía trasnochar constantemente, beber, tomar drogas. Y yo tenía que levantarme todos los días a las ocho de la mañana. Y las drogas no me gustaban nada.

Entablar amistad quizá le hubiera colocado en situaciones interesantes.

Sí, quizá, quizá. Pero, en lugar de eso, lo que hacía era pasar mucho, mucho tiempo con ellos. Requería mucho trabajo, pero era la única manera de mantener la esencia del observador. Frank Sinatra, por ejemplo, me permitió pasar treinta días con él.

¿Por cuál de los Stones sintió mayor afecto?

Por Keith y por Bill, sin duda. Con Charlie Watts también me llevaba muy bien porque yo tocaba la batería en un grupo de jazz, igual que él antes de los Stones. Con Mick me llevaba menos, y Brian Jones… Bueno, se veía claramente que era un genio, era encantador pero también tenía un carácter problemático.

¿Qué le parece que ahora todo el mundo haga fotos en los conciertos?

Me encanta. Es cierto que el daño colateral es que el oficio de fotoperiodista musical es más precario, pero creo que es bonito que cualquiera pueda hacer una gr an foto.

Ver los comentarios