Paralizada la subasta de un «Profeta Ezequiel» procedente de la Catedral de Pamplona

El Gobierno de Navarra emprende acciones legales para recuperar la obra, de la que es titular

El profeta Ezequiel, a la derecha de la crucifixión en la pintura mural gótica del refectorio de la catedral de Pamplona Museo de Navarra

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Por 3.000 euros iba a salir a subasta este jueves en Madrid un «Profeta Ezequiel» atribuido al pintor Juan Oliver (1332), procedente del refectorio de la Catedral de Pamplona, pero finalmente el Gobierno de Navarra logró ayer paralizar su venta ya que que se trata de una obra de arte de la que es titular y ha emprendido acciones legales para recuperarla.

La pieza de 93 x 41 centímetros, que se anunciaba en el número 1.007 de la Subasta de Pintura Antigua y Artes Decorativas de Fernando Durán procedente de la colección de José Gudiol, es un fragmento de una gran pintura mural de la catedral que fue traspasada a lienzo en 1944 y que actualmente se expone en el Museo de Navarra. El cabildo catedralicio donó estas pinturas murales al Ejecutivo foral en 1947, tras su restauración.

La Institución Príncipe de Viana encargó en 1944 a José Gudiol, historiador medieval, y a su hermano Ramón la realización de los trabajos de arranque, traspaso a lienzo y consolidación de las pinturas murales existentes en la Catedral de Pamplona, en San Pedro de Olite y en San Saturnino de Artajona. Una vez arrancadas, las pinturas fueron trasladadas a Barcelona donde se realizaron las tareas de limpieza, restauración y traspaso a lienzo.

Un duplicado

Del informe técnico elaborado por la Sección de Registro de Bienes Muebles y Arqueología del Servicio de Patrimonio Histórico de Navarra se desprende que el «profeta Ezequiel» que iba a participar en la puja «se pudo obtener» durante este proceso de restauración «debido a la técnica empleada (strappo) para traspasar la pintura mural a un lienzo», que permite hacer un duplicado .

En la documentación de la época no se reseña ningún duplicado, pero a mediados del siglo XX no se documentaba exhaustivamente el procedimiento seguido en una restauración, como se hace actualmente, entre otras cosas porque constituía un secreto de taller que se transmitía celosamente a los aprendices del mismo, recuerdan los expertos del Gobierno de Navarra. Sin embargo, ha sido posible reconstruir el proceso seguido gracias a notas dispersas encontradas en documentación administrativa, textos especializados y prensa de la época, además de mediante el estudio actual de las obras conservadas.

El «Profeta Ezequiel»

Una vez finalizados los trabajos en 1946, las pinturas murales góticas procedentes del claustro y el refectorio de la Catedral de Pamplona se expusieron en el Museo Municipal de Arte Moderno de Barcelona y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid .

El 5 de marzo de 1947, ante el fin de la exposición en Madrid, la Institución Príncipe de Viana informó al cabildo de su traslado a Pamplona y le instó a que se autorizase su colocación permanente en el Museo de Navarra , permiso que obtuvo al día siguiente, el 6 de marzo de 1947.

Apenas unos meses después, por Acuerdo de 21 de noviembre de 1947, la Diputación Foral de Navarra aceptó la donación de la Diócesis de Pamplona de un conjunto de bienes artísticos, entre los que se incluían las pinturas murales góticas del refectorio y el claustro de la Catedral de Pamplona, con destino al Museo de Navarra. La entrega tuvo lugar el 12 de diciembre de 1947, por lo que desde entonces el Gobierno Foral es propietario del conjunto de pinturas murales góticas, entre las que se encuentran las que decoraban el refectorio.

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