«Raimundo Roberto y Fernando José, hijos de la Infanta Josefa Fernanda de Borbón», de Antonio María Esquivel. Detalle
«Raimundo Roberto y Fernando José, hijos de la Infanta Josefa Fernanda de Borbón», de Antonio María Esquivel. Detalle - MUSEO DEL PRADO

Los niños «se cuelan» en el Prado

El museo dedica, durante un año, una sala en Villanueva a los retratos infantiles del XIX. Se presenta por vez primera una obra perdida de Esquivel, adquirida recientemente

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«El Prado sobrevive al Bosco. Hay vida después del Bosco», advierte Miguel Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación de la pinacoteca. En las próximas semanas, el museo inaugurará varias exposiciones: dibujos de Ribera, Metapintura, el Maestro Mateo... Ayer mismo se presentaba una pequeña muestra con fondos de sus colecciones. Se trata de una selección de retratos infantiles del XIX que, durante un año, colgarán juntos en la sala 60 del edificio Villanueva. El objetivo, seguir dando visibilidad en el Prado a la pintura del XIX, que durante años estuvo guardada en los almacenes del Casón del Buen Retiro. De estas ocho obras, tan solo una podía verse en la colección permanente: «Federico Flórez y Márquez», de Federico de Madrazo.

Le acompañan en la sala retratos pintados por Vicente López, Rafael Tegeo, Luis Ferrant, Joaquín Espalter, Carlos Luis de Ribera, Domínguez Bécquer y Antonio María Esquivel.

«Isabel Aragón Rey». de Luis Ferrant y Llausás
«Isabel Aragón Rey». de Luis Ferrant y Llausás - MUSEO DEL PRADO

De este último se exhibe un cuadro que ha sido adquirido recientemente por el Museo del Prado en la galería Caylus por 60.000 euros. Se trata de «Raimundo Roberto y Fernando José, hijos de la Infanta Josefa Fernanda de Borbón» (1855). Javier Barón, jefe del Área de Conservación de Pintura del siglo XIX del Prado, explica que el niño como tema autónomo en la pintura aparece a finales de la Ilustración (Goya tiene estupendos retratos infantiles), pero será en el Romanticismo cuando adquiera fama y se multipliquen los encargos. En los años 40 y 50 aparecen importantes novedades en este género. Las obras expuestas están fechadas entre 1842 y 1855. Los retratos de Vicente López y Rafael Tegeo, comenta Barón, «representan a la niña como mujer a pequeña escala». En otros casos, como en el de Federico de Madrazo, «reflexiona sobre los modelos históricos de Velázquez». Carlos Luis de Ribera, por su parte, retrata a una niña en un parque destacando su gracia e ingenuidad, mientras que Espalter se basa en el modo burgués europeo. En Sevilla se formaron artistas como Esquivel y Domínguez Bécquer, muy influenciados por la herencia de Murillo.

Sobre la obra comprada recientemente, destaca Javier Barón que es sorprendente que Esquivel retratara a los sobrinos del Rey con pieles, siguiendo el ideal rousseauniano del buen savaje. Y es que el padre de los niños retratados era el escritor y periodista cubano José Güell, que fue diputado liberal. De ahí que haya en el lienzo alusiones al liberalismo: los jilgueros a punto de ser sacados de la jaula, la palabra «libre» aparece escrita en el collar del perro... El Prado posee en su colección otras obras de Esquivel, como un autorretrato y «Virgen con el Niño». Pero Barón subraya que este doble retrato «es muy singular. En su época despertó el estupor por ese rechazo de la Corte». El cuadro, que se había perdido, se muestra ahora por vez primera en el Prado. Conserva su espectacular marco original y se halla en un perfecto estado. El museo, que atesora 700 retratos del XIX, realizó en los 80 una exposición centrada en los niños.

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