Los faraones del British Museum reinan en Caixaforum

Más de 150 piezas exploran la humanidad y divinidad de los gobernantes egipcios

Una visitante contempla una de las esculturas de la exposición EFE

MARÍA GÜELL

Tres faraones dan la bienvenida a la exposición «Faraón. Rey de Egipto», que se puede ver en CaixaForum Barcelona hasta el 16 de septiembre gracias a la colaboración de The British Museum. Tres faraones; tres reyes con características faciales muy diferentes. Los ojos se van a la cabeza del faraón Mentuhotep II, famoso por reunificar el país tras una época de Guerra Civil. «El estado de conservación de los pigmentos de esta cabeza es muy bueno. Lleva la corona blanca, símbolo del Alto Egipto, y una cobra amarilla en la frente», destaca Neal Spencer, comisario adjunto de la exposición.

«Eran cientos los dioses a los que se rendían culto en el antiguo Egipto, y todos tenían algún vínculo con el faraón –destaca Elisa Durán, directora general adjunta Fundación La Caixa–. La idea de esta muestra es recoger todas las facetas del faraón». Ciento sesenta y cuatro piezas nos ayudan a viajar por tan particular universo faraónico.

Para los egipcios, el último gobernante divino fue Horus, dios con cabeza de halcón de quien el faraón era considerado una encarnación. «La idea es que el público recorra los tres mil años de la historia del Antiguo Egipto y descubra las manera de vivir de sus gobernantes», apunta Marie Vandenbeusch, comisaria jefe de la exposición. Para los amantes de las piezas inéditas. Neal Spencer tiene buenas noticias: «Después de una “excavación” por los almacenes de nuestro museo se muestra por primera vez en público el dintel de una puerta del Reino Nuevo, de entre el 1550 y el 1069 a.C».

Los templos y los palacios

«Los palacios de los faraones no eran tan suntuosos como los palacios de los dioses. Y los templos no eran de congregación, sino lugares sagrados y muy restringidos. A parte del faraón, sólo unos pocos sacerdotes tenían permiso para acceder al santuario. La palabra egipcia templo significa “casa del dios”», aclara Vandenbeusch. Por todo Egipto se construían palacios reales con adobes secados al sol. Un fragmento de un papiro nos ilustra sobre las cuestiones de la vida administrativa. «Aquí se pueden leer las tareas que realizaban los sacerdotes, los objetos que almacenaban e incluso el calendario de trabajos », añade Vandenbeusch.

Detalle de uno de los apartados de la exposición EFE

El faraón debía defender Egipto y construir un imperio. Reconocemos muchas imágenes de los faraones guerreros y victoriosos. Una estatua de un prisionero sorprende al visitante. «Esta figura debía estar en las inmediaciones de un templo de una pirámide real, cerca de la actual ciudad de El Cairo, y tiene un cierto parecido con dos estatuas que se conservan en el Metropolitan de Nueva York», explican los comisarios. Y una jamba de una puerta de la tumba del general Horemheb nos recuerda a este faraón que accedió al trono de forma imprevista. Carecía de sangre real y ascendió en la jerarquía militar hasta convertirse en general durante el reinado de Tutankhamon.

En aquella época también había correspondencia. Vale la pena acercarse a las vitrinas que guardan las tablillas con el texto de dos misivas de reyes babilonios en escritura cuneiforme que forman parte de un archivo del cuerpo diplomática.

Extranjeros en el trono

Una de las sorpresas es descubrir que hubo varios faraones nacidos fuera de Egipto, algunos de ellos grecomacedonios o romanos. «Muchos de ellos construyeron templos consagrados a dioses egipcios y ellos mismo se representaban como faraones tradicionales», concreta Vandenbeusch. Pero la convivencia no fue siempre fácil. «La literatura egipcia refleja un intenso sentimiento antipersa. Los saqueos marcaron el dominio persa en tiempos de Artajerjes III, rey que fue apodado por los egipcios como “El burro”».

Algunos objetos nos ayudan a entender este capítulo. Es el caso de una estela del faraón Ptolomeo II, en la que se le representa con todas las características de un faraón, a pesar de su origen grecomacedonio. O una cabeza de Alejandro Magno, dinastía macedonia, reinado de Alejandro Magno. Conquistó Egipto en 332 a.C y como expulsó a los gobernantes persas, algunos egipcios lo acogieron como un liberador.

El recorrido acaba con la vida eterna. «No hemos podido traer una tumba –bromea la comisaria–. Pero sí varias piezas que ilustran el ritual. Queremos explicar cómo se preparaban los reyes para la vida posterrenal. La mayoría empezaban a construir sus tumbas muy pronto. Para ayudar al faraón a su periplo hacia vida eterna se construían una majestuosa tumba que decoraban con todo lujo de detalle». En este apartado la pieza más vistosa es un fragmento de la tapa del sarcófago del faraón Ramsés VI.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación