«Mujer sentada en una silla», de Henri Matisse
«Mujer sentada en una silla», de Henri Matisse - REUTERS

Alemania devolverá dos cuadros de Cornelius Gurlitt a sus legítimos dueños

«Mujer sentada en una silla», de Henri Matisse, y «Dos jinetes en la playa», de Max Liebermann, fueron robados por los nazis

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El Gobierno alemán ha firmado un acuerdo por el que devolverá, de forma inminente, dos cuadros robados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial a su legítimos dueños. Se trata de «Mujer sentada en una silla», de Henri Matisse, y «Dos jinetes en la playa», de Max Liebermann.

Las obras se encontraban en poder del alemán Cornelius Gurlitt, recientemente fallecido e hijo de un coleccionista de arte, Hildebrand Gurlitt, que llegó a ostentar posiciones prominentes en museos y galerías alemanas durante la era nazi.

El sorprendente hallazgo de más de 1.500 obras de arte descatalogadas durante un operativo en las propiedades de Cornelius Gurlitt en Múnich y Salzburgo conmocionó a la opinión pública germana. La investigación apuntaba a una presunta evasión de impuestos masiva, pero el hallazgo abrió la puerta a un escándalo mucho mayor.

Desde entonces, la devolución de los cuadros -muchos de ellos habían sido considerados «arte degenerado» por el régimen hitleriano- fue considerada fundamental para evitar un deterioro de la imagen de Alemania en el exterior. Todo indica que la gran mayoría de las obras pertenecieron a familias o coleccionistas judíos que fueron víctimas del Holocausto.

Ahora el camino de retorno a los legítimos propietarios empieza a despejarse. La ministra alemana de Cultura, Monika Grütters, firmó esta semana un convenio para la devolución de los dos cuadros, que debe ser refrendado por el tribunal de Múnich que gestiona la herencia de Gurlitt. «Cuando la Corte dé su aprobación, el proceso será muy rápido», ha declarado Stephan Brock, albacea estatal en el caso Gurlitt, y ha agregado que a lo sumo el proceso tomaría tres semanas.

Según los expertos, el cuadro «Mujer sentada en una silla» fue sustraído en Francia por los nazis al marchante de arte judío Paul Rosenberg y legalmente pertenece a sus herederos. Así, se convirtió en la primera obra de arte en poder de Gurlitt cuya propiedad fue esclarecida. En cuanto a «Dos jinetes en la playa», se determinó que perteneció al coleccionista judío David Friedmann. Actualmente, es reclamada por David Toren, un sobrino nieto suyo, que vive en Nueva York.

A más de un año del sorprendente hallazgo, todavía resta mucho por hacer. El proceso de identificación de los legítimos propietarios no es sencillo y el fiscal a cargo del caso ha dicho que solo se devolverán las obras si existe total certeza sobre su origen. Mientras tanto, el Museo de Bellas Artes de Berna, Suiza, -al que Cornelius Gurlitt legó su patrimonio- afirmó que sólo aceptará la parte de la colección que Hildebrand Gurlitt haya adquirido de forma legítima. Y firmó un convenio por el que acepta que las obras permanezcan en suelo alemán mientras prosigan las investigaciones para esclarecer su procedencia

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