Ferrer Dalmau y Pérez Reverte, ante el cuadro, al término de la presentación en el Museo Naval
Ferrer Dalmau y Pérez Reverte, ante el cuadro, al término de la presentación en el Museo Naval - abc

Relato de Pérez-Reverte sobre la epopeya del Glorioso

El académico narró en el Museo Naval los tres combates del navío, en la presentación del cuadro de Ferrer Dalmau, al que ha asesorado

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El acto de presentación del nuevo cuadro de Augusto Ferrer Dalmau, «El último combate del Glorioso», presidida por el Rey en el Museo Naval, fue un acto emocionante por muchas razones. Una de ellas fue la alocución de Arturo Pérez-Reverte. El escritor y académico narró con inconfundible pulso las tres batallas que afrontó el navío en su viaje desde las Azores. Sus palabras acaban de ser publicadas íntegramente en el blog Espejo de Navegantes. Pasen y lean, dispuestos a emocionarse. Para muestra un botón: «En aquel tiempo, un navío de América era una presa codiciada: solía llevar caudales a bordo, así que los ingleses le dieron caza. Manteniendo el barlovento con mucha pericia marinera, el Glorioso se batió toda la noche, tuvo un respiro al caer el viento durante el día, y volvió a pelear la noche siguiente: primero dejó fuera de combate a la fragata, que se hundió; y tras hora y media de combate con el Warwick en la oscuridad, sin otra luz que los fogonazos artilleros (los españoles dispararon 1.006 cañonazos y 4.400 cartuchos de fusil, que se dice pronto), el navío inglés se retiró con el rabo entre las piernas.

Que no siempre Britania, aunque por lo común lo venda con poesías y trompetas, parió leones.» [ Lee el discurso completo en Espejo de Navegantes]

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