MÚSICA
Ana Crismán: «me dio curiosidad por saber cómo sonaría el arpa por soleá o por seguiriya»
La jerezana, pionera en tocar el arpa flamenca, triunfa con su primer disco 'Arpaora' y su música podrá disfrutarse el próximo 26 de junio en la Fundación Unicaja como parte de la programación del festival Jazz Cádiz

Arpa y flamenco son dos palabras que, a priori, no se relacionan aunque ambas pertenezcan al mundo de la música. Pero la música jerezana Ana Crismán ha encontrado una fórmula para encontrarle al arpa el sonido más flamenco y cuyo resultado se puede disfrutar en su disco 'Arpaora' y en sus recitales en directo.
Pero por qué flamenco y por qué el arpa. La primera de estas cuestiones tiene una respuesta más fácil encontrada en las raíces de la artista: «si naces en Jerez, al final el flamenco te va a llegar». «No sabría ni decirte cuál es mi primer recuerdo de esta música. Está tan presente desde el inicio de mi vida, que ni siquiera recuerdo el primer momento donde yo escuché a alguien cantando flamenco», explica para hablar de la presencia este arte en su vida.
De algo con lo que creció a algo que descubrió siendo adulta, «porque yo la primera vez que vi a alguien tocando el arpa en persona, yo ya tenía 35 años». Fue en un viaje a Irlanda donde descubrió este instrumento y donde se enamoró de su belleza y de su sonido. «Me llamó la atención que nunca hubiera visto una en Andalucía, ni que nunca hubiese ido a un concierto de arpa de ningún tipo. Ya no hablo solo del flamenco».
Un encuentro con el arpa que despertó la curiosidad de Ana Crismán: «me dieron ganas y curiosidad por saber cómo sonaría el instrumento por soleá, por seguiriya…». Una curiosidad que continuó con una investigación sobre el arpa. Tal y como cuenta, «empecé a acercarme al instrumento y a la música que con él se podía hacer y seguía sintiendo esta curiosidad de ver cómo sonaba por los cantos de mi pueblo, de mi tierra. Y al final pues me compré un arpa, así sin saber tocarla ni nada».
Una apuesta arriesgada dado el alto precio y la necesidad de salir al extranjero para hacerse con el instrumento: «aquí en España no hay mercado de arpas, sí de arpa para música clásica, pero yo quería un arpa de levers que fue la que vi en Irlanda. Entonces, me acerqué a Francia y me compré una». Una adquisición a la que siguió un trabajo de constancia y aprendizaje ante la falta de apoyos. «Busqué a alguien que me pudiera dar clases, pero la gente me decía que ya era muy mayor para aprender a tocar porque es un instrumento difícil y es complejo, tiene muchas cuerdas, tiene mucho cambio, muchas posibilidades y las combinaciones son infinitas. No recibí mucho sostén en el exterior para esta propuesta, pero creo que quizás fue lo mejor que pudo pasar porque al no aprender la técnica de nadie, tampoco absorbí los límites de esta técnica», relata.
La artista explica que «la técnica del arpa clásica no sirve para tocar flamenco. El flamenco funciona de otra manera. Es una música con una naturaleza de impacto y requiere de velocidad y de unas posiciones para poder atacar las cuerdas de una manera mucho más directa». De ahí la ventaja de su propio proceso de aprendizaje sin influencias externas. «Empecé a tocar de oído esta música que llevo escuchando desde pequeña y empecé a encontrar el flamenco en el instrumento para mi gran sorpresa. A partir de ahí empecé a tocar y a tocar y a tocar y, bueno, pues desarrollé un repertorio específico de flamenco para arpa porque había que crearlo».
Innovación flamenca
Un proceso en el que sus estudios de licenciada en Historia y Ciencias de la Música con especialización en Flamencología han sido un apoyo: «El estudio del arpa lo he abordado de una manera autodidacta y desarrollando una técnica nueva, porque no existía y no había un modelo de quién copiarte, ni un referente del que partir. Entonces sí que es verdad que es una técnica y un lenguaje completamente nuevo, pero esa base que está ahí de alguna manera me ayudó».
Pionera en el mundo de flamenco, pero siempre manteniendo la raíz de un arte que demuestra seguir vivo y en evolución. Ana Crismán opina que «el flamenco se está dejando atravesar por lo que está pasando actualmente, aunque mantenga todavía un núcleo de raíz». Sobre esto añade que «Internet y las redes han hecho su trabajo y hay mucho más acceso a contenido de todo tipo y, por supuesto, musical también».
También tiene claro el referente inspirador: «Paco de Lucía dejó una mentalidad preparada para todo eso, porque él fue el gran transgresor que fue incorporando instrumentos no típicos, digamos, no comunes al flamenco, desde los vientos, armónica, el cajón. O sea, alguien le dice hoy en día un arpa flamenca y ya vio antes ejemplos de otros instrumentos en el flamenco». Ante la posible resistencia al cambio, la arpista cree que es «por miedo de que se pierda lo que es la esencia flamenca y que se pierda lo que es la raíz. Y yo creo que es el punto de vista que ofrece esa resistencia». Sin embargo, explica que «el flamenco guarda unos códigos que, si tú los respetas, siguen siendo flamenco. Y hablamos de un cóctel entre compás, escala, acorde, ritmo y preguntas y respuestas».
Su impacto está empezando a notarse y está recibiendo una gran respuesta tanto de público como de crítica. Y cuenta que «me han llamado artistas de flamenco consagrados para trabajar con ellos y ahora mismo está teniendo una acogida positiva».
Festival Jazz Cádiz
El próximo 26 de junio estará en la Fundación Unicaja como parte de la programación del festival Jazz Cádiz. La apertura de puertas será a las 20:30 horas y la entrada será libre hasta completar aforo. Ana Crismán anima al público a acercarse: «Lo primero por lo que les invitaría no es ni siquiera por mi disco, sino por ver un arpa. Porque estoy segura que muchísima gente de la provincia no ha visto un arpa nunca. Y el instrumento es muy bonito. Solo ver el instrumento y escuchar cómo suena es ya una razón para acercarse. Y después, pues bueno, voy a compartir este recorrido de composiciones propias por el instrumento y también compartiré todo lo que me llevó allí y pasaremos una velada íntima donde van a tener al músico muy cerca. Y eso creo que siempre es algo que se agradece. Estos espacios ofrecen esa cercanía y esa complicidad entre público y músico que hace de la gala algo especial, algo personal».