Entrevista con el Ministro de Cultura y Deporte

Rodríguez Uribes: «Queremos acordar con las Autonomías que algunos monumentos adquieran protección especial como Súper BIC»

A punto de una nueva ronda de contactos con el sector, afirma que «es necesario combinar lo público y lo privado» de cara a la recuperacíon

El ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes De San Bernardo
Jesús García Calero

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A José Manuel Rodríguez Uribes le ha tocado ser el ministro de Cultura y Deporte cuando una pandemia obliga al confinamiento de la población y todos los espectáculos echan el cierre, sin que sepamos si al acabar la cuarentena nos atreveremos a volver a compartir espacios, butacas y respiración frente al asombro y la belleza de la ópera, la danza, los conciertos, el cine y el teatro , incluso en los museos, o frente a la intensidad del fútbol y el resto de deportes. Ser ministro de Cultura en un país apagado es una prueba para la que nadie se ha preparado… «Cada día trato de hacerme a la idea de todo lo que ha cambiado… hasta hace muy poco pensábamos en los presupuestos, y ahora no estamos tanto en eso como en que no se destruya todo».

Esa es la situación. Hablamos por teléfono. Desde su casa, el ministro se muestra tranquilo y afable , anuncia que el lunes comienza una segunda ronda de videoconferencias con los sectores de la cultura, después con los consejeros autonómicos y finalmente con sus homólogos europeos , el miércoles. Tomará el pulso a una industria retraída y buscará soluciones para cuando acabe el confinamiento. Otros países han aportado liquidez, pero el Gobierno español ha puesto en marcha una política de avales, los ERTE y ayudas por cese de actividad.

Para aprovechar el tiempo que llevamos de confinamiento, también ha ultimado algunos proyectos legislativos como la nueva Ley de Patrimonio, cuyo anteproyecto quiere presentar en cuanto regrese la normalidad parlamentaria, pero antes quiere consultar algunos de sus puntos principales con las Comunidades autónomas.

—¿Es cierto que crearán una calificación de Súper BIC para proteger monumentos de especial valor?

—Hemos dado forma a la idea, pero ahora tenemos que abrir consultas con los consejeros de Cultura de las Comunidades autónomas para ver qué les parece la idea y para consensuar esta novedad a gusto de todos. La clave aquí es la pedagogía, que se entienda bien lo que queremos, que es señalar algunos monumentos especiales, asociados a los lugares Patrimonio de la Humanidad, porque el BIC se ha generalizado mucho y se da la misma protección a una ermita que a la catedral de Burgos. El nivel de protección del Súper BIC es lo que tenemos que acordar ahora con todos.

—Menudo cambio de prioridades ha traído la crisis.

—La crisis sin precedentes que afecta a tantas vidas nos ha obligado a recluirnos en casa. Es una brecha irresoluble. Una paradoja, la cultura que vive del público no podemos ir a verla. Pero está viniendo a casa. Es una suerte y merece gran reconocimiento.

—Ha recibido una carta de cien premios Nacionales pidiendo ayuda ¿Por qué no ha contado antes sus planes?

—En estas semanas he sido un ministro discreto, porque mi obligación era ser discreto mientras tenemos una situación sanitaria tan grave. Pero que nadie confunda la discreción con falta de compromiso. Yo tengo un compromiso firme con la cultura, pero nos toca prioritariamente combatir el virus y conseguir que la gente no muera de esto.

—Cuando pase esta fase, ¿cómo estará la economía de la cultura?

—No es una crisis de sectores concretos, por eso desde el Consejo de Ministros todo se ha hecho general, trasversal, pensando en toda la economía para no dejar a nadie atrás, tampoco a la cultura. Mi mayor preocupación ha sido esa, que no se produjera exclusión de algunos sectores de la cultura.

—Es un sector muy vulnerable.

—Especialmente. La crisis sanitaria obliga a la distancia social y golpea en todos los sectores industriales que viven del público. La singularidad de los trabajadores, actores, músicos, etc, dificulta también el mantenimiento de la industria cultural. Por eso lanzo un gran mensaje de solidaridad, que es la vía para solucionar esta pandemia. Saldremos adelante así y la cultura y el deporte están actuando con una generosidad y un altruismo dignos de elogio.

—En la carta hecha pública ayer, le acusan de haber perdido semanas.

—Yo entiendo su sentimiento. Le recuerdo que la semana pasada hablé con todos los sectores. Y ese temor, que surge de la incertidumbre de cómo saldremos de esto todos, es comprensible. En los Consejos de Ministros de las últimas dos semanas hemos construido una red social que proteja a todos y mi esfuerzo es que la cultura, por su singularidad, su fragilidad en una circunstancia como esta, no saliera perjudicada. Ese es el sentido de los ERTE, para que no haya desempleo y se resista durante un tiempo, y de las ayudas por cese de actividad, que afecta a las artes escénicas.

—¿En su nueva ronda de contactos se reunirá también con el sector taurino?

—Antes de hablar con los consejeros autonómicos y los ministros europeos hablaré con todos, primero con el cine, luego artes escénicas, libro… Yo hablo con todo el mundo. Ya hablé con ellos. Soy ministro de Cultura y Deportes, y antes aún que eso soy jurista, así que estoy muy comprometido con la ley. Por tanto el fútbol, los toros, el circo están incluidos y mi obligación es atenderlos. Es cierto que el sector del toro, donde hay personas más vulnerables como los banderilleros, tiene un régimen especial en la Seguridad Social que depende de la actividad del año anterior, así que para este 2020 la situación aún está protegida. Otra cosa son las pérdidas, como las de todo espectáculo que ha tenido que cerrar. Mis indicaciones son que de todo lo que depende del Ministerio, no se cancela, se aplaza y se reprograman las cosas.

-¿Cree que la gente entrará en un teatro, un concierto al acabar la cuarentena? El horizonte es terrible.

—Hay prioridades. La primera, ahora, es salvar vidas y parar los contagios. La salida será progresiva, no vamos a pasar de estar en casa todos a salir todos al día siguiente. Pero si no dura demasiado la crisis sanitaria podremos volver a lo que había antes, a unos buenos presupuestos y a recuperar el brío. Falta saber qué indicarán los expertos sanitarios. Habrá temor al contacto hasta que exista una vacuna. Pero también puede generarse una demanda social de volver a los conciertos, al teatro, que tanto echamos de menos.

—Hemos sabido que el Consejo de Ministros ha sido escenario de grandes tensiones por las medidas.

—Yo eso lo he leído, pero no lo he percibido, aunque tampoco podría contarlo. Es un deber el secreto y si no se cumple se castiga. Lo que sí puedo decir es que ha habido debate, como algo positivo. Me gusta estar en un Consejo en el que mis colegas tienen ideas que se discuten, se valoran y luego conducen a decisiones. Lo veo necesario.

—Ha habido errores. ¿Debería el Gobierno hacer un poco de autocrítica?

—La autocrítica siempre es necesaria, pero hay momentos para todo. Ahora no tocaba regulación singular para la cultura, porque toca unidad, una respuesta para todos. Llegará el momento de esa autocrítica, debemos estar todos juntos. Todos cometemos errores, pero es una crisis sin precedentes. Estamos obligados a decidir cada día.

—Nos ha pillado la crisis en medio de una gran polarización, no se cultiva la unidad. Y todos hemos visto las acusaciones desde los socios de la coallición contra recortes en sanidad hechos por el PP, que no son precisamente llamamientos a la unidad, sobre todo porque también hubo recortes en las comunidades gobernadas por ustedes tras la crisis. ¿Cree que los políticos deberían dar más ejemplo?

—Podría decir que «yo no soy guardián de mi hermano», ni responsable de lo que hagan otros fuera del gobierno. El presidente y el ministro Illa hablan con mensajes de unidad todo el tiempo, porque esta es una crisis que nos daña como país. Debemos estar unidos y no hacer críticas que no dejan de ser distracciones, más allá de que tengan fundamento o no. Venga de donde venga, no comparto ni me parece bien que haya manifestaciones desleales. Debemos estar juntos todos, partidos y administraciones, los españoles lo tienen clarísimo. Trabajemos en la unidad como exigencia ética.

—¿Cree que el presidente Sánchez ha conversado con la oposición lo suficiente? Ellos se han quejado.

—Eso es diferente. Tenemos un trabajo a destajo diario para atender las urgencias, no sé cuántos Consejos de Ministros llevamos, pero es verdad que uno siempre puede pensar que falta. Él está atento a la crisis sanitaria. Viene un tiempo precioso para poner en común las cosas y seguir unidos. Una cosa es que se hable más o menos y otra que haya deslealtades. Debe haber gran comunicación entre gobierno y oposición, la crisis es tan general que es de todos.

—Las empresas se han volcado para ayudar, y las de la cultura también.

—Hay mucha presencia de la cultura en nuestras casas, afortunadamente, pero ha habido también colaboraciones desinteresadas en términos económicos, por parte de los clubes de fútbol y de los sectores culturales. No lo quiero anunciar yo porque no me corresponde pero alguna de las plataformas digitales más importantes va ayudar al mundo del cine, a los cámaras, a los trabajadores. Lo público y lo privado necesita de esa comunicación en una crisis como esta.

—No sabe lo alentador que es escuchar a un ministro de este Gobierno elogiar la combinación de lo privado y lo público en esos términos.

—Yo lo tengo clarísimo y en la cultura y el deporte esa combinación es fundamental. Ojalá cuando pase esta crisis podamos hacer regulación de todo esto.

—La cultura ha sido ejemplar en pedir a todo el mundo que aguante el confinamiento. Todos hemos visto al vicepresidente saltarse el confinamiento en varias ocasiones ¿No le parece imprudente y desacertado?

—Lo que respondió en ese momento es que seguía el criterio que le habían marcado los expertos de sanidad, más allá del distanciamiento que se produjo, para mantener la seguridad y la desinfección. También esto es un signo de que esta crisis nos obliga a ir definiendo cada día. Cuando pasa el tiempo uno puede pensar: «Habría hecho otra cosa», pero ahora mismo no procede y no tiene sentido, yo soy el primero que fui progresivamente entendiendo lo que significaba esta crisis y me convencí paulatinamente de que el aislamiento social era fundamental. Mi último evento multitudinario fue Arco. Esta crisis nos examina a todos, nos pone a prueba a todos cada día. Más allá de errores que hemos ido cometiendo todos, el gobierno el primero, saldremos adelante.

—Alemania ha dado acceso a liquidez ilimitada a la cultura. La ministra dijo hace unos días que después del energético, químico y financiero, el sector cultural era el más estratégico. ¿Por qué España, donde la cultura es «nuestro petróleo», con 580 millones de personas de público potencial, no expresa ese empuje, con idéntico énfasis en la apuesta estratégica de la cultura?

—Comparto el juicio de la ministra alemana. Para la cultura española y para la cultura general como algo fundamental para las sociedades humanas. Orson Welles decía que primero la vida y luego el cine. Ahora estamos jugándonos las vidas humanas en las UCIs de todo el país. Inmediatamente después está la cultura porque si no la vida humana deja de tener el mismo sentido. Pero discutiría la oportunidad de esa declaración, el momento. Tenemos que centrarnos en las dos o tres semanas durísimas que estamos viviendo. Eso no significa que después prestemos atención a los sectores que sufren como la cultura y el deporte. No es casualidad que yo retome las conversaciones con el sector esta semana.

—¿Cuál sería su ideal de vuelta a la normalidad?

—Al final, si este periodo es más breve, las consecuencias serán menores. Cuando me reúna con los sectores y las administraciones la semana que viene hablaremos de los distintos escenarios. Desde los más optimistas a los peores. Hay que tener una hoja de ruta tanto en lo presupuestario como en lo normativo. Depende de lo que dure esta etapa.

—¿Si es más leve?

—Me gustaría volver al diseño de presupuestos que teníamos y al calendario normativo. Hemos aprovechado estas semanas para ultimar algunas normas y sobre todo la nueva Ley de Patrimonio está muy avanzada para presentarse. Hemos incorporado los nuevos patrimonios, el subacuático, el inmaterial, el intelectual, en este anteproyecto que debe ser llevado al Congreso en cuanto volvamos a la normalidad parlamentaria.

—¿Y en qué estado quedaron los presupuestos?

—La crisis nos pilló en plena negociación presupuestaria con la ministra de Hacienda, una mujer muy sensible en el ámbito de la cultura tratando de mejorar todos los sectores y lo que llevábamos avanzado era una mejora sensible sobre los presupuestos que hemos traído de años atrás. Yo querría volver a ese punto, ese era mi sueño. Si se alarga la crisis tendremos que ir viendo los nuevos escenarios y yo no lo quiero hacer solo. Quiero ir con los sectores, con la sociedad civil. Con los consejeros de las Comunidades autónomas, que no han perdido sus importantes competencias con el estado de alarma. Y con los colegas europeos para que la respuesta a la cultura de ese día después sea lo más compartida posible y no unilateral. Esto nos ayudará a a ser mejores, que las crisis sirven para eso también.

—El problema de la SGAE es muy pequeño, visto desde la crisis actual, pero nos llegan noticias de que siguen repartiendo anticipos...

—Es un problema que me encontré al llegar y con un procedimiento judicial y una sanción por incumplimiento de informaciones no facilitadas, hace un mes y medio. Mi deseo es que corrijan esas conductas. La presidenta me expresa esa voluntad, yo le puedo decir que si hacen bien las cosas, pues mejor porque necesitamos una entidad que gestione bien la propiedad intelectual, pero si lo hacen mal se aplicará la ley y las sanciones correspondientes. Nuestra posición es clara.

—En caso de que los ERTE y las otras medidas se demostrasen poco eficaces o insuficientes, ¿propondría otras más parejas a las de Alemania, Francia, IUtalia, Portugal con fondos específicos para la industria cultural?

—No lo sé, hay que esperar a ver cómo se implementan las medidas y cómo funcionan. Después podremos hacer lo que sea necesario. Hemos publicado dos guías para orientar a empresas del sector con relación a los ERTES y a las ayudas directas por cese de actividad. Tengo la esperanza que en ambos ámbitos podamos paliar los efectos. Yo podría haber hecho un discurso específico en relación con la cultura pero me pareció incoherente con la respuesta general dada de 200.000 millones para paliar los daños económicos, también a la cultura. Es el momento de ayudar. Vendrá después una etapa de reconstruir lo dañado. Ahí tendrá la Cultura a su ministro, si sigo siendo yo, apoyándolos para reconstruir de la manos todos juntos un bien esencial -como dice la ministra alemana y digo también yo- de los seres humanos y no solo de los españoles. La cultura en sentido amplio es un derecho fundamental. No entenderíamos las sociedades humanas sin la cultura. Lo que nos distingue de otros seres vivos es esa capacidad de actividades creativas. Pero toca ahora combatir el virus. No se va a olvidar esto. El debate entre economía y salud no tiene sentido porque sin salud no hay economía. Es más serio y responsable ordenar las prioridades.

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