La noche del viernes santo en La Laguna esta marcada por el sonido de las cadenas. En medio del silencio. Dos años después centenares de pies descalzos acompañados de cadenas vuelven a recorrer las calles de esta ciudad. Pasión, emoción y muchas promesas. El ruido de las varas que llevan los cofrades anuncia el paso del Cristo yacente portado a hombros y solo las velas iluminan el camino. Silencio roto solo por pisadas y cadenas en la procesión más antigua de las islas Canarias.-Redacción-
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