La prensa de papel conserva su influencia y poder legitimador frente a fenómenos como Wikileaks

Así lo pone de manifiesto un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid que ha analizado las estrategias para la difusión de documentos secretos de la plataforma de filtraciones. Su «máximo impacto» coincide con la etapa de su alianza con la prensa de calidad

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange se dirige a los medios de comunicación en el balcón de la embajada ecuatoriana en Londres EFE

EFE

La sociedad sigue confiando en la prensa tradicional incluso ante fenómenos digitales como WikiLeaks , cuyo impacto depende, «paradójicamente, de su difusión en la prensa de papel que aún conserva su influencia y poder legitimador», según un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).

Es la conclusión de un análisis de la plataforma de filtraciones WikiLeaks desde su nacimiento en 2006 hasta el año 2012 , que publicado en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS), del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

«Pese a que la prensa en papel no deja de disminuir su tirada , aún marca la tendencia en la opinión pública mundial y es referente para informarse» en la era de internet, aseguran los investigadores Carlos Elías y Alberto Quian.

«Nuestra investigación busca explicar cuándo, cómo y por qué emerge WikiLeaks como fenómeno global» y analizar sus estrategias para la difusión de documentos secretos «en tres claras etapas», explica Elías.

Para ello, se usaron herramientas gratuitas de analítica web para recoger datos de cuatro niveles de popularidad digital: búsquedas en Google , acceso a la web de WikiLeaks , presencia y seguidores en Twitter durante más de cinco años.

Máximo impacto

Los datos de impacto de la primera etapa, cuando Julian Assange liberó información masivamente y en bruto en su web «sin pasar por el filtro de los procesos periodísticos y de los medios convencionales», revelan la « ineficacia de esta estrategia para influir en la opinión pública y causar reacciones sociales y políticas significativas», explica Quian, experto en cultura hacker.

Los picos más altos de popularidad de WikiLeaks se alcanzaron en 2011, coincidiendo con su colaboración en el caso «Cablegate» con cinco periódicos -The Guardian, The New York Times, Der Spiegel, Le Monde y El País- para el manejo y publicación de 230.000 cables filtrados de la diplomacia estadounidense.

Según el estudio, WikiLeaks alcanzó «su máximo impacto» en esta segunda etapa, cuando le amparaban «solo cinco medios, pero pertenecientes a la denominada prensa de calidad », cuyos periodistas analizan y contextualizan en profundidad los temas.

Sin embargo, «el matrimonio de conveniencia de la prensa influyente con WikiLeaks terminó en septiembre de 2011 », cuando Assange decidió publicar íntegramente los cables diplomáticos « sin que los periodistas tradicionales editasen previamente la información», previa consulta con sus seguidores en Twitter que votaron a favor de colgar los cables en bruto en la página web.

En un comunicado conjunto, el 2 de septiembre de aquel año, los cinco periódicos condenaron la publicación « sin ocultar la identidad de las fuentes », poniendo así en peligro a los informantes , lo que supuso la ruptura con los medios tradicionales .

Aunque WikiLeaks intensificó las filtraciones y su actividad en redes sociales durante 2011 y 2012, no logró igualar las cotas de popularidad y el impacto conseguido a finales de 2010, coincidiendo con la detención de Assange por la policía británica , cuando 9,4 millones de usuarios consultaron contenidos sobre WikiLeaks en la web de The Guardian, 43% de ellos procedentes de EEUU.

Tercera etapa

A finales de 2011, tras publicar documentos sobre compañías de seguridad y espionaje en colaboración con el colectivo «Budget Planet», vinculado a hackers, con la ONG Privacy International y medios de seis países, Assange inició una tercera etapa con «mayor variedad de socios» , según el estudio.

La nueva estrategia se consolidó en 2012, pasando de cinco grandes periódicos a 29 más pequeños pero «más diversos geográfica e idiomáticamente», entre ellos Público, sin obtener el impacto esperado , explican los autores.

La conclusión es que «la prensa tradicional y de papel sigue siendo quien otorga influencia y prestigio , incluso a fenómenos tan antisistema que critican a estos medios como Wikileaks ».

Mientras duró el «matrimonio con la prensa influyente», Wikileaks ofreció a estos medios una ventaja competitiva en sus mercados: «la exclusividad , un salvavidas en un momento crítico para la prensa, que vive una crisis de credibilidad y de negocio », explican.

La prensa de prestigio, por su parte, confirió «credibilidad y legitimidad» permitiendo que las filtraciones fuesen publicadas como «actos periodísticos responsables» , lo que además confería a WikiLeaks algunas protecciones legales gracias «al derecho a la libertad de prensa de sus socios».

Para Elías, «un medio alternativo como WikiLeaks es menos probable que sea reconocido o leído por ciudadanos comunes» si no aprovecha «la publicidad proporcionada por los medios de comunicación convencionales », concluye este profesor de Periodismo de la UC3M.

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