Elisabet Roselló y Javier Celaya
Elisabet Roselló y Javier Celaya - ABC

Periscope, Beacons y los «wearables»: el cine y la música que están por venir

El anuario 2016 de Cultura Digital elaborado por Acción Cultural Española explica y anticipa algunas de las novedades tecnológicas que encontraremos en museos, conciertos y festivales de música

Madrid Actualizado: Guardar
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Lo que hoy es nuevo, mañana ya no tanto. Las nuevas tecnologías nos han metido en una huida hacia delante en la que aquellos que dudan o se tropiezan se los lleva la corriente. Las formas de consumir cultura cambian año a año y, desde hace tres, Acción Cultural Española elabora un libro que nos recuerda dónde estamos. Más que un manual es un mapa de carreteras, una guía para conocer qué nuevas formas de comunicación nos vamos a encontrar.

El anuario de Acción Cultural Española (AC/E) explica y anticipa algunas de estas novedades. Muchas ya aparecieron en 2015 y otras esperan consolidarse en 2016. Hace unos diez años del nacimiento del teléfono inteligente y unos seis que se consolidaron las tablets.

Nadie podía preverlo hace una década, como tampoco sabemos hoy qué guardaremos en nuestros bolsillos de 2026: «Hay estudios que dicen que muchos de los puestos de trabajo de las nuevas generaciones del siglo XXI no existen, y que estamos formando a chavales para tener habilidades que todavía no conocemos», dice Javier Celaya, director académico del anuario.

Aunque leer, ir al cine o visitar museos parecen decisiones románticas, la cultura ha sabido sacar rendimiento de las nuevas tecnologías. Hay que decir que unos sectores más que otros, pero casi todos están buscando la maneras de atraer nuevos públicos. En plural.

Robots dramaturgos

Hace apenas una semana, un robot japonés estuvo a punto de ganar un concurso de novela corta a nivel nacional. El texto pasó el primer corte. ¿Cómo lo consiguió? Explicado de forma muy simple, sus dueños le marcaron pautas de vocabulario, temática y personajes y la máquina redactó casi por sí misma un texto que ha estado a punto de dar la campanada. Aunque hay algunas lagunas en las que la participación del hombre es inevitable (descripciones, emociones, etc.), los organizadores han decido abrir la próxima edición a participantes no-humanos.

Museos como el Tate Britain de Londres ya han incluído la inteligencia artificial para que sus seguidores puedan visitar las colecciones de noche y desde casa. Lo hacen a través de robots teledirigidos, «muñecos» de apenas un metro que giran en cualquier dirección y controlan el zoom con mucha destreza. Las artes visuales, tan tradicionales a simple vista, han leído como pocos el cambio generacional y las nuevas herramientas.

Algo parecido ocurrirá con el cine. Al home cinema, que ya intentó meter en nuestro salón el sonido y las sensaciones de una sala real, le está saliendo un curioso competidor. Las gafas de realidad virtual son un hecho y proporcionan a los espectadores una imagen nítida y envolvente. «Yo me acuerdo cuando estaba en el colegio y leía sobre la revolución industrial, ¿A qué personas les tocó vivir esa época? ¿Cómo la disfrutaron?», se preguntaba Javier Celaya. «Y ahora que nos ha tocado vivir la revolución digital me doy cuenta de que no te enteras de nada. Estás en la tormenta perfecta, donde vas viendo esta mutación constante y dentro de esa mutación intentas entender y avanzar. Y ese es el principal reto que tenemos encima de la mesa».

Festivales de música

Cuenta Celaya, que presentó ayer este anuario en el auditorio de la Fundación Telefónica, que el sector de la música es el que mejor imaginación ha tenido a la hora de aplicarse las nuevas técnicas. Mientras la piratería, dicen, sigue haciendo de las suyas, los festivales de música han desarrollado una gama de productos que dará a quienes los frecuenten una experiencia quizá menos carnal pero sí más práctica que antes. La pulserita de tela que acaba cogiendo mugre en los días siguientes al festival podría tener los días contados. Cosas de la evolución.

En este sentido, Elisabet Roselló mencionó tres herramientas que acabarán cambiando la forma en que entendemos estos festivales. Está Periscope y sus retransmisiones en directo, y pronto llegará Beacons. «Está apareciendo en bastante festivales», asegura Roselló. «En España todavía está entrando pero démosle tiempo. Son unos aparatos pequeños, discretos, que ofrecen información contextualizada de la zona en la que estás. Lo cual es una ventaja en el sentido de que no tienes por qué recibir 10.000 actualizaciones. Pongamos que vamos al festival Sónar en el que pasan 3.000 cosas a la vez y tú no quieres recibir todo eso. Pongamos que entras en la zona de market del Sonar day y tú quieres saber solamente lo que está pasando en esa zona y en dos salas aledañas. Pues gracias a esto se podrá hacer. Se está haciendo ya en el Tribeca».

Vista de la aplicación Beacons
Vista de la aplicación Beacons - ABC

La herramienta Beacons permite saber en tiempo real por dónde se mueve la gente y recibir notificaciones. Esto está planteando algunos problemas de privacidad, porque hay quien opina que colisiona con el derecho a la intimidad, pues permite saber desde dónde está un amigo que se ha perdido hasta qué baños están más libres.

La última aplicación, quizá la más práctica, es la que representan los wearables. Pulseras electrónicas que, sincronizadas con nuestro teléfono móvil, una cuenta corriente o PayPal nos permitirá pagar sin llevar dinero suelto o la cartera encima. También será muy útil para los organizadores a la hora de controlar los accesos.

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