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Pasolini, «la verdad oculta» que Italia no quiere conocer

El director Federico Bruno reconstruye su último año de vida en un filme que no ha logrado estrenar en su país

Madrid Actualizado: Guardar
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El asesinato de Pier Paolo Pasolini, uno de los cineastas italianos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX, además de poeta, novelista y periodista, sigue siendo un misterio. Y es que en el momento de su muerte, el director de «El Evangelio según San Mateo» tenía un proyecto entre manos, «Petróleo», que era un auténtico bombazo político: iba a hacer público quién fue el asesino de Enrico Mattei, presidente de la empresa estatal de hidrocarburos de su país. Además, estaba a punto de estrenar «Saló o los 120 días de Sodoma», que precisamente no era «Bambi» y, por si fuera poco, pergeñaba una obra que atacaba a la poderosísima Iglesia Católica. Nadie le podría achacar falta de compromiso y arrojo; creyó que era posible cambiar Italia.

Todo esto lo cuenta una película, «Pasolini, la verdad oculta», que reconstruye el último año de este intelectual, amante del fútbol. Su director, Federico Bruno, a través de esmeradas investigaciones sobre el terreno, se atreve a proponer qué sucedió realmente ese 2 de noviembre en la playa de Ostia, donde, a golpes, le arrancaron la vida hace cuarenta años. Hasta le pasó un coche por encima. El silencio sobre ello en Italia todavía es dominante, dice Bruno.

La tesis de la película sostiene que a Pasolini le tendieron una trampa para ensuciar su imagen y acabar con él

La versión inicial sobre la muerte señaló como culpable a Pino Pelosi, un joven de 17 años con quien supuestamente había quedado para mantener relaciones sexuales. Durante dos años, el director del filme se estuvo documentando y conoció a todos los amigos supervivientes del autor de «Teorema». Sobre todo, intimó con el más importante de todos ellos, el «no-asesino», como le llama Bruno, el tal Pelosi. Era un chaval de la calle, de barrio suburbial, que se buscaba la vida como podía y que quedó traumatizado de su estancia en prisión. «Durante cinco años le veía todos los días, tenía una confianza en mí increíble. Le he pedido muchas veces que cuente la verdad pero dice que, si solo lo va a decir él, al día siguiente lo matan». La tesis de la película sostiene que a Pasolini le tendieron una trampa de manera muy escenográfica para no solo acabar con él, sino además ensuciar su imagen. Esta orquestación, apunta Bruno, requiere demasiada inteligencia. «Descubrimos que no había conocido a Pino esa noche, como había dicho el Estado en 1975. Lo conoció tres meses antes», afirma el director italiano, que denuncia: «Hemos descubierto nosotros más en poco tiempo que en 40 años de investigación judicial».

El director, amenazado

¿Se avergüenzan en Italia de este asesinato? «No quieren hablar de Pasolini, no quieren remover el pasado. Con este tema me he metido en problemas, me han llegado amenazas. Anónimos, de una manera poco seria. Pero intentan aislarme. Ni la fiesta del cine de Roma y ni la Mostra de Venecia me han invitado. La película ha tenido mala suerte, no ha sido estrenada en Italia, no es aceptada», cuenta resignado el director de esta cinta, lanzada en 2013. Apunta con una sonrisa amarga que, si en el 40 aniversario no tiene encaje, no sabe cuándo demonios la va a tener. Abomina la película de Abel Ferrara sobre el director:«Presenta a un Pasolini sucio y perverso». ¿Por qué tanto interés en este cineasta? «Hablar sobre Pasolini es hablar sobre Italia. Muchos italianos pensaban que era un pervertido y una persona sucia. Los intelectuales sí sabían que era un genio, pero en general la visión era muy negativa. Quise compensarlo», explica.

«Era muy libre, tenía una inteligencia enorme y mucho coraje. Sabía que lo iban a matar», dice Federico Bruno

«El artista como denuncia viviente», dice Pasolini por boca de Alberto Testone, el actor de enorme parecido que le da vida en el filme. ¿Pasolini nunca se relajó? «Era muy libre, muy crítico. Le gustaba atacar siempre el pensamiento común. Tenía una inteligencia enorme y veía las cosas siempre de otra manera. Sabía que lo iban a matar. Había cruzado una línea, pero no le importaba. Tenía mucho coraje», cuenta Bruno. Pero esa libertad total vino de la mano de cierta soledad, como en la cinta le comenta con ternura su propia madre: «Como siempre, no te han entendido». Y Pasolini asiente: «Toda la inteligencia y la burguesía lo han aislado. La gente normal puede que siga un camino, pero la gente genial no va a ser aceptada. Fellini no le trató bien. Un genio da, es altruista. Todos los genios llegan demasiado pronto. La Iglesia ha reconocido que “El Evangelio según San Mateo” es la película más católica del mundo. El tiempo tiene sus reglas. Solo después de 40 años se empieza a comprender», expone apasionadamente Federico Bruno.

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