Una dulzaina ha puesto hoy calor a un día de lluvia, un día de La Maya sin sol. Y aunque el cielo ha castigado, las familias han montado un altar que huele a campo. Las mayas, tras años de espera, son las protagonistas. Cargadas de tradición y con la lección aprendida una vez que se sientan en su altar. A su alrededor una comitiva, este año con más de un niño, que con su canción cepillan al visitante que tendrá que rascarse el bolsillo.-Redacción-
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