Stella Rimington

M era mujer

Ejerció el cargo de jefa de contraespionaje británico desde 1992 a 1996. Su figura fue interpretada por la actriz Judi Dench en «Skyfall». Rompió un tabú al permitir que saliera su fotografía en los medios

Pedro García Cuartango

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Stella Rimington vive hoy discretamente en un apartamento de Londres a sus 84 años. Pocos la reconocen en la calle y menos aún saben que ella inspiró el papel de M, la jefa de los servicios secretos británicos, interpretado por Judi Dench en «Skyfall», la película en la que es salvada por James Bond de morir a manos de un villano que la cerca en una casa rural. Nacida en Londres poco antes de la Segunda Guerra Mundial, ingresó por casualidad en el MI5, la mítica agencia de contraespionaje, que llegó a dirigir entre 1992 y 1996. Era la primera mujer que ejercía un cargo reservado a los hombres.

Pero también Rimington marcó un hito al publicar un folleto de 36 páginas en el que explicaba las actividades del servicio y al dejarse retratar por los periodistas. Hasta ese momento los ciudadanos británicos nunca habían visto una foto del responsable de la organización. Fue criticada por algunos medios conservadores, pero ella defendió su decisión con el argumento de la transparencia. La jefa del MI5 empezó en el oficio de espía por puro azar, ya que su marido había sido enviado a trabajar como diplomático a la India en 1967. Dado su formación en archivos, la ofrecieron un cargo administrativo en una comisión que servía de tapadera al servicio secreto. Desde ese momento empezó a colaborar con el MI5, que, cuando ella y su marido volvieron a Londres en 1969, le pidió que se incorporara a su estructura.

A lo largo de dos décadas, Rimington fue adquiriendo mayores responsabilidades, pasando por secciones como el departamento antiterrorista y el de contraespionaje. Su momento llegó en 1992 cuando el Gobierno de John Major la elevó a la dirección tras haber desempeñado el cargo de enlace con el KGB soviético en la etapa final de Gorbachov.

Al retirarse cuatro años después, Rimington optó por dar el salto a la literatura con una serie de novelas de éxito en las que demostró que dominaba el arte de la escritura, lo cual no era sorprendente porque había estudiado inglés en la Universidad de Edimburgo, donde conoció a su marido a finales de los años 50. Siempre había sentido un profundo interés por el mundo de las letras. En su primera obra de ficción, titulada «La invisible», cuenta la historia de una agente del MI5 que se convierte en una heroína al evitar un ataque de integristas musulmanes contra unas instalaciones estratégicas. En 2001, publicó una autobiografía en la que cuenta su experiencia como jefa del contraespionaje. Rimington tenía fama de ser una mujer implacable y de hablar muy claro. Haciendo gala de su reputación, no dudó en tachar de «agentes del KGB» a los críticos literarios que cuestionaban los criterios del comité del premio Booker, del que formaba parte. También reaccionó con absoluto desprecio cuando la prensa la acusó de haber destruido archivos que contenía información sobre operaciones encubiertas.

Tras dejar el MI5, trabajó como consejera de Marks and Spencer y en otras compañías británicas. Hoy ha restringido al máximo sus apariciones públicas y pasa parte de su tiempo con sus dos hijas mientras su leyenda se va apagando.

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