ARTE

La foto española pierde 'el color Ouka Leele'

Fue ‘la fotografo’ de La Movida. Ayer fallecía en Madrid Bárbara Allende Gil de Biedma, más conocida como Ouka Leele, la autora con la que la foto en blanco y negro se tiñó de colores

Ouka Leele, entre sus fotos

Ouka Leele, en una presentación de una exposición en el año 2002 EFE

Javier Díaz-Guardiola

« Yo quise ser artista desde que tuve uso de memoria. Mi padre era arquitecto, y su padre, al que no conocí, pintor y fotógrafo. Yo veía sus obras, sus cámaras, los libros de arte que había en casa… Me alucinaba uno de Ortiz Echagüe . Fue mi madre la que me habló de la existencia de la carrera de Bellas Artes. Yo no podía creer poder estudiar para aquello que me gustaba tanto, y fui abocada». Así explicaba hace unos años en estas páginas la propia Ouka Leele  su ‘caída’ en el mundo del arte. Estaba a punto de cumplir los 65; eso sucedería el mes que viene, pero no ha podido ser. En la tarde de ayer, falleció en un hospital de Madrid , acompañada por su hija, otros familiares y amigos, tras una larga enfermedad.

Y entonces explotó 'la Movida'

Bárbara Allende Gil de Biedma, pues ese era su nombre real,  nació en la capital en 1957, en el seno de una familia de la alta burguesía bilbaína, los Allende de Neguri. Su padre era Gabriel Allende Maíz , un enamorado de la pintura; su madre, Victoria Gil de Biedma , hermana del poeta. La artista era también prima segunda de Esperanza Aguirre . Ella tuvo el don de encontrarse en el momento justo en el lugar idóneo, pues cuando tenía que comenzar su formación académica explotó ‘la Movida’.

 Así es como entra en contacto con amigos ya para siempre como los Berlanga , que le hablaban de cómic («el arte dejaba de ser aquello que habíamos visto hasta entonces en museos y se convertía en otras cosas», señalaba). También conoció a Ceesepe, a Alaska, al Hortelano . Precisamente este último, que sería su pareja, fue el que la bautizó con el sobrenombre con el que pasará a los libros de Historia de la Fotografía en nuestro país, donde llegó a ser Premio Nacional de la disciplina en 2005 : el pintor generó un mapa de estrellas inventado en el que aparecía la constelación de Ouka Lele. Maravillada, decidió desde ese momento firmar así sus obras,  como las de su primera individual en la galería Spectrum, en Barcelona (1979), donde coincidió con Mariscal y Nazario . Una ligera modificación, como le ocurre a todas las estrellas, le condujo a cambiarlo por el de “Ouka Leele”, con doble 'e', en 1999.  

Debe su apodo a El Hortelano, que generó un mapa de estrellas inventadas y dotó del nombre de Ouka Lele a una constalación. Ella lo adoptaría como propio y lo modificaría con el tiempo

Desde entonces y hasta entonces, su figura quedaría para siempre ligada a la ciudad de Madrid (que hace unos días le concedía la Medalla que otorga el Ayuntamiento). Que se lo pregunten a la diosa Cibeles, a cuyos pies desarrolló una performance mítica que dio lugar a una de sus imágenes más icónicas (‘Los leones de La Cibeles’ ): «Me arrastró la vida y la prisa por hacer cosas. Y lo que yo quería hacer, que era mezclar la foto y la pintura, no me lo iba a enseñar nadie en Bellas Artes. Sí que me sentí carente de técnicas, pero aprendí preguntando».

¡Y vaya que si hizo cosas! Hasta ser señalada como fiel representante de lo que se dio en llamar como ‘la posmodernidad’ , con sus imágenes coloreadas, chillonas al principio, más apasteladas con los años. Cuenta la leyenda que si cogió la cámara, regalo al que no había hecho ni caso desde la Comunión, fue porque el primer noviete no la dejaba pintar. Pero tanto gustaron que acabaron en revistas de la época como ‘Zoom’ o ‘Nueva Lente’ . Primero en ‘Playboy’ o ‘Penhouse ’. Guiones, cortos, poesía, carátulas para Ilegales, para Los Burros … En 1987, el MEAC le dedicó su primera retrospectiva. Ese mismo año estuvo presente en la Bienal de Sao Paulo.

Una mujer 'multitask'

Participó también en varias ediciones de ARCO y tuvo que esperar a 1998 para disfrutar de otra antológica en PHotoEspaña , que el pasado año le abría de nuevo las puertas del Círculo de Bellas Artes. En 2004 participó en el proyecto ‘Fashion Art’, colección de trajes del diseñador Manuel Fernández . Al año siguiente publica un libro de poemas y dibujos titulado ‘Floraleza’ y estrena un documental dirigido por Rafael Gordon , ‘La mirada de Ouka Leele’, diario de confesiones de la creadora nominado a mejor documental en los Goya.

Cuenta la leyenda que si cogió la cámara, regalo al que no había hecho ni caso desde la Comunión, fue porque el primer noviete no la dejaba pintar

Leele no perdió nunca a la niña que llevaba dentro. Un espíritu místico que la hizo coquetear con el negacionismo durante la pandemia, y se divertía con sus retratos por encargo, que también tuvieron como modelo a algún tertuliano de ‘Sálvame ’, sin pisar el freno hasta el final de su vida. De hecho, el pasado año lanzó junto a su hija María, tantas veces su modelo, y la firma Picopico , una colección de prendas recicladas.  

«Lo nuestro fue un ideal de vida. Queríamos cambiar el mundo, no era solo ser artista. Y creíamos que lo cambiábamos. Nosotros aportamos libertad», me confesaba. Desde ayer, con su despedida, el planeta queda algo más preso, algo más desteñido.

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