Miquel Iceta, el 'fontanero' de la política que soñaba con ser librero

El hasta ahora ministro Política Territorial y Función Pública asume la cartera de Cultura y Deportes

Miquel Iceta Adrián Quiroga

David Morán y Miquel Vera

Llegó al ministerio de Política Territorial y Función Pública para sustituir Carolina Darias y ahora, seis meses después, Miquel Iceta (Barcelona, 1960) vuelve a cambiar de despacho para reemplazar a José Manuel Rodríguez Uribes como ministro de Cultura y Deportes. Como su predecesor en el cargo, el primer secretario del PSC es un hombre de partido de perfil técnico y escasa experiencia en el campo que le acaba de confiar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Considerado por compañeros y adversarios como una persona culta e irónica, Iceta empezó en su carrera política en las juventudes del PSC y desde entonces ha ligado su camino al de los socialistas catalanes. Concejal en el Ayuntamiento de Cornellà entre 1987 y 1991, a principios de los noventa fue designado director del departamento de análisis del Gabinete de la Presidencia del Gobierno con Felipe González. Entre 1996 y 1999 fue diputado en el Congreso y, desde entonces, en el Parlament. En 1999 fue también uno de los primeros políticos españoles en hacer pública su homosexualidad.

Como político de partido, Iceta siempre tuvo fama de habilidoso 'fontanero' sin el empuje suficiente como para asaltar la primera línea política. Con los años, sin embargo, Iceta se ha acabado revelando como un político carismático, máxime después de ser elegido primer secretario del PSC en 2014 y candidato a la Generalitat. Iceta ha sido, de hecho, el timonel de un partido que amenazaba naufragio después del fracaso de Pere Navarro y que ha sobrevivido al procés aferrándose a esa 'dos almas' de las que siempre ha presumido.

Lector voraz y tan aficionado a las canciones de Queen (cómo olvidar su baile al ritmo de 'Don't Stop Me Now' en la campaña de 2015) como a los haikus (ayer mismo compartió uno de Issa Kobayashi en su cuenta de Twitter), suele decir que de crío soñaba con ser librero. Es más: ha llegado a decir que no descarta trabajar en una cuando abandone la política. En vez de eso, se ha acabó convirtiendo en uno los grandes valedores de Pedro Sánchez tras la convulsa crisis del PSOE y uno de los más firmes defensores de una revisión federal del modelo de la Constitución (su huella está muy presente en la declaración de Granada), lo que le garantiza puesto casi fijo en el ejecutivo de Sánchez.

Entre sus debilidades, la Coca-Cola Zero, las novelas de misterio, la música de los setenta y los ochenta y la saga 'Star Trek'.

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