Màxim Huerta: «Estoy orgulloso de formar parte del Gobierno de España»

Cortesía y gran expectación en el traspaso de cartera entre Íñigo Méndez de Vigo y el nuevo titular del renacido departamento

Momento del traspaso de cartera entre Íñigo Méndez de Vigo y Màxim Huerta ABC
Jesús García Calero

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Exquisita cortesía institucional en el acto en el que el nuevo ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, recibió la cartera del renacido departamento de manos de su antecesor, Íñigo Méndez de Vigo. Más de un centenar de invitados abarrotaban el salón de Columnas del Ministerio, pero los problemas esperaban fuera . Y no son metafóricos: una manifestación recibía en la puerta de la Casa de las Siete Chimeneas, sede del Ministerio, a los invitados al acto. Eran trabajadores del Teatro de la Zarzuela , cuyo coro entonaba las consignas contra la fusión con el Teatro Real de manera afinada.

Dentro, los discursos no estuvieron exentos de ligeras pullas , que asomaron entre líneas, como cuando el exministro Méndez de Vigo elogió, entre los sectores culturales, el de la tauromaquia como parte de su labor -testigo que Huerta no recogió con mención alguna -, o cuando el nuevo ministro mostró su orgullo por que «la cultura vuelva a estar en el mapa del Gobierno», en referencia a la fusión con Educación durante los gobiernos del PP. Pero fusiones aparte, dentro y fuera del Ministerio, el acto sirvió para presentar en su nueva dimensión de político al popular escritor y presentador televisivo. Había gran expectación.

Y también ese sutil cruce de adioses entre los colaboradores del ministro saliente y los saludos a los responsables de la nueva administración, que vinieron a arropar a Màxim Huerta. El nuevo ministro parece bien arropado por el partido, aunque no hayan designado secretarios de Estado a su servicio. La exministra Ángeles González-Sinde , que también llegó en su día a la política desde el sector cultural, mostraba, espléndida, más que solidaridad: una gran confianza en el nuevo titular.

Pero también había nervios, no a flor de piel , entre los responsables de las grandes instituciones culturales, los directores del Prado, Miguel Falomir; Reina Sofía, Manuel Borja-Villel; Museo Thyssen, Guillermo Solana; la Biblioteca Nacional, Ana Santos; el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, o el presidente del Patronato del Prado, José Pedro Pérez-Llorca, que acudieron deseosos de conocer cuáles serán los criterios que aplicará el nuevo ministro a sus unidades.

Han vivido los duros años de la crisis y mezclaban respetuosamente sonrisas y sentimientos ante este tiempo nuevo, a pesar de la incertidumbre por la falta de experiencia gestora de Huerta . Lo mismo que los representantes de las entidades de gestión y de otros sectores, o los funcionarios que acudían a conocer «al jefe».

«No me gusta hacer deporte, no lo practico»

En su alocución, Huerta demostró que domina las tablas, hizo gala de su telegenia y se presentó «con humildad, con ilusion y con el compromiso absoluto con la cultura y con el deporte». Sabedor de las críticas que han traído sus tuits contrarios al ejercicio físico, reiteró muchas veces sus menciones a los deportes, debió batir el récord de los ministros de Cultura en su acto inaugural. Aclaró, inclusivo: «No soy una persona deportista , no me gusta practicarlo, pero eso no significa nada. Voy a apoyar y amar el deporte y a los deportistas porque son héroes y heroínas, ellos y ellas». Le guste o no, ayer era su turno en una carrera de relevos, en la que el testigo tiene forma de cartera .

El ministro y su cuaderno ABC

Afirmó que le gusta tomar nota de las cosas para no olvidarse (frase inquietante en una toma de poder) y cuando le llegó el turno de hablar vimos cómo, de hecho, leía las notas que llevaba apuntadas en un elegante cuaderno -«carnet»- de Gallimard , modelo «Feuilles de Route» [hojas de ruta], toda una premonición, pues ahora le toca dibujar sus prioridades políticas en él, como es obvio. Hablando del país vecino, el nuevo ministro de Cultura también citó a un autor galo, André Malraux. Pero se mantuvo al sur de los Pirineos: «Estoy orgulloso de ser el ministro de Cultura y Deporte, y orgulloso de formar parte del Gobierno de España , y mucho más de que este ministerio se recupere», aseguró. No en vano, cuando Íñigo Méndez de Vigo le había cedido la palabra había dicho: «Lo vas a pasar muy bien, porque España está en ebullición cultural y tiene un presente maravilloso y un gran futuro». A ese futuro se referiría Huerta, inmediatamente después.

«Somos cultura»

El breve discurso del nuevo ministro trató de expresar su idea de cultura: «Es lo que somos, lo que nos representa -dijo-: el traje que nos hemos puesto, la película que hemos visto , la música que nos ha acompañado en el taxi, el museo en el que hemos entrado, y la fiesta y el aplauso en el campo de deportes». Por todo ello, en su opinión, «somos consecuencia de un momento cultural, de la cultura de ayer, de la de hoy, y de la que quiero que tengamos mañana. La cultura no puede ser cosa de bandos, la cultura tiene que ser un orgullo de todos». A la hora de tratar de citar a todos aquellos a quienes quería enviar su mensaje -de ahí la relevancia de que no mencionase la tauromaquia - amplió esa idea de cultura a «todos los creadores y a los que consumen, de los que se esfuerzan en el deporte que son superhéroes y de los que van a verlos». Como se pudo apreciar, al deporte le hizo menciones elocuentes.

Adiós a la selección

Como consecuencia de ese afán por dejar claro que piensa apoyar el deporte aunque no lo practique, afirmó que quiso que su primer acto público fuera «acompañar a su Majestad el Rey a despedir a la selección nacional de fútbol» , que ayer partía hacia el mundial de Moscú. Pero inmediatamente aclaró: «También voy a apoyar a muchísimos deportes minoritarios, desde rugby a muchos más, femeninos y masculinos, pero hemos ido a despedir a la selección porque quería tener un gesto con ellos, que pasean la marca España por el mundo, y tienen muy buena imagen y muchas ganas, tal y como me han transmitido ».

Màxim Huerta besa a su madre, que asistió muy orgullosa al acto ABC

En algún momento se refirió a que ayer era «un día de emoción, de inseguridades y de vértigos» porque accede al cargo consciente de que conlleva «muchísima responsabilidad». Allí estaba su madre, acompañándole, a la que se acercó poco después. Entiende que es una oportunidad «de devolver a mi país buena parte de lo que la cultura me ha dado».

Y para terminar, citó a Malraux, ministro y escritor de Francia en 1959, al que quiso vincularse en estos momentos iniciales. «Malraux dijo que la cultura permitió a los españoles cultivar la capacidad de inventar. Y nosotros vamos a cultivar la cultura y las culturas diversas de este país».

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