Juan Gómez-Jurado - Diario de una pandemia

Día 56: un solomillo

«No saldrá como en el restaurante. Porque ahora todo es infinitamente más difícil»

Disfruto mucho, como cualquiera, comiéndome un solomillo en un restaurante. La carne poco hecha por dentro pero tostada y crujiente por fuera. ¿Puedo conseguirlo en casa? Tengo que comprar la pieza entera en el carnicero, cortarla, embolsarla al vacío. Congelarla. Acordarme de sacarla del congelador la noche antes. Poner la máquina de cocinado al vacío a calentar para que el agua alcance los 50,5 grados. Colocar la bolsa con la carne dentro del agua durante veintiún minutos exactos. Calentar, mientras tanto, la sartén de hierro para que alcance una temperatura de 350-400 grados. Sacar el solomillo de la bolsa, secarlo con papel de cocina, salpimentar, untar con aceite de oliva (nunca en la sartén), colocar la pieza en el hierro durante sesenta segundos por el primer lado y cincuenta por el segundo. Aun así, no saldrá como en el restaurante. Porque ahora todo es infinitamente más difícil. Y, sin embargo, no lo vemos. Así somos. Infantiles, malcriados, dispuestos a emplear el adjetivo «tercermundista» como si supiéramos lo que significa.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación