José Ramón Iturriaga

Su escala de valores

Miraba cómo sus colegas se dejaban llevar por las emociones y seguía su camino como si aquello no fuera con él

José Ramón Iturriaga

Son muchos los que, con mucho mejor conocimiento, están escribiendo hoy sobre David pero yo también quiero hacerlo. Poco puedo decir que no se haya dicho ya pero me niego a guardarme mis palabras, como tampoco hubiera hecho él. Le conocí en los intermedios de las tertulias de la radio cuando, en los peores momentos de la crisis, los periodistas generalistas se arremolinaban alrededor de los que nos dedicamos a esto de la economía y, con cara más o menos desencajada, nos preguntaban por el alcance de lo que tocara en ese momento -las subprime, la ruptura del euro o la prima de riesgo-.

David, nunca entraba en el juego, miraba cómo sus colegas se dejaban llevar por las emociones y seguía su camino como si aquello no fuera con él. Y acertaba. Esos problemas, como muchos otros, lo eran para el común de los mortales pero a él no le preocupaban, estaba por encima de ellos, eso sí, sin atisbo de soberbia o cinismo, al revés. Qué más da lo que pueda pasar con el sistema financiero mundial o con los depósitos de los bancos, su escala de valores era otra. Y quizá esa fuera la mejor medida de su manera de entender la vida y la lección pendiente para todos los que le conocimos. Estamos de paso, y él se aplicó en lo que se desprendía de sus columnas: no tomarse la vida ni demasiado en broma ni desde luego demasiado en serio. Gracias David.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación