ESPAÑA,CAMISA BLANCA

José María García: «Todos los medios de comunicación están en quiebra técnica»

El periodista dirigió y presentó «Supergarcía en la Hora Cero», creando un género del que muchos vivieron luego

El periodista José María García Ignacio Gil / Vídeo: José María García: «Un país es grande si tiene una prensa libre»
Salvador Sostres

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Con su voz he recuperado mi infancia. La perdí y la he vuelto a hallar.

Contribuí a distraer y a informar. Y fui rebelde con causa.

A veces a favor, a veces en contra, a veces a escondidas, pero le escuchábamos siempre.

Estoy en deuda con mis oyentes. Con los que les gustaba y con los que me odiaban pero también me escuchaban. Me marché en 2002. Han pasado 17 años. El otro día paseando por la plaza Mayor de Salamanca todo el mundo venía a abrazarme y a preguntarme cuándo volvería. Raúl del Pozo, que estaba conmigo, me dijo: «Sigues siendo el tío más popular de España».

Usted fue el primero que habló del fútbol como si fuera política.

Yo no quería ser periodista deportivo. Quería ser periodista. Y cuando llegué a «Pueblo», todavía durante la dictadura, con Emilio Romero de director y Jesús de la Serna de subdirector, me preguntaron qué quería hacer y dije que política. De la primera entrevista sólo pasaron la censura 7 de 17 preguntas y Jesús me sugirió que el tipo de periodismo que yo quería hacer sólo podía hacerse en la información municipal o la deportiva. Elegí la segunda porque era menos aburrida.

Mezclar fútbol y política.

El fútbol es lo más político que hay. Es una política sujeta a todo tipo de mentira y trampa. Pasa como en la política: no se exige ningún conocimiento para ser presidente del Gobierno ni de un club. Políticos y constructores hacen sus negocios en el palco.

Jesús Gil.

Le dio al fútbol más de lo que se llevó, pero a su manera, creyendo que la Ley era él. Y cometió el error de meterse en política, como Mario Conde.

Sobre los favores de Villarejo, Francisco Marco dice que Jesús Gil cayó cuando Aznar descubrió que era muy fuerte en Melilla.

Me llevé una tremenda decepción con Aznar. Erró nombrando portavoz a Miguel Ángel Rodríguez: le preguntabas la hora y te llamaba hijodeputa.

Antonio.

Antonio Herrero era libre, buscaba la verdad con apasionamiento. Lo primero que me dijeron de parte de Aznar es que tenía que prescindir de Antonio. Esto es Aznar. Un tipo prepotente, caprichoso y que siempre está enfadado. Nosotros éramos jóvenes, valientes y teníamos ganas de vivir.

MMF.

Y teníamos a un director culto, elegante, maravilloso. Manuel Martín Ferrand era el director total. Hoy no quedan directores y los periódicos los dirigen los consejeros delegados.

¿Por qué?

Porque salvo Mediaset y Atresmedia todos los medios de comunicación están en quiebra técnica. Un periódico que marcó una era como «El País» está dirigido por un banco.

¿Cuál es la solución?

Primero, personal. Yo era más feliz comiéndome un bocadillo de sardinas de pie que una lata de caviar arrodillado ante cualquier preboste.

Es difícil ser un héroe.

No es fácil. Hace un tiempo llamé a un antiguo colaborador mío, muy brillante. Tiene dos hijos y le pregunté si con lo que escribía podía mirarles a la cara. Y me respondió: «No, jefe, pero puedo darles de merendar».

Usted también sufrió.

Ramón Mendoza pagó un millón de pesetas a los ultras del Bernabéu para que quemaran una imagen del butano. Núñez me declaró persona non grata en el Camp Nou.

Un referente actual.

Me gusta mucho Carlos Alsina.

Rajoy.

No estoy de acuerdo con lo que ha hecho, pero es buena gente.

Casado.

Es un apéndice de Aznar.

Sánchez.

Discrepo, pero me admira su instinto de supervivencia.

Rivera.

Me encantaba, pero últimamente no le entiendo.

Nuevas elecciones.

Serían un palo para España. Me reconfortaron las declaraciones del Rey.

Marchena.

Me ha impresionado. Es la excepción que confirma la regla en una Justicia controlada por la política.

Con su marcha no sólo terminó un programa, sino una época.

Hoy no existe el periodismo de investigación. A lo sumo hay filtraciones de un partido contra otro. Raúl del Pozo me dijo, también en Salamanca, que yo me había hecho millonario con 20 palabrejas: chupóptero, abrazafarolas o lametraserillos. Lo difícil no fue decirlas, Raúl, fue demostrarlas.

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