Indignación judía por la subasta de reliquias nazis

El Consejo Central de los Judíos en Alemania tilda de «escandalosa y abyecta» la venta de efectos personales de Hitler, Goëring o Eva Braun

MADRID Actualizado: Guardar
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La subasta de efectos personales de Adolf Hitler, prevista para este viernes y sábado en Munich, ha indignado a la comunidad judía alemana. «Es escandaloso y abyecto», ha juzgado el presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Josef Schuster, citado por la agencia alemana DPA. «Por un lado algunos quieren hasta cuestionar la aparición de una edición comentada por investigadores del "Mein Kampf", por otro se puede hacer negocio sin restricciones con objetos de Hitler, de Göring y de Eva Braun», ha añadido.

La casa de subastas Hermann Historica organiza esta venta de efectos nazis que incluye desde calcetines y corbatas de Hitler al recipiente de bronce que contenía el vial de cianuro con el que Hermann Göring

se suicidó horas antes de su ejecución prevista en Núremberg el 15 de octubre de 1945 o los calzoncillos del creador de la terrible Gestapo.

Los objetos fueron reunidos por el estadounidense John K. Lattimer, fallecido en 2007, que fue médico militar en las tropas estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial y se ocupó de atender a los acusados nazis durante los juicios celebrados en Alemania al finalizar la contienda (de los que los de Nuremberg son los más conocidos), época de la que proviene la mayor parte de su colección.

En ella hay, por ejemplo, informes médicos de Hitler tras el atentado que sufrió el 20 de julio de 1944 y documentos con los datos recopilados por sus doctores y que fueron minuciosamente recogidos por los servicios de inteligencia militar de Estados Unidos.

Destaca también la casa de subastas por su «importancia histórica» unos pantalones del dictador, largos y negros, con los bolsillos reforzados con cuero para llevar pistola de forma disimulada, o trozos de las sogas que se utilizaron el 15 de octubre de 1946 para ejecutar a los principales criminales de guerra nazis en Núremberg.

La colección incluye asimismo transcripciones de las escuchas telefónicas secretas de las conversaciones entre los presos, un álbum de fotos de grandes diversiones y más de 330 instantáneas de documentos secretos que pertenecieron a Robert Kempner, adjunto al fiscal jefe durante los juicios de Núremberg, el estadounidense Robert Jackson.

«Este tipo de objetos deberían estar en museos o archivos, sin que se comerciara con ellos», sostiene Schuster.

El alcalde de Munich también ha compartido su indignación por la venta.

La casa de subastas, que solo da acceso al catálogo de la venta a los clientes que disponen de una clave de acceso en su web, ha asegurado en un comunicado que su objetivo «no es perturbar la paz social o herir sentimientos» y dice ser «totalmente consciente de la historia funesta alemana de 1933 a 1945».

«La colección ofrece a museos y coleccionistas la posibilidad de adquirir piezas de gran interés para documentar la historia del nacionalsocialismo y la Segunda Guerra Mundial», asegura Hermann Historica.

En abril de 2014 se suspendió en Francia una subasta de objetos nazis que pertenecieron a dos responsables del III Reich tras la intervención del ministro de Cultura frances. Las asociaciones judías habían protestado enérgicamente contra la venta.

La publicación en enero de una edición crítica de «Mein Kampf» por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial suscitó un vivo debate en Alemania. Algunos pedían la prohibición del libro escrito por Hitler, cuyos derechos ya son de dominio público.

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