Los historiadores, contra la ofensiva antihispánica en Estados Unidos: el problema no es Colón

Fray Junípero ha sido desterrado de la Universidad Stanford, el novohispano Juan de Oñate ha sido relegado a un tercer plano en Nuevo México y la estatua dedicada a Cristóbal Colón en Los Ángeles ha sido retirada recientemente por un concejal llamado Mitch O’Farrell, que califica al descubridor de «genocida». ABC consulta la opinión de historiadores y expertos en el pasado colonial de América sobre este fenómeno antihispánico

Pérez-Reverte cargó duramente contra el concejal Mitch O'Farrell: «Ésto lo firma un concejal descendiente de anglosajones, que no dejaron un solo indio vivo en Norteamérica»
César Cervera

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A principios del siglo XX, el historiador norteamericano Charles F. Lummis , gran defensor de los indios, aseguró en Los Ángeles que «la razón de que no hayamos hechos justicia a los exploradores españoles es sencillamente que hemos sido mal informados. Su Historia no tiene paralelo...». Superada la guerra de 1898, gran parte de EE.UU quería, como F. Lummis, reconciliarse con aquellos españoles que se abrieron paso por tierras hostiles y brotaron el mayor mestizaje de la historia.

Un siglo después, fray Junípero ha sido desterrado de la Universidad Stanford, el novohispano Juan de Oñate relegado a un tercer plano en Nuevo México y la estatua dedicada a Cristóbal Colón en Los Ángeles retirada recientemente por un concejal llamado Mitch O’Farrell, que califica al descubridor de «genocida». ABC quiere conocer la opinión de historiadores y expertos en el pasado colonial de América sobre lo que está pasando en EE.UU. y sobre el origen de este nuevo brote de mala información.

«Buscan cabezas de turco alternativas»

Jesús Torrecilla, profesor en UCLA

En palabras de Jesús Torrecilla, profesor de Literatura en UCLA, el origen de este revisionismo está en la búsqueda de cabezas de turco alternativas para celebrar la «diversidad del país sin atacar los fundamentos racistas de la identidad nacional de EE.UU.». «Se ha puesto énfasis en denunciar el racismo en los estados secesionistas del sur, derribando las estatuas de sus principales líderes en los últimos años. Ahora le toca el turno a la labor colonizadora de España, el otro gran villano contra el que se pueden tirar piedras sin que el edificio de Estados Unidos se resienta», explica Torrecilla. Este profesor universitario se pregunta si, usando los mismos argumentos que condenan a la figura de Colón, «¿deberíamos dejar también de celebrar el Día de Acción de Gracias porque el establecimiento de una colonia inglesa en Virginia fue el origen de uno de los mayores genocidios de la historia?».

«La celebración de la diversidad, tal y como se está llevando a cabo, no implica un propósito de autocrítica. Se celebra el espíritu americano como un ejemplo de tolerancia e inclusión, y se condena a los enemigos de ese espíritu (racistas del sur y genocidas españoles...), como los verdaderos culpables de los males que ha experimentado o experimenta el país. Esto no implica una actitud revisionista de su historia, siempre dolorosa, sino una reacción interesada e hipócrita frente a los nuevos retos que plantea el mundo actual», puntualiza.

«Es inconcebible que hablen de genocidio»

Enriqueta Vila, académica de la RAH

Para Enriqueta Vila, miembro de la Real Academia de Historia, lo que ocurre es difícil de explicar en «una sociedad [la estadounidense] que ha construido una epopeya de celuloide de su expansión hacia el Oeste arrasando a los pueblos y sociedades indígenas y los que quedaron viven aún en reservas. Es inconcebible. Creo que están mejor calladitos en el tema del genocidio y aprendiendo de sus vecinos de abajo, entre los cuales la población mestiza e india es mayoritaria después de tres siglos y medio de ocupación española».

«Lo que no entiendo es qué pinta Colón en ese movimiento californiano. Ni era español, ni supo encontrar el paso y llegar allí, y sus posibles desmanes solo los pudo cometer en las Antillas, donde los indios caníbales mataban a más indios taínos que los nuevos colonizadores que portaron, eso sí, virus de enfermedades a las que los indios no estaban inmunes», precisa Vila, quien recuerda que Colón, después de su tercer viaje, fue trasladado preso a España por la Corona acusado de mal gobierno.

«No se puede valorar una labor de siglos por un solo hombre»

Ricardo García Cárcel, catedrático

El historiador valenciano pide prudencia a la hora de delimitar si se trata de una campaña o si solo es el resurgir de «viejas opiniones desde la izquierda contra la labor colonizadora y conquistadora realizada por España». «Colón fue un “empresario” que explotó los recursos que tenía a su alcance de manera atentatoria contra lo que hoy llamamos derechos humanos, al menos si le juzgamos con criterios actuales. Pero de eso a llamarle genocida hay un mundo; es surrealista», precisa el historiador valenciano. Asimismo, este miembro de la Real Academia de la Historia elogia la forma en la que España colonizó el Nuevo Mundo buscando en «todo momento la integración y el mestizaje»: «No se puede valorar una labor que duró siglos en función de un solo hombre, entre otras cosas porque fue la propia Corona española la que penalizó la forma de proceder de Colón».

«La retirada no tiene que ver con Colón»

Henry Kamen, hispanista

El hispanista británico, que defiende que la llamada Leyenda Negra no existe, considera que la retirada de la estatua de Colón «es consecuencia de una creciente tendencia en la vida pública de EE.UU, de insistir más en las consecuencias negativas del “descubrimiento” de América en 1492». «La retirada es simbólica, no tiene nada que ver con Colón. Y, evidentemente, todavía menos con el papel de España. Los que han votado retirar la estatua están pensando igualmente en Inglaterra y en Francia», apunta Kamen, para quien no tiene ningún «sentido o justificación» llamar genocida al descubridor.

«Desde un punto de vista científico, ese concepto no tiene base ninguna. No hubo intención, por parte de los colonizadores, de eliminar la población indígena, así que la palabra es totalmente inadecuada, porque no se trata de matanzas sino que intervienen otros factores como epidemias».

«Es fácil insultar a figuras como Colón»

Felipe Fernández-Armesto, catedrático

Historiadores españoles y extranjeros coinciden en que la retirada de la estatua y el destierro de Junípero va más allá de nombres propios. Felipe Fernández-Armesto, catedrático en la Universidad de Londres, cree que la herencia hispánica es víctima del fuego cruzado entre dos Américas «que no dialogan y no se comprenden»: «Ni la América tradicional de herencia anglosajona, ni la América social, plural y posmoderna aprecian la contribución hispánica a EE.UU. Así que figuras como Colón y San Junípero son fáciles de insultar y desdeñar».

Fernández-Armesto, a su vez, califica de «injusticia» y fruto de la «ignorancia» reprochar a figuras históricas ser personas de su época que admitían, por ejemplo, la esclavitud o condenaban el paganismo». Así es el caso de Colón, «una mezcla de vicios y virtudes que quería esclavizar a los indios y no dudó en hacerles la guerra. Pero sus contribuciones a la historia del mundo son digno de conmemorarse. En democracias maduras, debemos aceptar toda nuestra historia», concluye el británico.

«Los niños aprenden que lo hispánico representa el mal»

Tomás Pérez Vejo, historiador

Un español que ve la polémica desde México, el profesor Tomás Pérez Vejo, cree que hay un camino muy largo para revertir la Leyenda Negra y convencer a las dos Américas de lo importante de su sangre hispánica. «Sobre la que se enseña en Estados Unidos poco se puede hacer. Su historia se inscribe en un relato en el que lo anglosajón representa el progreso y el bien de la humanidad y lo hispánico, el mal. Los niños aprenden en la escuela que los que llegan con Colón son conquistadores y que los que lo hacen en el Mayflower son pacíficos colonos», apunta este profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.

Bajo su visión, el auténtico problema es que la historia que se enseña en los diferentes países hispanoamericanos tampoco es demasiado diferente:«El componente victimista es un importante cemento de identidad para muchos hijos de la conquista».

«Hay que reconstruir el edificio hispánico»

Borja Cardelús, presidente de la Fundación Civilización Hispánica

Al respecto de si Colón y España tiene quién la defienda en EE.UU, Borja Cardelús, presidente de la Fundación Civilización Hispánica, recuerda que en Iberoamérica «hay muchas personas que defienden a Colón y la obra española. Son los que están bien informados, los que han leídos y han accedido a la verdad con mayúsculas, que es lo que debe buscarse. Es intención de la fundación que presido movilizar a todas esas personas en la labor común de reconstruir el edificio de la comunidad hispánica, desmoronado a causa de la insidiosa Leyenda Negra».

El mundo hispánico debe defender su cultura, en opinión de Cardelús, haciendo uso de medios que lleguen al público de forma masiva: «A través del cine, la televisión, las exposiciones, las redes sociales, que es justamente lo que han hecho otras naciones con su imagen, como Francia o Inglaterra, cultivadores eximios de su historia».

«EE.UU. se configuró en torno al expolio masivo»

Francisco M. Hoyos, historiador

Otro factor a tener en cuenta en la ecuación americana es la creciente influencia del movimiento indigenista en los actuales EE.UU. «Vivimos en tiempos de recuperación de la Memoria. No es extraño que, después de un largo silencio, se denuncien los crímenes que sufrieron los pueblos indígenas. De hecho, el país se configuró a partir de un expolio masivo, tantas veces mitificado como fue “la conquista del Oeste”», explica Francisco Martínez Hoyos, autor de «La historia del indigenismo».

Este doctor en Historia aclara que lo sucedido no es una demostración de hispanofobia: «También se ha solicitado la retirada de estatuas de personajes norteamericanos como el general Custer o Andrew Jackson. Este último hizo expulsar de sus tierras a los indios cherokee y creek. Nos encontramos ante una lucha por la memoria histórica. Los indígenas tienen la suya, que no coincide con la de los italoamericanos, que ven en Cristóbal Colón a un héroe que refuerza su identidad de grupo».

«Colón no necesita un abogado»

Carmen M. Rubio, historiadora

Carmen Martín Rubio, autora de «Francisco Pizarro: el hombre desconocido» (Ediciones Nobel), pone énfasis en que, dada la importancia histórica de la empresa iniciada por Cristóbal Colón, «no necesita ningún abogado. Su descubrimiento llevó consigo la aparición de un mundo nuevo y moderno, tanto en Europa como en la recién descubierta América, en el que surgieron nuevas nacionalidades, se mejoró la alimentación de las gentes por el intercambio de productos y, además, fue básico para que se iniciaran viajes de exploraciones geográficas para un un mayor conocimiento de nuestro planeta Tierra».

Esta historiadora recuerda, además, que, cuando los colonos comenzaron a someter a los indígenas a fuertes trabajos, «Colón legisló una serie de ordenanzas para protegerlos, aunque, ciertamente, en aquellos territorios, a lo largo del siglo XVI, se produjo una gran mortandad, tanto entre los aborígenes como en los españoles, pero no se puede obviar que fue propiciada por enfermedades: las gripes que contagiaban los cerdos, la principal despensa de los conquistadores, la viruela, el sarampión, etc.».

«Es un intento por quitar importancia al mundo hispano»

Javier Santamarta del Pozo, politólogo

El politógo experto en ayuda humanitaria y autor del libro «Siempre tuvimos héroes» achaca a la ignorancia la actitud hostil contra personajes claves de la historia como Colón o fray Junípero. «Detrás hay un intento geopolítico para quitar importancia a todo lo que representa lo hispano, habida cuenta de lo pujante del idioma español en Estados Unidos, con decenas de millones de hispanohablantes. Es un revisionismo que cuesta mucho pensar que solo venga por falta de conocimiento, puesto que la mala fe tiene un buen aliado con esa ignorancia y ese reverdecer de la Leyenda Negra».

En este sentido, Santamarta reivindica las grandes aportaciones españolas a Norteamérica, empezando por el conocimiento de aquel territorio, «explorándolo siglos antes que otros europeos y creando caminos que serían usados por los que se llamarían “pioneros” en los siglos venideros, cuando España ya lo había sido». «Hay hitos fundamentales como fue el descubrimiento de la Florida en 1513. Aparte de los establecimientos de ciudades como San Francisco o El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula, más conocida como Los Ángeles, y donde se retiró la estatua de Colón, desconociendo que en su fundación estuvieron indígenas, mestizos, mulatos», añade.

«Es una moda hipócrita y frívola»

Fernando García de Cortázar, catedrático y director de la Fundación Vocento

Como en la caso de Junípero, el director de la Fundación Vocento culpa de la campaña desatada ahora contra Colón a «un indigenismo de salón ante el que han sucumbido no pocos políticos y centros universitarios, una moda frívola y bastante hipócrita que se agota en la denuncia mecánica de Occidente, y en el caso de América, en la conquista y colonización española». Algo que no deja de ser especialmente injusto dado que la española fue «la única nación que reveló interés por resolver el problema del trato a los indígenas, con unos escrúpulos de conciencia que todavía hoy, tras siglos de lucha por los derechos humanos, son infrecuentes».

«No podemos olvidar que cuando las carabelas de Colón arribaron a las playas americanas atravesaron una especie de túnel del tiempo, poniendo en contacto dos continentes que habían evolucionado por separado; creencias, alimentación, tabúes morales… todo era distinto. La hazaña de Colón dio paso a una gran epopeya, compasiva a veces, sangrienta otras. La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego. La gloria y la abyección fueron igualmente notorias en aquella hazaña. Pero sólo quien ignore la complejidad de la naturaleza humana puede escandalizarse de estas ambigüedades y contradicciones».

«Colón no quería aniquilar a la población»

Iván Vélez, autor de «Sobre la Leyenda Negra» y «El mito de Cortés»

Entre las muchas aportaciones de España a Norteamérica, Iván Vélez, autor de los libros «Sobre la Leyenda Negra» y «El mito de Cortés», destaca «las instituciones –universidades, hospitales, catedrales, ayuntamientos- propias de un imperio generador que, a diferencia del impulsado por los ingleses, permitió la conservación de los naturales. Mientras los anglosajones dejaron una pradera desnuda, los hispanos construyeron cientos de ciudades pobladas por mestizos».

El hecho de que Colón trajera esclavos demuestra, según el divulgador y arquitecto, «que no tenía intención de aniquilar a la población nativa» y lo infundado de llamar genocida al descubridor. «Cada individuo, cada “pieza”, eufemismo muy común en la época, podía alcanzar un alto valor en un mercado floreciente, en el que destacaban las factorías genovesas».

«El primer paso debería darlo el mundo académico»

Rafael Rodrigo Fernández, doctor en historia y administrador de «El Gran Capitán. Historia Militar»

Al respecto de qué pueden hacer los españoles para revertir la Leyenda Negra, Rafael Rodrigo Fernández cree que hoy en día existen «muchos frentes en donde poder trabajar para rebatir la propaganda antiespañola, la cual tuvo su razón de ser hasta el siglo XIX, al ser España el Imperio a batir, pero que desde entonces se ha mantenido más por los propios españoles que por sus antiguos rivales». «Tenemos que divulgar a través de todos los medios posibles la realidad de la historia y el pasado de España. El primer paso debería darlo el mundo académico, cosa que me consta que está sucediendo mediante diversos proyectos, el último un documental del Instituto CEU de Estudios Históricos sobre los Tercios españoles, dirigido por Luis Togores. Sin embargo, luego nos encontramos con la realidad institucional, donde el propio Instituto Cervantes de Londres y la embajada Española colaboraban, parece ser que al final debieron pensarlo mejor, en unas jornadas sobre la (in)tolerancia de la Monarquía Hispánica. Cabría preguntarse si algo así podría suceder si hablásemos sobre la persecución religiosa en Inglaterra y las jornadas se celebrasen en Madrid con patrocinio británico».

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