Raros y malditos

El hereje del psicoanálisis

Fue el discípulo favorito de Freud, pero rompió con él a causa de sus divergencias. Inventó un acumulador de orgón, la sustancia del impulso sexual. De ideología comunista, se exilió a EE.UU. durante el nazismo y sus libros fueron prohibidos. Intentó convencer a Einstein de la validez de sus investigaciones

Pedro García Cuartango

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El 13 de enero de 1941 el psicoanalista Wilhelm Reich fue a visitar a Albert Einstein, que le recibió en su despacho de Princeto. Reich le pidió que evaluara la máquina que había inventado, un acumulador de orgón, la fuente de energía que alimenta el impulso sexual, presente en todos los seres vivos y en la Naturaleza. Era una caja de madera, revestida de acero galvanizado, en la que, según la teoría de Reich, se producía una elevación de temperatura a causa de la presencia del orgón, que era de color azul. Einstein no pudo determinar la validez del invento y prefirió no pronunciarse a pesar de las presiones del psicoanalista.

Exiliado en EE.UU. tras huir del nazismo, Reich creó el Instituto del Orgón y una editorial para difundir su obra. Empezó a fabricar su acumulador de orgón, pero en 1947 tuvo que enfrentarse a una denuncia por estafa. Fue condenado a dos años de prisión por violar la prohibición de la Agencia de Salud de vender esta máquina. En la sentencia, se ordenaba destruir su laboratorio y toda la documentación de sus trabajos por considerar que era «un engaño delirante». Murió en la cárcel en 1957 cuando se disponía a pedir su libertad condicional. Reich había nacido en 1897 en el seno de una familia judía en Dobrzanica, una localidad de Ucrania que entonces pertenecía al Imperio Austrohúngaro. Estudió medicina en Viena, donde quedó fascinado por la obra de Sigmund Freud. Rápidamente se convirtió en su discípulo predilecto. El padre del psicoanálisis llegó a afirmar que era un alumno brillante, el mejor que había tenido.

Pero pronto surgieron importantes diferencias entre ambos. Reich cuestionaba la concepción de su maestro de que el psicoanálisis tenía que aflorar la represión del paciente para que pudiera asumir el principio de realidad. Para el joven doctor, esta tarea debía ir acompañada de una acción sobre el cuerpo, que consistía básicamente en el desbloqueo muscular producido por las neurosis. Reich afirmó entonces que «la salud mental de una persona se puede medir por su potencial orgásmico», lo que era una anatema para Freud. Esa tesis la desarrolló en libros como «La revolución sexual», convertido en manifiesto de la izquierda radical.

A finales de los años 20, Reich se hizo militante del Partido Comunista de Austria y entabló contacto con León Trotsky, sumándose a sus ideas políticas. Mantenía que el comunismo sólo podía materializarse si iba acompañado de una liberación sexual que cuestionara la moral de la sociedad burguesa. Fue en esa época cuando creó una organización llamada Sexpol, de orientación comunista, cuya finalidad era promover la libertad sexual entre la clase obrera. Su iniciativa tuvo un gran éxito, que se acrecentó tras la publicación de un libro titulado «La lucha sexual de los jóvenes» (1932). Entonces fue expulsado del Partido Comunista y de la Sociedad Psicoanalítica Internacional por sus conceptos heterodoxos. Reich vivía en Berlín en 1933 cuando los nazis llegaron al poder. Sus libros fueron prohibidos en Alemania y no le quedó otro remedio que exiliarse a Noruega durante cuatro años. En 1939, se instaló en EE.UU., donde desarrolló la teoría del orgón hasta su fallecimiento. Sesenta años después de su muerte en un penal de Pennsylvania, hay quien le considera una persona sin escrúpulos que no dudó en estafar a cientos de crédulos mientras que otros creen que fue un genio del psicoanálisis y una víctima del conservadurismo americano. Su mito sigue vivo.

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