Hallan otras dos anclas del siglo XVI en el lugar en que Hernán Cortés hundió sus barcos

Los arqueólogos encontraron otra ancla similar en 2018 con restos de madera cortados en el Cantábrico poco antes de 1530, según los estudios

Roberto Junco procede a la medición de una de las anclas halladas este año SAS/INAH
Jesús García Calero

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Llevan dos años investigando el fondo marino frente a la costa de la Villa Rica de Veracruz (México) . Son arqueólogos mexicanos y norteamericanos, que acaban de hallar dos nuevas anclas del siglo XVI a menos de 300 metros de donde en 2018 apareció una primera pieza de grandes dimensiones y con restos de madera que fueron analizados. Los resultados de aquellos análisis fueron prometedores: madera de roble del Cantábrico que estuvo vivo en la segunda mitad del siglo XV, es decir, cortada entre 1450 y 1530.

Los nuevos hallazgos son aún de mayores dimensiones que el ancla de 2018 y estaban a menos de 15 metros de profundidad y bajo un metro y medio de sedimento , que los arqueólogos tuvieron que retirar cuidadosamente. Son tres nuevas pistas que nos llevan directamente a los sucesos de julio de 1519, cuando Cortés reprimió un intento de motín y terminó hundiendo sus barcos para quitar a sus hombres la idea de regresar a Cuba, de volver a casa. Y se adentraron en territorio de los mexicas. Y cambiaron la historia de la humanidad, con alianzas y conquistas de una complejidad que nos empeñamos en reducir a torpes clichés.

[ Lea aquí cómo Hernán Cortés ordenó hundir sus barcos y los detalles del hallazgo del primer ancla ]

Cortés obró con gran inteligencia. Todo ocurrió allí, en una costa que apenas ha variado desde entonces. Los restos de aquellas naves son las evidencias del primer contacto en un momento fundamental de la historia que compartimos mexicanos y españoles. Demuestran las bondades de aquel fondeadero que protegía del viento a las primeras naves occidentales que llegaban a aquellas costas.

Las anclas halladas en la campaña de 2019 son también de hierro y por su morfología cabe datarlas en el siglo XVI igualmente . Además hay que destacar que comparten una misma orientación hacia el suroeste, lo que indicaría también una «lógica portuaria». Como ya han realizado el mapa magnético de la zona, varios kilómetros cuadrados, en próximas campañas irán investigando el resto de marcas o «anomalías» magnéticas que podrían revelar la posición de más anclas, de pernos con trozos de madera de aquellos barcos en los que unos quinientos españoles arribaron a las costas de lo que sería pronto Nueva España.

«No está claro si las tres anclas pertenecen a un mismo momento histórico, pero su alineación al suroeste coincide con la lógica de la Villa Rica como un puerto que protege a los barcos de los vientos del norte y el noroeste», precisa Roberto Junco, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH.

Los arqueólogos retirando el sedimento, 1,5 metros, que cubre las anclas SAS/INAH

Paradójicamente, el Ministerio de Cultura de España no ha mostrado en estos dos años intención de participar oficialmente en un proyecto de investigación sobre un momento central de nuestra historia en América, aunque Junco invitó al arqueólogo español Iván Negueruela, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua) el pasado verano para compartir unos días de campaña.

«Un evento seminal en la historia humana»

Para los investigadores ya es valioso en sí, saber que siguen la ruta correcta para poder ubicar pecios vinculados con la llegada de los europeos a Mesoamérica, de los cuales se conoce poco arqueológicamente.

«La Conquista de México fue un evento seminal en la historia humana , y estos naufragios, si podemos encontrarlos, serán símbolos de la colisión cultural que llevó a lo que hoy es Occidente, geopolítica y socialmente hablando», refiere Frederick Hanselmann , investigador de la Universidad de Miami.

Hasta ahora, el equipo internacional coincide en que Cortés «dio al través», es decir, barrenó sus naves para forzar a los miembros disidentes de su ejército, quienes buscaban regresar a Cuba , a marchar tierra adentro con rumbo a México-Tenochtitlan.

El arqueólogo subacuático mexicano Roberto Junco codirige el proyecto junto con sus colegas Christopher Horrell, Melanie Damour y Frederick Hanselmann. Según declaraciones de Junco, las dos nuevas anclas fueron registradas 300 metros al norte de la hallada previamente , y son más grandes que aquella, que medía 2 metros de largo y 66 centímetros entre las puntas de sus brazos.

De las recién halladas, la mayor mide 3.68 metros de largo y tiene una anchura de 1.55 metros entre sus puntas, mientras que la otra mide 2.60 de largo por 1.43 metros de un extremo al otro de sus brazos.

Los arqueólogos limpiando el sedimento donde los magnetómetros revelaron la posible presencia de un ancla SAS/INAH

A diferencia de lo ocurrido en 2018, las anclas de este año no conservaron su cepo de madera, por lo que será imposible repetir la datación del 2018. Sí conservan, sin embargo, sus lengüetas, un par de protuberancias sobre la caña , a la altura en la que se ajustaba el cepo, que corren paralelas a cada brazo; rasgo típico de la manufactura de las anclas del siglo XVI.

«Hasta después de ese siglo no se ven las lengüetas perpendiculares en vez de paralelas a los brazos del ancla», explica Christopher Horrell , académico del Meadows Center for Water and the Environment de la Universidad del Estado de Texas, y miembro de la organización Submerged Archaeological Conservancy International (SACI).

Para todos ellos es muy pronto para hablar de si las anclas pertenecen a los navíos de Hernán Cortés, toda vez que, apuntan, después de 1519 y hasta entrado el siglo XIX, la Villa Rica de la Veracruz —el segundo ayuntamiento español de América continental— se convirtió en un puerto muy activo para la navegación.

Nueva técnica con magnetómetros

Gracias a una suma de esfuerzos, el proyecto ha fortalecido sus capacidades. Un ejemplo es el de la firma Marine Magnetics, cuyos técnicos, además de desarrollar un magnetómetro portátil ex profeso para el trabajo en la Villa Rica, también se trasladaron de Canadá a Veracruz para colaborar con los arqueólogos y facilitarles equipo, software y metodologías de campo .

Imagen cenital de los magnetómetros arrastrados por el barco de investigación SAS/INAH

Así, se pasó al empleo en simultáneo de dos magnetómetros en agua , el citado dispositivo portátil y un magnetómetro adicional, el cual contrastó sus mediciones con las del resto de los equipos y el campo magnético del área, restando con ello ‘ruido’ a las lecturas de los magnetómetros que fueron arrastrados por una embarcación .

Ello permitió a los expertos afinar su búsqueda de ‘anomalías’ (que es como nombra a los lugares con elementos ferrosos detectados) y volver sobre los puntos que habían divisado en 2018, lo que derivó en el hallazgo de las dos anclas ; ubicadas entre 10 y 15 metros de profundidad, y a un promedio de 1 y 1.5 metros bajo del sedimento marino.

Conservación «in situ»

Ambas poseen un buen estado de conservación, gracias al mismo sedimento que las resguardó por cinco siglos . Por esta razón, y una vez completado su registro, medición y documentación para fotogrametría, fueron cubiertas de nuevo para su mejor resguardo in situ , medida apegada a los protocolos arqueológicos más exigentes que prevén extraer las piezas arqueológicas solo cuando puedan conservarse y tengan interés museístico.

Junco y Horrell adelantan que, en la siguiente temporada, el grupo se concentrará en otras 15 anomalías que mostraron tener un gran potencial y posibilidades de corresponder también con anclas, pues siguen la misma alineación que los tres vestigios históricos localizados hasta ahora.

«Si lo son, se reafirmaría la hipótesis de que estamos ante el puerto de lo que fue la Villa Rica en su breve duración, o la otra suposición, que hemos localizado el punto donde se hundió la flota de Cortés y podríamos empezar a armar el rompecabezas de dónde buscar otro tipo de objetos como son los cascos de madera ».

Junco destacó su agradecimiento por la presencia de especialistas de otras naciones, como el citado Iván Negueruela, director del Museo de Arqueología Subacuática (ARQUA) de España, y la arqueóloga subacuática iraní, Shadi Kalantar.

Además de la SAS y otras áreas del INAH, el proyecto Arqueología Subacuática en la Villa Rica suma voluntades como la de la , dirigida por el maestro Sergio Vela, apoyó generosamente al proyecto; la Asociación Mexicana para la Protección del Patrimonio Cultural Sumergido, la cual donó tanques de buceo a la SAS; y las de empresas como Aquadive, Marine Magnetics, YETI Coolers, Hypack y Diver’s Alert Network.

Los expertos concluyen resaltando también el apoyo de las comunidades cercanas al área de exploración , las cuales se han sumado al rescate, la protección y la investigación de su patrimonio cultural.

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