En su formación, los buzos del GEAS incluyen la inspección de pecios bajo el agua
En su formación, los buzos del GEAS incluyen la inspección de pecios bajo el agua - ABC

La Guardia Civil protege el patrimonio subacuático por tierra, mar y aire

Acompañamos al Servicio Marítimo y al Grupo de Patrimonio en la inspección de las zonas arqueológicas de Málaga

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Un helicóptero despega de la base sevillana de El Copero a las 11 de la mañana. La comandante Susana Espinosa y el alférez Angulo, de la Guardia Civil, elevan la nave sobre el Guadalquivir. A vista de pájaro, nos asomamos a la capital andaluza, entre la piedra oscura de la catedral y la blancura del puente del Alamillo. Desde más de 200 metros de altura, cualquier preocupación parece pequeña, pero la perspectiva ayuda a percibir otras distancias.

Desde aquí, desde este gran puerto fluvial, partieron durante siglos las naves que comerciaban con América. Serpentearon hacia el mar y muchas no regresaron, presa de tormentas o batallas. El estudio de sus restos diseminados por los mares del mundo es fundamental para terminar de comprender aquel tiempo.

Sin embargo, muchos galeones transportaban tesoros, y por eso están amenazados. Delincuentes y aventureros, cazatesoros de todo tipo, desde un buceador sin escrúpulos a la gran empresa que cotiza en bolsa, como fue el caso Odyssey en 2007, quieren sacar beneficios de ese registro histórico.

En España hemos aprendido la dura lección del expolio y hace muchos años hemos confiado la protección del patrimonio a la Guardia Civil. Una de sus lanchas, de 17 metros de eslora, se jugó el tipo con el barco de Odyssey, de 76 metros, cerca del Peñón. Ellos fueron quienes vigilaron sin descanso y armaron de pruebas el sumario contra los cazatesoros en la Línea de la Concepción. Y hoy en día, tras muchas lecciones aprendidas, el servicio se ha coordinado de un modo único y puntero en todo el mundo, que utiliza la más alta tecnología, de lo que vamos a ser testigos.

Línea estratégica

Todo responde, como nos explican, a que en 2012 el Gobierno marcó la protección de la cultura como línea estratégica. Fruto del convenio entre los ministerios de Cultura e Interior es también la inspección en la que participa el director general de Bellas Artes, Miguel Ángel Recio.

El helicóptero BK 117 sobrevuela la primera ciudad romana de la península, Itálica, fundada por Escipión el Africano. Giramos sobre el enorme anfiteatro y contemplamos los restos que han sobrevivido dos milenios. Pisamos los mismos caminos, nuestras autovías son hijas de sus calzadas, seguimos las mismas rutas costeras. La cultura se muestra siempre en capas superpuestas. Un poco más allá –a 200 kilómetros por hora– volamos sobre las marismas en las que se rodó en 2013 la película «La isla mínima».

Hoy mantiene también a raya a los delincuentes contra el patrimonio. «No hay semana en la que no visitemos las localizaciones de pecios», nos dice con seriedad. Isabella, Mármoles, Mezquitillas, son nombres que aparecen en la pantalla del «plotter» de la lancha y hacia los que el capitán Corrales pone rumbo, dejando una larga estela.

Cuando nos alejamos de la costa, aparecen varios grupos de delfines, que acompañan a los agentes en este tramo. Los alegres saltos y el juego de los cetáceos con las olas que extiende la lancha en un mar en calma despejan durante un segundo la seriedad de todos los rostros, iluminados por amplias sonrisas. El duro mar de los naufragios y los pecios también da tregua a veces.

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