González-Trevijano: «Ya no hay pintores de primera que cultiven motivos religiosos»

El magistrado del Tribunal Constitucional aborda la iconografía religiosa en su nuevo libro, «El dedo de Dios. La mano del hombre. El poder visual de las imágenes en cristiano»

González-Trevijano, con sus acompañantes en la presentación de su libro Ángel de Antonio

Manuel Garrido Agudiez

A Pedro González-Trevijano (Madrid, 1958), catedrático de Derecho Constitucional y magistrado del Tribunal Constitucional desde 2013, nunca se le ha aparecido Dios. Ni falta que hace. Le basta con la iconografía histórica de la pintura religiosa. Dice que «al margen de la fe, el arte es la mejor manera de acercarse a los misterios de Dios». «El dedo de Dios. La mano del hombre. El poder visual de las imágenes en cristiano» (Galaxia Gutenberg), su nuevo libro, que presentó ayer en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación , es la secuela que le dejó su ya vencida manía de fijarse solo en los dedos de Dios en los cuadros de pintores religiosos como Miguel Ángel o Murillo.

A González-Trevijano no le da vértigo acercarse a Dios, al menos de la forma en la que él lo hace. «Este no es un libro que se acerca al fenómeno religioso, no es un libro teológico. Es un libro de carácter artístico ». Para recrear el objeto del libro, «cómo se han pintado los dedos de Dios padre, Dios niño y Dios hijo a lo largo de la historia», sí ha tenido que echar mano de sus conocimientos religiosos. Dicho queda.

El dedo de Dios , para el catedrático, tiene una doble lectura en la pintura religiosa. Están los dedos mayores, «aquellos que despliegan un valor iconográfico simbólico importante». Un ejemplo, «La creación de Adán», de Miguel Ángel , en la que el dedo índice de la mano derecha de Dios «hace saltar la chispa de la vida en la mano izquierda del hombre». Y los menores, «que no lo son porque el pintor sea menor o el cuadro sea malo, sino porque no tienen ningún papel o su papel es irrelevante».

Neurosis por el arte

Esta pulsión, que roza «la neurosis», por analizar al detalle esa parte del cuerpo de Dios en la iconografía artística le sobrevino al hilo de la lectura de libros de historia del arte . «Un día empecé a fijarme de forma accidental y un poco paranoica». Desde entonces, en sus visitas al Museo del Prado no ha dejado de apuntar en un pequeño cuadernillo aquellos dedos que le llamaban la atención, «o bien porque estuviesen bien pintados, o bien porque expresaran dolor, templanza, generosidad». Costumbre que le perseguirá «de por vida».

Preguntado por el peso actual de la religión en el arte, González-Trevijano lamenta la pérdida paulatina del interés de los artistas cotemporáneos por la iconografía religiosa. «Hoy ya no hay pintores de primera línea que se dediquen a motivos religiosos». Las causas: «el proceso de secularización, el indiferentismo religioso o el ateísmo, junto con la aparición de los movimientos de vanguardias». Atrás quedaron los tiempos de la hegemonía religiosa en el arte.

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